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A Hoseok le encantaba molestar al pequeño gatito Yoongi. Era una cosita suave y tranquila, contraria totalmente a su comportamiento revoltoso propio de un felino.

Yoongi hace mucho había notado la entrada de Hoseok. Éste se preparaba para atacarle, se inclinaba con sigilo hacia atrás y mecía el rabo junto a su cola. Sus pupilas se habían dilatado llenándose de negro. Yoongi tenía los ojos medio abiertos para ver al bello angora.

Hoseok saltó pero Yoongi lo esquivó. El angora en medio de la confusión no vio al gatito Yoongi saltar sobre él. Ambos revoltosos comenzaron a corretearse encima de la cama.

—También me alegra verte, Yoonie.—maullaba Hoseok.

—¿Por qué siempre interrumpes mis siestas?—se quejaba Yoongi ya estirando las patas y preparándose para dormir nuevamente.

—¡Vamos, Yoongi! ¡Juega conmigo un poco más!

—Ay ustedes dos.—al cuarto venía entrando un perrito blanco, un poodle específicamente. El siempre mimado y coqueto perrito Tae.— ¿Por qué siempre meten escándalo?

—Es Hoseok quien quiere jugar.

—¡Tae, juega conmigo!—Hoseok era tan juguetón y revoltoso que no dudaba en lanzarse a Tae, quién negaba y se alejaba de él por jugar muy brusco.

Yoongi los miraba mientras se hacía el dormido, si Tae se quejaba de un supuesto escándalo cuando ellos jugaban, no sabía cómo llamar a la junta entre Hoseok y él. Tae ladraba muy fuerte y Hoseok no paraba de ir de allá para acá, y eso no lo iba a dejar dormir tranquilo.

Nuevamente estiró sus patitas y bostezó, mostrando sus colmillos. Una vez se acercó al revoltijo que tenían, no dudó en saltar sobre Hoseok y dejarlo quieto mordiéndole la oreja.

—Sólo con Yoongi sabes controlarte.—Yoongi le gruñó mientras Hoseok comenzaba a asicalar a Yoongi sobre su cuello.

En ese momento, la puerta de la entrada se abrió y las tres mascotas levantaron sus orejas.

—¡Tae! ¡Dónde estás, mi amor!

—¡Ama! ¡Ama!—Tae comenzó a ladrar fuertemente mientras sus patitas cortas y peludas corrían para bajar la escalera y llegar a seguirle ladrando a su ama.

Hoseok y Yoongi se relajaban mientras Tae seguía ladrando, ambos comenzaron a darse besitos y lamerse el uno al otro.

La ama de Tae comenzó a subir y el angora comenzó a asustarse.

—¡¿Qué haces aquí estúpido gato?!

Oh sí, había un problema con su linda relación. Que a los amos de Yoongi no les gustaba.















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Patitas Suaves [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora