Capítulo 2:

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(Nathaniel)

Siento que esto salga de mí pero quiero matar al estúpido de Castiel del cabreo que llevo encima.

-¡¿Cómo te atreves a romper la hoja en mis narices?!- Mientras, él sonríe con los brazos cruzados.

- Pues muy fácil con las manos y como me des otra más vuelvo hacer lo mismo, así que no me toques más las pelotas. - Se giró dirección al patio.

Estaba que podía reventar de la ira, hice caso a lo que su madre me propuso y decidí que para tenerlo aún más controlado era hacerle firmar unos partes de asistencia para que viera que la asistencia era obligatoria y constara de que las anteriores ya estaban justificadas. En mi cabeza todo era muy bonito hasta que la realidad me dio de lleno cuando Castiel rompió la ficha en mi cara.

Sin pensar mucho fui detrás de él hacia el patio para ver lo que hacía.

- Eh Castiel, ¿por qué haces las cosas tan difíciles? - Me incliné hacia su cara tapándole el sol, él estaba muy a gusto tumbado en el césped del jardín botánico.

- No sabía que a parte de come culos fueras también una sombrilla ¿cuántas características te quedan?. - Empezó a reír con los ojos cerrados.

- Eres un idiota, no se puede estar bien contigo... Si es por lo de... - No me dejó acabar.

-No vuelvas a sacar ese maldito tema de mierda porque juro romperte la boca. - Me miró a los ojos fijamente, no me asustaba ya probé los puños de Castiel.

- ¿Qué? ¿Me vas a pegar una paliza como aquella vez? No me diste ni la mínima oportunidad para hablar. - reproché mientras le decía sus verdades.

- Ya, superalo Nathaniel, eres un grano en el culo. - se posicionó para entrar de nuevo en el instituto.

- No, supéralo tú tan de machito que vas.- Consigo agarrarle del hombro y este se gira.- La única que salió airosa de esto fue ella, la única culpable. - Faltó un segundo para que su puño estallara en mi pómulo haciéndome perder equilibrio y poner todo mi peso en la mano derecha. No pude evitar un quejido.

- ¿Nathaniel, estás bien? - se agachó y puso una mano suya en una de mis rodillas, las lágrimas estaban empezando en acumularse pero no le iba a dar el gusto de que las viera, no otra vez. - Oye yo... lo siento ¿vale? Es solo que la rabia viene a mi cuando recuerdo aquello.

- Pues metetela en el culo. - limpio rápido mi cara y me levanto para volver a la sala, no aguanto más esta situación.

Tanto la mejilla y la muñeca me palpitaban y no había hielo por ningún lado así que tuve que coger una botella de agua fría para intentar aliviar. Me da miedo llegar a mi casa así, no sé que excusa podré  decirle  y sea lo que sea que invente me la voy a ver venir igual.

- Ya llegué. - alcé la voz para que me oyeran.

-Hola hijo.- Saludó mi madre desde la cocina. -¿Me puedes hacer el favor de preparar la mesa? Tú padre esta en la salita hablando por teléfono, Ámber se metió en su cuarto y no sale, yo estoy terminando con la comida.- suelto un suspiro pesado, siempre es lo mismo. 

Primero lavé mis manos, la derecha estaba hinchada, colorada y algo entumecida apenas puedo cerrarla en condiciones, si bien el golpe en la cara pasa más desapercibido que mi mano pero nada que no tape el maquillaje de mamá.

Cogí todos los útiles con mi mano izquierda y hubiese ido más rápido si me hubiera podido ayudar con la otra pero lo intenté y casi provoco mi muerte. Cuando por fin coloco todo intento ir a la habitación.

- ¿A dónde te crees que vas? - Esa voz... Ya empezamos.

- A mi habitación. - agacho la mirada, todavía no he tenido oportunidad de tapar lo que hizo Castiel.

- Mírame a los ojos cuando te hablo maldita nenaza. - Suelta furioso, mientras suelta con fuerza el maletín en el mueble recibidor. -Cógelo y llevalo  a mi despacho. - hago el ademán de cogerlo cuando me agarra de la muñeca, solo puedo morder mis labios por dentro. - Con cuidado maldito inútil. - solo afirmo con la cabeza para que así me suelte.

Ya se me fueron las ganas de comer, no tengo ganas de escuchar a Papá quejándose de los problemas de su trabajo, se enfada muchísimo cuando lo  cuenta y encima luego lo paga el mismo idiota. Escuchar a mamá y Amber tampoco ayuda, Mamá se la pasa contando que su trabajo últimamente es más duro y que las cosas de la casa no las puede realizar todas ellas, mientras que Amber no realiza nada y encima es la mejor en darme dolores de cabeza. No miento cuando digo que soy el único que mantiene silencio en esa mesa, no puedo quejarme absolutamente de nada porque rápidamente se me tiran al cuello.

-Nathaniel,  vamos, la comida ya está. - y ahora a correr para que no se enfurruñe.

Hola uwu, ¿qué os va pareciendo?

Gracias a los que leéis, os quiero❤

Gané la pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora