prólogo

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El alcohol nunca había quemado tanto, sus mejillas tenían un color rojo fuerte y desprendian calor al igual que el resto de su cuerpo. Aunque era una noche fría, ella estaba cálida. Pero solo en cuerpo, no en alma.
Había oido hablar sobre el tequila, pero nunca había probado gota alguna de esa bebida. Un shot entre amigas, todas al mismo tiempo, iban a inaugurar el inicio de más noches como esta. Aunque esperaban que para las siguientes, la chica de ojos miel no tuviera los ánimos tan bajos, se notaba un poco su tristeza incluso si sonreía y movia sus caderas al ritmo de una de esas canciones de reguetton.

— Ani, cariño, ¿una ronda en grupo?

— Seguro, la noche apenas empieza.

Y con una sonrisa de lado se acercaron todas en ronda, tomaron los pequeños vasos y al final del conteo de tres en voz alta todas juntas, bebieron los shots de un solo trago.

Un pensamiento apareció en la cabeza de la castaña, recordó todos esos fanfics y dichos sobre la bebida, como alababan y decian mil y un maravillas. Se preguntaba si sería asi con el resto de bebidas alcohólicas aunque esperaba que no.

El tequila era horrible, una de las cosas mas asquerosas que había probado en sus cortos años de vida.

— Puaj, prefiero tomar orina de gato antes de volver a tomar esta mierda haha.

— Parece alcohol etílico. Los del botiquín de primeros auxilios ¿no? -Ana observaba el vaso ya vacío y luego alzó la vista a la botella-

— ¡Hey si! Es verdad. Es un asco heh. -por un momento, la mirada de Pao se había perdido en los cerámicos del suelo, luego vio a la mayor de sus amigas- ¿En qué piensas? La botella no va a morderte si es lo que crees pfft.

Y por un momento se quedaron las tres en silencio, algo triste decoraba aún el lugar.

— Chicas.

— ¿Si? -dijeron al unísono la castaña y Jade-

— ¿Otra ronda, mis amores?

— Paso, ¿y An?

— Vamos, yo tomaré por ti.

Y volviendo a servir, pero ahora solo dos vasos, bebieron juntas Ana y Pao. Jade quedó viendolas y riendo algo bajo, uno de esos shots había sido doble y ya podemos suponer el de quién ¿cierto?

Subieron la música, ellas solian escuchar mas rock o alternativo, la música popular era realmente una mierda pero en ese estado comenzaba a importarles poco y sus cuerpos cedian cada vez más a la pegajosa melodía.

Prepararon más bebidas, apenas era la una y veinte, la luna se veía enorme desde el ventanal de la casa de Pao y era acompañada de unas brillantes estrellas decorando el cielo negro. Necesitaban sacarse un poco el sabor fuerte del tequila ¿y qué más que opacar alcohol con alcohol? Unas cervezas bien frías eran dejadas en la mesa, la rubia fue a buscar algo en su bolso, una caja de cigarrillos para distraerse un poco de la bebida que no habia logrado pasar.

— ¿Desde cuándo fumas?

— Desde que el colegio comienza a ponerme nerviosa todo el tiempo, en los últimos exámenes me ha ido del asco y bueno, fue recomendación de Paola ¿cierto nena?

La pelinegra asentia mientras le daba otro sorbo a su botella de cerveza, esta ya iba casi llegando a la mitad.

— ¿Qué hay de ti? ¿Quieres uno?

— No, no me gusta. -respondía mientras se sentaba y estiraba su brazo para tomar una de las botellas y comenzar a beber- Oh, corrijo, no quiero, no es como si lo hubiera probado para decir que no me gusta.

— Oh... Ella siempre tan propia y buena chica ¿cuándo piensas comenzar a vivir Ana?

Se rieron, si bien de ellas tres An era la mayor, era una de las que menos cosas "malas" hacía. Solo muy de vez en cuando bebía alcohol y vamos, que cuando lo hacía era siempre cada mucho tiempo (la última vez había sido hace unos 5 meses) pero lo hacía bien. Nunca le terminaba doliendo la cabeza y menos la llegarías a ver vomitando, incluso algo ebria podía caminar perfectamente y demás. Era buena para disfrazarse de sobria cuando no lo estaba. Aunque solo con la boca cerrada, porque si hablaba te derretia el alma de lo dulce que se ponía.

Aunque esa noche era la excepción, por primera vez jugaría el papel de la amiga borracha triste que cuenta sus penas y termina llorando en el sofá.

Y no faltó tiempo, luego de la quinta cerveza y un par de shots de tequila sus ojos comenzaron a ceder, pequeñas lágrimas se formaban pero no se notaban. Los recuerdos de ese chico que tanto amaba estaban surgiendo, se sentía una completa idiota y trataba de distraerse y convencerse a si misma de que lo que hacían estaba mal. "Es un niño, no te enamores" pensaba, pero estaba jodida. No, no merecía ser llamado un niño con todo lo que había demostrado que podía soportar por estar junto a ella. Y ella, estaba completamente borracha y perdidamente enamorada del pelinegro. Lo supo desde aquella vez hace casi tres años, cuando lo abrazó luego de semanas sin verlo y su corazón comenzó a latir desesperado, lo necesitaba.

— Oh no ¿estás bien? Cielo ¿qué sucede? -Pao la había notado, estaba acurrucada en el borde del sofá y llorando-

— Lo arruiné. -y sin más rompió en llanto- Lo jodí todo, ahora no podré verlo todo por esa mujer. Mierda, realmente me odio. Debería de haber hecho más... o quizás menos... siempre termino arruinando la vida de él.

— Dios ¿de qué hablas? Eres una persona maravillosa ¿a quién diablos podrías arruinarle la vida?

— Niña, mas que arruinar sería bendecir. -acotó Jade-

Las lágrimas seguían cayendo, uno de los almohadones terminó siendo víctima de aquello y terminó empapado. Sus ojos miel, ahora estaban opacados por por el color rojo de haber llorado 2 horas sin parar, y su pálida piel era decorada por un tono carmín también en la punta de su nariz y mejillas. Extrañamente sus pecas resaltaban más así, como cuando se sonrojaba.

Se lamentó y maldijo a si misma por ser 2 años mayor. O bueno, 757 días. Había hecho la cuenta una vez y desde entonces ese número la atormentaba cada vez que algo malo relacionado a ellos dos sucedía. Siempre era eso, la maldita edad, se odiaba mucho solo por ese jodido 757. Pero el tiempo seguía pasando, y las palabras de su boca por fin salieron y sus amigas al fin se enteraron y comprendieron su angustia, la situación era un asco.

— Q-Qué hora es... -a duras penas hablaba, su voz estaba ronca de haber pasado tanto tiempo sacando su dolor fuera de su corazón y mente-

— Las cinco, cinco y cinco.

Rieron y como si se conocieran al cien por ciento, pusieron música en la televisión que llevaba horas pausada. La canción comenzó a sonar, Jade y Pao cantaban y trataban de animar a la mayor pero ella solo negó con una sonrisa amable. Su garganta doleria más luego si se forzaba, aunque se moría por dentro por dejarse la voz en eso. Pero era penosa aveces, no le gustaba que la escuchasen cantar.

I'm going back to 505. If it's a seven-hour flight or a forty-five-minute drive. In my imagination, you're waiting lying on your side. With your hands between your thighs.

La canción continuaba, Ana se estaba quedando cada vez mas dormida, se sentía exhausta. Reconoció una de las partes de la canción, llegó a susurrar esa frase y luego cedió ante el sueño.

I'd probably still adore you with your hands around my neck.

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