Una vida

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Esta historia habla sobre Pedro e Itzel, pero en especial sobre Pedro y Martín. En fin, espero que la disfruten. 

Una vida

Pareja: Argentina (Martín Hernández/México del Norte (Juan Pedro Sánchez), personajes de Rowein para la comunidad de Latin Hetalia.

Temas: AU, humanos, no hay menciones de los países

Imagen de portada:  Sar0u0 (Cutemode0u0 en Facebook)

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UNA VIDA

Itzel y Pedro nacen un dieciséis de septiembre con casi quince minutos de diferencia. Los nombres se los pone mamá después de meditarlo un poco y, aunque papá no parece muy convencido, al final accede. Son realmente idénticos en ese momento, aunque Pedro es más callado que Itzel, quien con sólo unas horas de nacida demuestra tener unos pulmones dignos de admiración.

El primero en conocerlos después de sus padres, es el abuelo. Él los ama en el momento en el que los ve y sabe, desde ese instante, que sus nietos serán lo mejor de su vida.

Itzel, como esperaban todos, es la primera en hablar. Su primera palabra es "abu", para deleite del abuelo, sorpresa de su madre y enfado mal disimulado de papá, quien nunca ha querido al abuelo.

Pedro tarda un poquito más en comenzar a hablar pero, cuando lo hace, a nadie le sorprende que su primera palabra sea "izel".

Pedro e Itzel tienen 8 años cuando mamá deja de ir por ellos a la escuela y papá les dice que, por unos días, él tampoco podrá recogerlos.

Al salir de clases, es el abuelo quien va por ellos, en su vieja camioneta que ha visto días mejores. pero de la que se niega a deshacerse. Van los tres juntos hasta la casona grande, en donde creció su madre y en donde vive el abuelo acompañado de sus recuerdos; comen todo lo que usualmente mamá no los deja y se divierten mientras el abuelo les cuenta historias sobre las estrellas y los nahuales y hasta de la Llorona.

Mamá y papá llaman por teléfono antes de que se vayan a dormir y aunque Pedro e Itzel se pelean ver quién es el que les contará sobre lo que hicieron ese día, al final pasan casi dos horas compartiendo el teléfono lo mejor que pueden.

El abuelo los lleva a la cama otra vez.

Esos momentos en casa del abuelo comienzan siendo de un día, después de dos y luego tres. Cuando Pedro e Itzel se dan cuenta, llevan casi dos semanas viviendo en la casa del abuelo y sólo han hablado con mamá y papá por teléfono.

—Me los estoy robando poco a poco y sin que sus papás se den cuenta —bromea el abuelo en una ocasión.

Ellos ríen y se emocionan, porque pasar días con el abuelo antes era algo de las vacaciones y no de todos los días, y el abuelo los deja jugar todo lo que quieran, siempre que hagan los deberes primero. Pero son muy listos. Aunque los adultos no dicen nada estando ellos presentes, Pedro e Itzel no tardan mucho en descubrir por qué no han visto a mamá.

Cuando la vuelven a ver, se ve cada vez más delgada, y aunque su sonrisa es la de siempre, ambos comprenden que algo pasa. La mirada taciturna de papá no hace más que confirmar lo que sospechan.

Pedro e Itzel tienen 9 años cuando muere mamá, y 10 cuando papá se va con otra mujer y ellos se quedan, definitivamente, al cuidado del abuelo.

Pasa el tiempo. Pedro tiene 13 cuando se da cuenta de que los chicos le gustan de una manera como no le gustan las chicas. Es su secreto más grande y, como todos sus secretos, Itzel lo sabe antes que él.

[Latin Hetalia] Una vida (Argenmex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora