Capitulo 13

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Agotada tras una noche movidita por su trabajo, Lauren llegó a su casa. Había sido un operativo laborioso. Cuatro terroristas rumanos en busca y captura internacional había sido interceptados en una casa del viejo Madrid y los Geo habían entrado en acción para detenerles. El operativo había sido un éxito pero la tensión de las horas previas y el momento de entrar en acción la dejaban extenuada. Soltó las llaves en la mesita del recibidor y saludó a su perra Rita que rápidamente acudió a la puerta a recibirle.

-Hola preciosa ¿me echaste de menos? - El animal, feliz por la llegada de su dueña, saltaba con un descosido a su alrededor, haciéndola reír.

-Vale... vale... para ya. Ahora vendrá Andrés a sacarte. Estoy agotada para pasear contigo.

Tras conseguir que la perra se calmara, se encaminó hacia la cocina. Una vez allí cogió un vaso y la leche y se sirvió café de la cafetera. Sacó unas magdalenas y se sentó en la mesa. Necesitaba comer algo. Después se ducharía y se acostaría. Cuando terminó, metió la taza en el lavavajillas y cuando salía de la cocina se quitó la camiseta, quedándose con un top. De pronto sonó el timbre de la puerta. Seguro que era Andrés, el muchacho al que le pagaba para que sacara a Rita los días que ella no estaba. Siempre llamaba antes de entrar, por lo que Lauren continuó para coger a la perra. Pero no. No entró y el timbre volvió a llamar con más insistencia.

-¿Quién es? -preguntó Lauren apoyada en la pared con el telefonillo en la mano. Al escuchar su voz Camila, inexplicablemente, se paralizo. ¡Era ella! Miro a ambos lados de la calle y susurro:

-Soy Camila.- Apoyada en la pared con el telefonillo en la mano volvió a preguntar.

-Perdona pero no ha oído bien. ¿Quién es?

-Camila...

-¿Quién?

-Karla Estrabao -bramó enfurecida.- Abre ya la maldita puerta.- Ahora Lauren sorprendida era ella. ¿Karla Estrabao? ¿Qué hacía aquella mujer en su casa? Apretó el botón de entrada y oyó cómo la puerta de afuera se abría y se cerraba mientras bajaba los escalones de cuatro en cuatro. Sin perder el tiempo abrió la puerta de la calle. Ella entró como un vendaval, mirándola parapetada tras sus enormes gafas negras y su gorra.

-Nunca pensé que pudieras ser tan desagradecida. Te estuve esperando hasta Dios sabe cuándo y casi no he dormido, cuando para mí dormir las horas necesarias es una obligación. ¿Por qué no viniste?

Lauren se quedó boquiabierta. Efectivamente aquella mujer era quién decía, pero la sorpresa fue tal que apenas pudo articular palabra. ¿Qué hacía aquella mujer en su casa? ¿En Sigüenza? Ella, a diferencia de Lauren, no paraba de moverse y de hablar. Parecía que alguien le hubiera puesto pilas hasta que, finalmente, cuando sintió que esta cerraba la puerta se calló.

-¿Se puede saber qué haces tú aquí? - Escucha aquel tono grave de voz hizo que Camila se paralizara y se sintiera pequeñita ante aquella gigante, pero clavando su mirada en su torso desnudo murmuró en un hilo de voz:

-No... No lo sé. Solo sé que ayer te envíe una nota desde el Castillo invitándote a cenar y...

-¿Me la enviaste tú? -cortó Lauren al recordar la invitación de la suite cuarenta y seis.

-Pues claro, ¿quién creías que te invitaba? - Sorprendida como en su vida, y sin entender que así aquella actriz de Hollywood en el salón de su casa, respondió mofándose de ella:

-Sinceramente cualquiera de mis amigas, pero nunca la estrellita.- La visión de Lauren desnuda de cintura para arriba solo con un diminuto top y con los vaqueros caídos en la cintura y el primer botón desabrochado hizo que a ella se le resecara la garganta.

Lo que paso en Las Vegas (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora