Te encuentro sin buscarte y cuando estás presente de verdad es cuando te busco… Examino tu mirada en busca de alguna señal que me sugiera que tú también me echas de menos, que yo también soy para ti una espina que se clava más cuando me ve…
Estás en mis pensamientos, en mis recuerdos, en mis “ojalá”, en mi sonrisa, en mis lágrimas e incluso en mi imaginado futuro. Te veo en las estrellas y en los atardeceres que planeaba contemplar junto a ti, en las calles por las que deseaba pasear a tu lado…
Te siento en mi piel que echa de menos tus caricias. En mi cuerpo que extraña tu protección. En las cicatrices de tantas heridas que me causaste.
Al final te quedaste en las palabras que nunca se dicen, en los besos que nunca se dan… En tantas cosas que quería hacer contigo…
Te echo de menos aunque nunca fuiste mío. Pasas de mí aunque siempre fui tuya.