Drabble

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Le gustaba el nuevo integrante de los halcones dorados.

Pero, por supuesto, ese sería uno de sus muchos secretos.

Nada más ver al enganche bajar de la carcacha de Vito, Lorenzo supo que se divertiría con el nuevo integrante.

Parecía un venado entre una jauría de lobos. Y, claro, no había duda de que Lorenzo era el alfa. El chico sí tenía hasta los ojitos de Bambi. 

Lorenzo quería herirlo cuando lo vio de cerca. Embriagante aspecto y voz. Lorenzo lo miró, altivo. Y, en serio, quería herirlo. Hacerlo llorar.

Pero no de una manera cruel. No, para nada. Quizá, jalarle el cabello largo mientras le mordía el labio o la oreja. O, tal vez, dejarle las marcas de sus dedos grabadas en la la piel de leche.

Básicamente, aquí se hace lo que yo digo.

Vaya, primer día y ya conocí a un boludo, Gabo pensó. La frase que Lorenzo Guevara enunció se repitió en su mente. Antes que andar molestando a las personas, debería aprender a ser amable.

Dedé y Ricky, sus nuevos amigos, ya se habían ido. Se quedó en el vestuario más tiempo después del entrenamiento. Aún le parecía un sueño. En cualquier momento podría despertar.

Lorenzo se acercó a Gabo, justo como un animal acechando su comida.

—No quiero pelear— Gabo aclaró, aunque no sabía la verdadera intención de Lorenzo, no venía acompañado de sus guaruras.

Lorenzo alzó el dedo y se lo puso en la boca, para que Gabo guardara su voz para otra situación.

—Tranquilo, eso no es lo que quiero hacer contigo— Lorenzo ladeó la cabeza.

Los pasos de Lorenzo fueron lentos. No tenía prisa, nadie iba a entrar. Estaban ellos dos allí, solos.

Gabo unió las cejas pobladas. Lorenzo sabía que en el futuro sería un experto en entender las expresiones de Gabo, todas y cada una. Por el momento, le gustaba esa mezcla de miedo y valentía.

Lorenzo invadió el espacio personal de Gabo, y probó sus labios. Le apretó el brazo con la fuerza suficiente para que Gabo comiera y cerrará los brazos con fuerza. Luego, Lorenzo se sintió mal. Así que, le quitó fuerza a su agarre.

—Vamos a ser los únicos que sepan esto, ¿entiendes?— Lorenzo volvió a unir sus bocas, y así como llegó, se fue.

Gabo se quedó, aturdido y confundido.

Notas: estaba viendo los primeros capítulos y me llegó esto jaja.

Gracias por leer.

Aturdido y ConfundidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora