Capítulo 4: Champaña

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Podía sentir la respiración de una mujer en mi cuello y las manos de otra en mi entrepierna, no podía aguantar más. Me di la vuelta bruscamente y tome del cuello a Tokio quien me miró sorprendida.

—Creo que ambas también deben lavarse.

Con mi otra mano ayudé a levantar a Kioto y las senté a ambas al orillo de la tina, abrí sus piernas dejándome ver sus vaginas aún cubiertas por la ropa interior. Empecé a caminar lentamente hacia ellas tomando la manguera con mis manos y empezando a mojarlas por completo, Kioto me miró sonriendo y empezó a quitarse el sostén, podía ver sus senos, esas grandes tetas con unos pezones perfectos al medio por los cuales se deslizaban las gotas de agua. A su lado estaba Tokio, la cual me deslumbraba con su piel blanca y esos pechos tan pequeños y magníficos que hacían juego con sus pezones rosados. Ambas estaban allí pidiéndome con sus gestos que las hiciera sentir bien.

Empecé a pasar mi mano por los senos de Kioto mientras que tenía la manguera en la entrepierna de Tokio haciendo que esta se estremeciera de forma violenta.

—No me hagas esperar —me decía la mujer mientras se quitaba las bragas dejando entrar en contacto el agua directamente con su coño el cual observé de re ojo quedando hipnotizado por unos segundos. Bajé hacia él, abrí sus piernas bruscamente para verlo con claridad, unos labios pequeños y rosaditos, un clítoris escondido que al ser tocado por mis dedos hacían temblar todo su cuerpo. Al ver cómo había quedado atrapado allí abajo Kioto también se terminó de desvestir enseñándome igualmente su vagina. Me acerqué a ella, sus labios eran gruesos y hermosos, un color rosa también se hacía notar, pasé uno de mis dedos por aquel camino que unía toda su entrepierna haciendo que sus caderas se movieran bruscamente. Las tenía a mis pies, pero ellas sabían que podían cambiar los papeles.

—Ahora es nuestro turno.

Colocando las manos en mi pecho Kioto cambio de posición conmigo tirándome a la orilla de la tina y posándose en frente de mí junto a Tokio. Ambas empezaron a bajar lentamente hacia mi pene. Una vez estando allí abajo me miraron al mismo tiempo y mi única reacción fue pasar saliva. Kioto empezó a mover su lengua y yo a sentir su roce por mi falo; comenzó a saborear la cabeza con sus labios lentamente como si de un beso apasionado se tratase, mientras Tokio usaba sus labios para humedecer el resto de mi verga de arriba abajo chocando sin querer con el rostro de su compañera, juntas me estaban dando la mejor felación de mi vida, cambiaban de posiciones una y otra vez divirtiéndose con mi pene pasando sus lenguas desde la cabeza hasta su final al mismo tiempo, saboreando mis testículos y subiendo de nuevo. Tokio comenzó a besar mi abdomen, podía sentir sus delgados labios rozando con mi piel, en un momento alzó su rostro y me miró fijamente, no pude evitar levantarla, agarrar su cabello y besarla, nuestras bocas se conectaban y humedecían, su lengua chocaba con la mía de forma brusca dejando un camino de saliva al separarnos por un instante para tomar aire. Empecé a pasar mi lengua por su cuello haciéndola temblar, al ver esto desde abajo Kioto empezó a meter y sacar por completo mi falo de su boca cada vez más rápido, su lengua se movía por todo el lugar, tocaba el glande incontables veces y esto me ponía cada vez más sensible.

—Es hora que te vengas por primera vez.

Afirmó la mujer que me estaba dando aquel sexo oral con gran fuerza, movía su cabeza de manera sensual buscando que pudiera liberar mi esperma en su garganta.

—Eso no les corresponde a ustedes.

Esa voz, rápidamente y al mismo tiempo los tres reaccionamos y miramos hacia la puerta de entrada donde se encontraba una mujer con sus brazos cruzados observando quién sabe desde cuándo la forma en que nos limpiábamos.

—Mi lady —dijo con voz temblorosa Kioto mientras volvía a tomar compostura. — El joven ya está listo —al terminar de decir eso ambas mujeres salieron mojadas del baño.

—Ven sígueme —la mujer me extendió su mano la cual tomé aún un poco apenado, no podía ver su rostro pues aún traía consigo esa máscara extraña, pero su caminar era tan elegante, ese vestido rojo hacía sobresalir sus piernas largas y blancas, tenía un buen trasero, unos senos proporcionales para su delgado cuerpo, este se veía delicado al igual que su cabellera castaña que llegaba hasta la mitad de su espalda.

—¿En qué puedo complacerte esta noche mi lady? —le pregunté deteniéndome en frente de ella mientras la veía abrir la champaña que se encontraba en aquella mesa que observé al entrar, sin prestarme mucha atención empezó a llenar dos copas hasta la mitad, las tomó entre sus manos y caminó hacia mi extendiéndome una de ellas.

—Primero que todo terminaremos de ayudar a nuestras queridas niñas, estabas haciendo un buen trabajo, creo que estarían agradecidas si lo terminas.

La mujer me estaba indicando que debía seguir disfrutando los cuerpos de Kioto y Tokio, mirándola fijamente terminé de tomar mi trago. Dejando la copa en la mesa y pasando saliva le dije.

—Estoy para cumplir sus órdenes —me dirigí hacia las dos mujeres que se encontraban en frente de la cama y sin aviso alguno las tiré en ella bruscamente.

—Usa esto será más entretenido —observé el objeto que la mujer me estaba señalando, era una vela, una de las tantas velas que alumbraba la habitación.

Las pobres mujeres que estaban en la cama nos miraron incrédulas, mientras que yo tomaba dicho instrumento entre mis manos y sonriendo de manera pícara caminaba hacia ellas, realmente nos íbamos a divertir...


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⏰ Última actualización: Nov 10, 2020 ⏰

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