Alfa en alquiler [KookGi]

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Y ahí estaba, sólo, esperando por su desayuno sin una señal de parte del rubio. No sabía si estaba más molesto o aburrido pero definitivamente alguno de esos dos llenaba su cuerpo, que fastidio. Sin duda alguna le haría saber a Yoongi que las citas de negocios y más si es el suyo no se cancelan ni cambian de un minuto a otro ¿Qué hubiera pensado o como se habría sentido si él le hacía lo mismo? Por supuesto le mostraría su disgusto ante esta situacion.

Miraba despreocupado sus redes sociales, había decidido tomar una selfie aprovechando el hermoso paisaje por lo que veía como a cada segundo los números indicando el "me gusta" cambiaban primero siendo dos dígitos hasta cambiar cada minuto a tres y así sucesivamente.

Un aroma conocido llegó a sus fosas nasales y no precisamente era el aroma de las manzanas que pidió si no del Omega por el cual espero toda la mañana.

Hey, Jeon ¿Por qué sonríes? ¿No se supone que estaba enojado?

El de cabellos oscuros sonreía genuinamente al ver a Yoongi cargar con una bandeja llena de los alimentos que previamente pidió, este también portaba una sonrisa nerviosa deseando que nada cayera de la bandeja.

—Su orden joven Jeon— dijo al llegar a la mesa, acomodando los platos sobre esta —Usted si que es de buen comer ¿No se está aprovechando de que la comida es gratis verdad?— y el aludido simplemente no podía dejar de sonreír y observar al rubio.

—Odio las dietas, el ejercicio lo hace todo ¿No es usted un poco entrometido?— Tan perdido estaba en observar de pies a cabeza al mayor que no se percató de la presencia de un mesero que venía en todo el camino de la barra a su mesa detrás de él, Yoongi le entrego la bandeja y este hizo una reverencia.

—Eso explica el tremendo cuerpo que te cargas Jeon...— el rubio se acomodo en la silla frente suyo, con una sonrisa pícara mientras el mencionado estaba un poco ido con sus últimas palabras.

—Nada fuera del otro mundo.— intento sonar casual, después ambos rieron por sus respectivos comentarios.

—Un poco modesto.— negó —Entonces tendré que pedir algo más para mí

—No, no, toma algo de esto, no tengo demasiada hambre...

—Bien porque yo si.

—¿Ya desayunaste?— pregunta tomando uno de los platos con una tostada en el, Yoongi niega

—Literalmente desperté y vine aquí — largo un suspiro, si se le observaba bien podías notar su cabello levemente alborotado y sus ojos sin una pizca de maquillaje al igual que todo su rostro, haciéndolo ver más pálido y con ese rosa natural adornando en zonas específicas, ahora entendía por qué la máscara bajo su barbilla.

¿Es que Yoongi no se cansaba de lucir encantador en todo momento?

—¿Te tomarás el café?

—No, tomé uno de camino aquí.

Siguieron conversando sobre cualquier cosa durante un largo rato, Yoongi se había escapado de su padre para poder desayunar con el menor y su celular vibraba como loco, pero no le importaba en lo más mínimo. No cambiaría la comodidad que hace mucho no sentía con otra persona que no fuera Tae, en realidad, ese tipo de "comodidad" se sentía distinta. Y le gustaba mucho.

En fin, después de molestar a Jeon picando cada alimento que el comía, terminaron su desayuno/almuerzo. Había olvidado su laptop en su oficina dentro del hotel por lo que tuvieron que ir al último piso. El ascensor estaba curiosamente lleno, tal vez por el hecho de que la remodelación comenzó de arriba abajo por órdenes de su padre y claramente los empleados andaba de arriba para abajo.

El problema surgió cuando el Omega se pegó de más involuntariamente al cuerpo del alfa, su espalda golpeando su pecho...

Jungkook tenía ese aroma tan exquisito demasiado cerca, demasiado peligroso y embriagante. Deseaba tanto olfatear su cuello ferozmente, tomar su cintura y llevar su nariz sin vergüenza al origen de ese aroma. Sin embargo tuvo que conformarse con lo que llegaba hasta él, recargando su cabeza en la pared metálica donde su cuerpo se encontraba preso.

A como pudo, sintió el cuerpo del mayor moverse, creando una fricción entre ambos muy poco cómoda. De nuevo al estar frente a frente Yoongi posó sus manos en el pecho de Jungkook con el afán de hacer que esté más  enderezado, pudo notar un lindo rubor adornar sus mejillas, frunció el ceño esperando que hablara sobre su repentina acción.

—Estaba chocando con mi trasero...— susurro aprovechando la poca distancia, mirando abajo.

Jungkook entendió a lo que se refería y enseguida enderezó su cuerpo, disculpándose bajo por el accidente, ambos demasiado avergonzados esperando que toda la gente saliera. El menor estaba tan ido con su dulce aroma que, contrario a como debía ser no sintió el rose...

Permanecieron en la misma posición en silencio, hasta que Yoongi volvió hablar

—Y... ¿Cómo te va?— ambos comenzaron a reír, Jungkook inclinó un poco su cabeza chocando su frente con la del omega.

Le escena era realmente tierna, Yoongi con sus manos en su pecho, ambos con una sonrisa con sus frentes juntas... A Jungkook le picaban las manos por querer colocarlas en la cintura contraria, sintió una conexión entre ambos tan fuerte que una necesidad surgió dentro de suyo...

Besarlo.

Sus manos salieron de sus bolsillos del pantalón, viajaban lentamente para posarse en la cintura del mayor quien al sentir el toque abrió de más los ojos, conectando con los de Jungkook que ya le observaban intensamente. Quedó paralizado, esperando por su siguiente movimiento.

Se aferró a su cintura, humedeció sus labios, ladeó la cabeza. Ambos sabían lo que sucedería a continuación y no podían estar más ansiosos...

El ascensor se había detenido ya, las personas comenzaron a salir, pero ellos seguían en su burbuja.

Al diablo

Yoongi jaló a su acompañante, presionó un botón logrando que el ascensor cerrará sus puertas con solo ellos dentro y sin más atacó a los labios rosas que esperaban por los suyos.

De repente el contacto con su camiseta dejo de ser suficiente, rodeo su cuello con los brazos y al mismo tiempo Jungkook lo pegaba más, ya no habría fricciones accidentales, cualquier contacto de ahora en adelante era por puro gusto y deseo. Aprovecho también para pasear sus manos por su espalda, pronto el aire les haría falta y el ascensor abriría sus puertas de nuevo, tenían que disfrutar cada milésima de eso.

Cuando todo lo anterior sucedió, se vieron obligados a salir, estando de nuevo en su punto de partida, agitados y con una sonrisa cómplice adornando sus rostros.