Sinceramente, no me esperaba aquello. Tenía en mente un hombre rubio, ojos azules y soñadores con un mocoso repelente enredado en mis piernas. Pero no.
<¡Ante ti, señora y... señora, Edgar y Nate, Los Colleman!>
Allí estaban con un inmenso cartel que ponías 'Las Sheffield', del que estoy segura que se hubiera visto desde el satélite.
<¡PÁSATE MÁS! ¡VENGA! ¡DESDE JÚPITER, YA QUE ESTAMOS!>
Tú a callar.
Nos acercamos a ellos. Él , mi nuevo padrastro, derramaba arrogancia por cada poro de su piel. Era alto, moreno, de unos treinta y pocos, muy guapo pero demasiado ególatra, se veía a simple vista. Estaba claro que se acostumbraba a rodearse de miles de mujeres, pero se veía bien enganchado de mi madre.
Puaj.
<Qué bajo has caído mamá>
Touché.
Y entonces lo vi. ¿Cuando me fui al Olimpo lleno de estos dioses griegos? ¿Ya morí? ¿Esto es lo que viví?
Que caca de vida.
-NOTA MENTAL:
Hacer algo productivo con mi vida.
Era alto, moreno, con un físico impresionante y unos ojos azules hipnotizadores. ¡Alá, un papá egocéntrico, un hermano playboy y una madre que no se da cuenta de aquel desastrozo reality de MTV que iba a ser mi vida!
Que jodida buena suerte.
- Hola Mariand - le sonrió amablemente aquel horrendo señor a mi madre.
-Hola Edgar.-dijo mi madre con una sonrisa enamorada.
Luché, Dios sabe que luché, para que la rica rebanada de nutella no saliera por mi garganta ante semejante espectáculo.
-¿Buenas?- dije tratando de sacarlos de la asquerosa burbuja aislante en la que se vieron rodeados.
-¿Cómo ha ido el viaje?- dijo dirigiéndose a mi madre, de nuevo.
HOLA BITCHES TAMBIÉN EXISTO, SOLO UN COMENTARIO EH.
-Oh, un poco movidito, pero bien al fin y al cabo.
-¿Hola? ¿Me recuerdas, mamá? Soy el santo milagro que sacaste de tu útero. Y, por favor, iros a un motel.-dije asqueada.
El chico reprimió una risa, y no tuve otra opcion que aguantar la famosa cara materna del "CÁLLATE MALDITA NIÑA DEMONÍACA". Pero estoy segura que no me echará la bronca delante de su repelente Christian Grey. Así que puse mi mejor sonrisa de autosuficiencia y me dirigí de nuevo hacia ellos.
El mamarracho me miró perplejo, pero tras varios segundos, recuperó su pose de imitación de modelos de Calvin Klein y dijo:
- Oh, así que tú eres la famosa... ¿Maria?... - dijo confundido, para luego quedarse mirándome atentamente.
¿EN SERIO? ¿ME ESTÁIS JODIENDO? Por favor, que salgan ya los de Pira2 y acaben con esta torura.*
-Oh, cariño, ¿es que quieres un autógrafo?- dije haciendo un pucherito.- Y es Maia, M-A-I-A, y como me vuelvas a llamar así pongo tu sucia lengua en tu trasero y los llevo directitos a Alaska, y te conviertas en un horripilante helado viviente; asiente cuando lo entiendas.-dije destacando cada palabra.
Cuando me vine a dar cuenta, estaba a centímetros de él, de puntillas, para mirarle directo a la cara. ¿Cuando llegué yo aquí?
-Oh, bien, me gustan las chicas sádicas y traviesas. -hizo entonces aparición el discípulo de Francisco Lachowski.
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Goody-goody
Teen FictionExtrovertida e infantil eran sinónimos de su nombre. Tras dos años de tristeza y soledad, la madre de Maia Sheffield, Mariand Sheffield, después de dos largos años tras la muerte de su marido, se casará con el empresario más codiciado de la época: E...