I.

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Diecisiete años atrás...

Yesung estaba aburrido y un poco desesperado con la conversación sucediendo a su alrededor. Probablemente debería estar más al pendiente de un asunto que potencialmente pudiera causar un conflicto político e incluso armado pero era algo difícil considerando que llevaba horas escuchando el mismo asunto.

Alzo una mano con gesto solemne y el silencio se hizo.

- Mis señores, para poder llegar a un acuerdo me gustaría recapitular – los presente asintieron respetuosamente –

El asunto era complicado en su simpleza.

Un médico de los Valles del Sol había emprendido un viaje a las en busca de ciertas hierbas medicinales. Viajaba sin compañía, sin ninguna insignia y apenas cruzó el Gran Desierto fue aprendido por vigías que patrullaban la frontera de las Montañas Oscuras confundido con algún forajido. El medico se defendió, pues dijo que en ningún momento se le advirtió del motivo de su detención, y derramo sangre en tierra sagrada durante una Luna Roja.

De ahí la afrenta que reclamaban los de las montañas, y quizás hubiera sido una situación más simple si el medico de los Valles del Sol no fuera el medico del rey de los valles, o si el herido no fuera un señor de las montañas. Ambas partes hacían reclamos justos en su perspectiva.

Por una parte era cierto que para cualquier viajero que atravesará fronteras y no fuera sirviente de la Ciudad Sagrada era necesario portar insignias o se arriesgaba a ser detenido, pero para eso había cierto protocolo que no se había seguido al parecer. Por otro lado el derramamiento de sangre en tierra sagrada no era algo menor. Yesung se alegraba que al menos hubieran elegido pedir la ayuda de la Ciudad Sagrada para mediar en su conflicto.

- ¿Están seguros que esta afrenta no puede arreglarse con una ofrenda a los espíritus de las montañas y un regalo al rey del valle? –

- Seguros – dijeron las dos partes –

- ¿Y están dispuestos a aceptar la resolución de la Gran Sacerdotisa a este conflicto? – hubo un asentimiento general – Por la detención descortés del médico Na Minsung los señores de las montañas entregaran un obsequio de sus más raras hierbas medicinales por dos años a este. Ella considera que es más que un precio justo por la afrenta. –

- Estoy de acuerdo – dijo Minsung –

- Lo haremos – respondió Lee Hyukjae. Yesung asintió, venia la parte difícil -

- La sangre en un lugar sagrado es más difícil de pagar, la ofensa no será borrada hasta que sangre del sol sea ofrecida a los espíritus de las montañas –

- ¿Disculpe? – exclamo Minsung sobresaltado por las ominosas palabras –

A pesar de que ambas partes habían acordado aceptar la resolución de la Gran Sacerdotisa la última parte del convenio no fue bien recibida por las personas del valle. Aun así al final de la reunión cada uno se fue sosteniendo un amuleto de un sol y una luna. El sol para el hijo de las Montañas Oscuras, quien tomo el objeto con reverencia, y la luna para el hijo de los Valles del Sol quien lo tomo con miedo y recelo.

"Un rayo del sol debe ser entregado al hijo de las Montañas Oscuras, solo su sangre unida a la de este pagara y restaurara el agravio hecho a tierras sagradas."

**

En toda su vida Jaemin no había conocido más hogar que los Valles del Sol. Como su nombre indicaba el lugar era un conjunto de verdes valles llenos de fértiles tierras y árboles frutales acariciados por el sol. Las primaveras y veranos eran coloridos y aromáticos, los otoños dorados y llenos de abundante cosecha y el invierno apenas hacia mella en el paisaje con escasas y ligeras nevadas.

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