¡Cómo si tú fueras un ángel! | jikook / kookmin au

recién graduado

Jeon Jungkook era un ángel recién graduado por fin. Pero a pesar de eso aún no tenía humano asignado, por lo que esa mañana se dirigía al Directorio.
Llamó a la puerta y esta se abrió, permitiéndole pasar. El vestíbulo estaba lleno de ángeles de distintas especialidades y profesiones que iban corriendo de un sitio a otro.

—Todo tan ajetreado como siempre, tsk.

Crujió sus dedos y se acercó al escritorio.

—Venía para la Asignación Divina.

El ángel que tenía que atenderle, un veterano y con aspecto de anciano, lo miró y asintió. Le extendió un papel.

—Ahí tiene, señorito Jeon Jungkook, buena suerte.

—Muchas gracias.—Jungkook empezó a caminar hacia la salida mientras sacaba la ficha.

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FICHA DE HUMANO ASIGNADO A JEON JUNGKOOK

Nombre: Park Jimin

Edad: 22 años

Sexo: Masculino

Residencia: Seúl

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La volvió a guardar y se fue a casa. La dejó sobre la mesa y se tumbó. Miró la hora, 11:45. A las 12 se iría a tener el primer contacto con ese tal Jimin. Por lo tanto, se levantó, se duchó de nuevo (para el no había nada mejor que las duchas, por el momento) y se vistió con una sudadera que ponía "WHATEVER" y unos pantalones negros vaqueros y unas zapatillas un poco gastadas, también negras y rojas.

—Bueno, así estoy bien.—murmuró.

Cuando los ángeles se gradúan y se les asigna su humano, también se les da un apartamento pequeño cerca del del humano que tienen a cargo, que hacía de punto de conexión entre el Cielo y la Tierra. Ahí Jungkook se teletransportaría entre los dos mundos, entre su habitación en el Cielo y su habitación en la Tierra. Cuando subes de rango, ya sea porque proteges bien a tu humano, o porque ven cualidades especiales u otras diversas y excepcionales razones, te dan un collar que llevándolo puedes teletransportarte estés donde estés.

Jungkook cargó sus maletas, y cerró los ojos teletransportándose.

Miro a su alrededor. Era un piso pequeño pero acogedor. Le gustaba. El sofá era cómodo y la televisión tenía buena definición, también había una cafetera de cápsulas en la cocina, y un exprimidor automático. Realmente, no estaba para nada mal, con esas paredes color crema, y el colchón era cómodo también, vaya.

Pero tenía que hacer lo que tocaba, conocer a Park Jimin, y presentarse, y establecer el vínculo, lo más importante.

Respiró hondo.

—Muy bien, Jungkook, tú puedes, allá vamos.