#2

1.4K 57 6
                                    

•Ubicado entre La Maldicion del Titan y La Batalla Del Laberinto•

N/A: Hace mucho tenia guardado este One Shot. No es muy bueno pero aun asi decido publicarlo hasta lograr terminar lo

Era un viernes por la mañana. Me encontraba en la ultima clase del día: matemáticas, la mas detestable. Hacia todo lo posible para no dormirme mientras el profesor explicaba desganadamente cómo resolver la ecuación trigonométrica que bla, bla, bla. Me importaba un bledo esos números que no lograba leer con mi dislexia.
Estaba muy ansioso de que sonara la campana porque me encontraría con Annabeth, mi mejor amiga, que venia expresamente desde San Francisco a pasar el fin de semana en mi casa. Habíamos estado semanas planeando este día con muchas ansias, rogando que ningún dios o monstruo estropee nuestro encuentro.
Es por eso que ni bien sonó el timbre, fui el primero en guardar mi cuaderno y salir corriendo por la Avenida 82 Este, sin importarme las quejas de las demás personas por ir muy rápido esquivándolas ni la mirada curiosa de mis compañeros al verme salir tan ansioso.
Cuando entro a mi casa, escucho voces provenientes de la cocina. Identifique la voz de mi madre contando una anécdota mía de cuando era pequeño (¿por que no me sorprende?) y una risa armoniosa que instantáneamente me di cuenta que era Annabeth, la persona que mas anhelaba del campamento (no le digan a nadie que dije eso ¿vale? sería muy bochornoso).

Me acerco a la cocina sigilosamente y la encuentro de espaldas hacia mi, apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados, riéndose. Mi madre, que estaba acomodando la mesada de la cocina, logra verme pero le hago señas para que no hable. Extiendo mis brazos para lanzarme sobre Annabeth y asustarla. Estoy a tan solo un paso cuando.....

- Déjame ayudarte Sally.-dice Annabeth dirigiéndose hacia donde esta mi madre.

¡Ouch!. Golpeo mi cabeza contra el marco de la puerta y donde hace unos segundos estaba Annabeth, ahora se encuentra un torpe Hijo de Poseidon frotándose la sien y maldiciendo en griego antiguo.

-¡Sesos de Alga!

Ni bien me ve, corre hacia mi y nos sumergimos en un extraño abrazo. Ella riéndose con sus brazos rodeándome la espalda y yo frotando mi cabeza mientras me quejo. Tal vez el abrazo dura mas de lo normal. En otras ocasiones hubiera sido embarazoso, pero realmente la había extrañado.

Cuando nos separamos, ella seguía riéndose y yo estaba sonrojado. Estaba quedado como un completo tonto delante de Annabeth ni bien nos encontramos.

-¿Estas bien, Sesos de Alga? Menos mal que no estabas tratando de acechar a un monstruo. Con esa táctica tenemos la guerra asegurada -dijo sarcásticamente tomando asiento en la silla del otro lado de la mesada.

-Ja ja ja, muy graciosa listilla.- me senté en la silla opuesta a ella. Mi cabeza seguía dando tumbos como si Ares me hubiera dado una cachetada.

Al verme frotar mi mano contra mi sien, su risa cambia a un tono de preocupación.-¿Estas bien?.- Asiento. Lo próximo que veo es su mano acercándose al lugar del golpe. Cuando sus dedos tocan el área afectada, siento una descarga eléctrica de mil voltios que recorre mi cuerpo e instantáneamente me sonrojo. ¿Por que me tenia que pasar esto con mi mejor amiga?.

-Percy, tienes hinchado. Creo que es mejor que te pongas hielo ya que no traje ambrosia.

Dicho esto, escuchamos una risita. ¿Cuanto tiempo estuvo mi madre observándonos?. Nos dimos cuenta de que estábamos haciendo una escena, por lo que si antes había un semidiós sonrojado, ahora eran dos tomates evitando mirarse.

-Annabeth, querida, el hielo esta en el frezzer. Percy, cariño, ten mas cuidado la próxima. Será mejor que me vaya a hacer las compras. ¿Annabeth, cenaras con nosotros?

-S-si.-balbucea

-Perfecto. Entonces traeré pizzas. Pórtense bien y eviten que los problemas los encuentren.

Dicho esto, sale de la cocina diciendo algo como "ay estos niños y el amor" y se va.

Nos quedamos en el silencio mas incomodo de todos, sin poder mirarnos. Gracias mama. Si antes estaba avergonzado, ahora quería que me tragara la tierra.

Annabeth es la primera en romper el hielo:

-Bueeno.... Entonces ¿el hielo esta el el frezzer?

Asiento.

Lo busca y retoma su asiento frente a mi. Su mano sujeta el hielo y me lo coloca en el golpe. Otra vez siento que la temperatura sube en mi cara y que el hielo se derrite. Estábamos mas cerca de lo que hemos estado antes. Desde aquí podía ver todas sus facciones. Sus pequeñas pecas que se acumulaban en su nariz;sus labio inferior con un corte del verano pasado; sus pestañas; el reflejo de sus ojos mirándome... ¡el reflejo de sus ojos mirándome! Pero no me miraban a mi específicamente. Miraban lo mismo que yo estaba por ver en ella: el mechón de pelo gris que obtuvimos por sostener el peso del cielo.

-Pensé que te lo ibas a teñir- dije tocando su mechón gris.

-¿Cuando dije eso?

-Nunca. Pero eso sospeche yo. Para olvidarte de ese momento.

-Creo que sería mejor conservarlo.

-¿En serio?

-Si. Tu también lo tienes. Podría ser algo como una marca de la amistad. Algo que obtuvimos los dos por pura valentía.

-Es buena idea.- sonrío.- Creo que ya no me duele mas.-refiriéndome a mi reciente golpe. Le saco el hielo sutilmente de su mano y voy a guardarlo.- ¿Que quieres hacer ahora?

-Mmmm ¿Que harían dos semidioses normales un viernes por la tarde?

-Mejor dicho ¿Que harían dos personas normales un viernes por la tarde? Ser semidiós y normal no van de la mano.

Reímos.

-Es verdad. Tal vez podemos... ¿Ver una peli?

-Buena idea.

Buscamos unas mantas y nos sentamos en el sillón. Dos películas mas tarde, el sueño comienza a ser dueño y nos dormimos.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Horas mas tarde, Sally llega y al ver la casa sumergida en una tranquilidad nunca antes vista, se extraña. Sigilosamente se dirige al living y busca el interruptor, cuando lo que ve, la pone mas feliz que nunca. Su hijo se encuentra sentado y dormido, con Annabeth apoyada en su hombro, también dormida. Sus manos estaban ligeramente tomadas, descansando en el regazo de Percy. Sally al ver esa imagen, decide no molestarlos y se va a la cocina, suspirando. Ambos no pueden haber encontrado mejor compañero para tener a su lado.

Percabeth One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora