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Día 7-Apocalipsis zombie

Fue un honor participar en la RusMexWeek. Lo disfruté mucho, tanto haciendo como leyendo y viendo el arte de otras autoras y artistas.

Estoy muy feliz, espero lo disfruten 💖💖

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7-Apocalipsis zombie

Todo había empezado de pronto.

Un día estaban de lo más normal haciendo cosas cotidianas como hacer las compras o sacar a pasear al perro, cuando de un momento a otro en todos los países se interrumpió la transmisión televisiva del momento para reportar con alarma que se había desatado una sorpresiva pandemia en todas partes del mundo que se expandía rápidamente. Inmediatamente se desató el caos, tan abrupto que en ese instante nadie se detuvo a pensar cómo era posible que algo así pasará al mismo tiempo en cada rincón del planeta.

ONU y otras organizaciones llamaron a cada Country, perteneciera a la organización o no, para un rápido reporte de daños. Pensaron que, por ser representaciones humanas de sus países, no se verían afectados por el patógeno, o lo que fuere, que estaba causando la oleada masiva de infectados. Oh, que equivocados estaban; alguien rápidamente declaró que se trataban de zombies, que debían buscar la cura de forma inmediata y rescatar a los sobrevivientes, otros no estuvieron de acuerdo con la medida y se inició una discusión encarnizada que tuvo lugar hasta que ONU llamó al orden para ordenarles que regresaran a su país a rescatar a los sobrevivientes.

Algunos decidieron reunirse luego de dejar todo en orden y fue cuando se dieron cuenta. El primero en caer, al parecer, fue un Country de África central del que no se supo hasta que era ya muy tarde. Pronto cayeron en cuenta que estando el Country afectado todo el país perecía con ellos en una vorágine de hambre sin sentido. Así, en cuestión de semanas la vida en el planeta casi se extinguió.

­­—Cariño, conseguí algo para comer —México, uno de los pocos Country sobrevivientes, entra en el refugio que había acomodado a sus necesidades en un abandonado almacén. Había perdido todo contacto con el resto del mundo tras volver a su país por órdenes expresas de la ONU y únicamente había visto a alguno de sus hermanos cuando desesperadamente buscaban refugio para su gente.

Desconoce si estos sucumbieron a la infección o no, pero se aseguró de que su refugio fuera impenetrable.

—Es más que la última vez, pero debemos racionar hasta que pueda salir de nuevo —dice alegremente dejando su premio sobre la improvisada mesa. La había robado de una tienda hace ya unos meses cuando había ido para buscar alimentos enlatados, baterías y linternas.

Busca el gran cuchillo de carnicero que tenía guardado aparte del resto de armas que utilizaba para abrirse paso entre los infectados cuando lo necesitaba, para empezar a cortar la carne sin cuidado alguno de salpicarse de sangre. Al terminar empaca grandes pedazos en bolsas plásticas que luego cierra al vacío con una aspiradora manual y mete las bolsas en una pequeña nevera llena de hielo seco que le había servido para preservar las cosas frescas. Lo que no terminó en bolsas lo pone en un plato y se acerca hacia su pareja sonriéndole con cariño.

—Aquí está, espero lo disfrutes Chikistrikis —dice alegremente dejando el plato a su alcance sentándose a su lado.

Su mano se alza para acariciar la mejilla de Rusia, su pareja, que gruñe tomando la carne aún cruda y sangrante dándole grandes mordiscos donde sus dedos sufren un poco de daño en el proceso. México al ver como sus dientes rozaban cada vez más sus manos lo detiene ignorando el gruñido y la mirada perdida en los ojos blanquecinos de su novio.

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