Ojos inigualables

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Ring

Ring

Ring

-Agh!! Silencio ya estoy despierto!!- gritó un joven de cabellos rojizos, sin camisa y las imágenes de unas llamas en sus ojos amarillentos.

-Buenos días Kitsu, en estos momentos son las 5:30 a.m., 25 de Julio, el clima está nublado con 79° con una humedad de 28%- le respondió una voz robótica

-Si si como sea, dame el desayuno...- Gruñó irritado el pelirrojo mientras se levantaba de la cama y dijiriéndose a un cuarto apartado.

-el Dr. Rivas a analizado sus últimos Diez estudios y a determinado que la mejor dieta para iniciar el día 2555 en que fue rescatado es una avena junto a unas tostadas y un jugo de naranja- volvió a resonar la voz fría sin sentimientos

-solo dame la comida- contestó el pelirrojo sentándose en la única silla que abría en la habitación -... algún cambio en la agenda?-

-Negativo, le redactó la agenda acordada por los líderes?- preguntó el robot

-No Echo, ya estoy listo- dijo el pelirrojo terminando con su desayuno y levantándose

-Entendido Kitsu, por favor envíe su notificación de inicio- dijo Echo

-... Kitsu A/6798 inició...- Suspiró el pelirrojo poniendo su mano en el panel junto a la puerta

Los pasillos tenian un flujo contaste de gente, y como siempre estos estaban en incómodamente limpios y de un brillante color blanco. El pelirrojo si podía escuchar a otras personas hablando a través de sus puertas, con un suspiro llegó a un elevador.

-otro dia mas, por que esto me pasa a mi? Quisiera que... todo fuera como cuando era un niño...- pensó Kitsu triste

Pasaron las horas y Kitsu estaba haciendo lo que su agenda dictaba. Desayunar, entrenar, almorzar, estudiar, ejercicio, cenar, bañarse, y dormir. Todo para repetirlo de nuevo al día siguiente.

-vaya Echo, puedes creer que hoy Escorpio y ShaBeast tuvieron una pelea fuera de la zona de entrenamiento?- habló el pelirrojo mientras se curaba sus heridas provocadas por su entrenamiento

-ciertamente es una tragedia, pero de igual manera y sin importar los motivos, ambos deberán ser fuertemente disciplinados por el caos que crearon- contestó el robot analizando las heridas de Kitsu

-Tsk, no se por que hablo contigo si se que no tienes sentimientos- se quejo frustrado el pelirrojo levantándose de su silla y guardando las vendas y los ungüentos en el botiquin.

-Kitsu fui diseñado para ayudarlo a usted con cualquier problema con su salud ya sea física o psicológicamente- dijo la voz robótica una vez más

-Buenas noches Echo...- habló el pelirrojo acostado en su cama una vez más antes de dormirse

-Buenas noches, Kitsu- dijo por última vez el robot antes de apagarse automáticamente

Si, así era los días para todos los que vivían en esa extraña isla. Todos vivían con una agenda hecha para ellos. Con los mismos doctores de siempre. Con los mismos robots de siempre. Pero eso cambió un día.

-Echo? Echo? Por qué no me despertaste?- murmuró Kitsu molesto al levantarse solo pero extrañamente no consiguió respuesta.

-Será mejor que no sigas intentando Kitsu- habló de la nada una voz femenina

El pelirrojo saltó de su cama y se puso en una posición de pelea de momento. Con unas leves llamas en sus brazos y manos. Y vio a una chica de pelo azul, ojos completamente negros y unas marcas alrededor de estos junto a un chico con ojos bicolor con lentes y pelo morado.

-Shabeast, Escorpio que están haciendo aquí? Deberían estar en aislamiento...- pregunto Kitsu bajando sus brazos y apagando sus llamas

-No, ayer fue nuestro último día ahí, pero eso no viene al caso si?- contestó Escorpio

-Bien... entonces Shabeast porque tienes tus sombras descontroladas?- hablo el pelirrojo apuntado a la chica la cual tenía sus extremidades cubiertas por una espesa capa de oscuridad

-Estoy molesta, es difícil controlarlas cuando mis sentimientos no están controlados...- contestó la chica con una gran seriedad

-Kitsu, Shabeast y yo descubrimos que... tú tenías razón... No somos los últimos humanos del mundo... todo este tiempo no han estado mintiendo...- habló en voz baja el peli morado

-... Lo sabía...- murmuró con ira Kitsu aparentando sus puños