Esta noche *•.¸☆*・🌙

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Nuestra relación era hermosa, la mejor me atrevía a decir. Oliver siempre fue el hombre de mis sueños, y me enamoraba cada día más, todos nos envidiaban porque nosotros no teníamos problemas en decir que nos amabamos o demostrar nuestro cariño en público.

Oliver una vez se subió a una mesa de la cafetería de la preparatoria y, llamando la atención de todos, gritó que yo era el chico que robó su corazón y sus ojos, y que no tenía por que ocultar sus sentimientos hacía mi.

Y digo con orgullo que fue la mejor declaración de amor. Cliché, pero yo sabía que a Oliver le fascinaban las cosas cursis y de telenovela.

Esa fue una de las cosas que más me enamoró de él. (Sin contar su brillante sonrisa y aquellos poemas que me escribiá en fechas importantes.)

Oliver siempre hacía todo especial… Él me hacía sentir especial, amado, deseado. Yo era todo para él y él era todo para mí. Siempre me lo recordaba por las noches cuando me hacía el amor y se encargaba de proclamar suya cada parte de mi cuerpo.

Él era genial, era muy extrovertido y se empeñaba en hacerme reír cada vez que yo tenía un día triste.

Pero…

Últimamente él era el que causaba mi tristeza.

No se porqué, no se cuándo, pero después de dos hermosos años de relación empezó a marchitarse sin que yo pudiera detenerlo.

Oliver ya no me decía a diario que me amaba, ni me hacía sentir lo más importante de su mundo. Ya no solíamos tener citas, ni siquiera besarnos tanto. Él se alejaba cada vez más sin darme razones, pero nunca planteaba la posibilidad de terminar nuestra relación. Me miraba al espejo y me preguntaba por que el ya no me quería tocar como antes. ¿Yo le empezaba a parecer feo? ¿Ya no me amaba?

La última idea hizo que soltará un suspiro pesado y mis ojos se cristalizaran. Me senté en la cama y cubrí mi boca para no gritar de lo enfadado que me sentía conmigo mismo y con él por no querer darme las explicaciones que yo me merecía.

Mi celular sonó a mi lado y me sequé las lágrimas tomándolo entre mis manos.

Mi corazón se aceleró traicionero, y no pude evitar contestar la llamada, posando el celular en mi oreja suavemente para oír su dulce y grave voz

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Mi corazón se aceleró traicionero, y no pude evitar contestar la llamada, posando el celular en mi oreja suavemente para oír su dulce y grave voz.

- ¿Amor? -Cuestioné intentando no hipar mientras hablaba.

- Andrew -susurró algo débil. Ya no era ese "Buenos tardes mi White Rabitt."- Me preguntaba si podíamos salir…

- Estoy estudiando…-mentí, por alguna razón.- ¿Porqué?

- Quiero que salgamos esta noche -dijo sin emoción- Debemos hablar.

El aliento se me fue y sólo pude cerrar los ojos y respirar.

- Okay

- Okay… Adiós… -pudé oír la duda en su voz- Te quiero.

- Yo también.

Don't Love me? •‖Sysack‖•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora