Capítulo 3:

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La mañana siguiente es  simplemente una pesadilla, si de por sí dormí súper poco y mal de los dolores ahora no siento apenas la mano aparte de no tener movilidad no la puedo cerrar.

Todo sería maravilloso si no tuviera los padres que tengo, porque si voy al hospital tengo que pagar por lo cuál si papá consulta los movimientos ante el banco lo verá, y la enfermería del instituto me mandará al médico del tirón, estoy perdido y no sé que hacer. Tengo miedo que esto se complique, ahora mientras tanto tengo que aguantar, simplemente la llevo vendada.

En las mañanas siempre nos vemos las caras para desayunar excepto papá que sale un poco antes ya que de algo quiere alardear. Desayuno todo lo rápido posible para lavarme los dientes e irme ya que ayer no pude acabar con todo el papeleo.

  ...

-Ey...

- Ahora no Castiel. - Seguro que ya tiene ganas de tocar un poco los cojones desde tan temprano y hoy no tengo el humor a mi favor.

Entré rápidamente en la sala de delegados y lo dejé allí. Siempre se pierde la primera clase, que casualidad que precisamente hoy se presenta a primera. Puedo estar segurisimo que lo ha hecho para molestarme, es lo que más le encanta hacer, que acabe perdiendo la paciencia le divierte.

Con un poquito de música de la radio que hay del instituto consigo distraerme un poco y sin darme cuenta acabo más o menos rápido en sellar, rellenar y grapar papeles antes de que empiece la clase de educación física.

Desde primera hora de la mañana ha estado todo muy tranquilo y no he tenido que volver a la sala de delegados  por lo que he podido salir antes y aunque no es muy común en mi horario ya que siempre suelo salir un poco tarde o incluso bastante, voy hasta detrás del callejón que hay detrás del instituto para dar de comer y jugar con los gatos que allí se encuentran. Ya me conocen y nada más verme vienen hacia mí vacilones y se restriegan por mis piernas para que ya les de su comida y juegue con ellos.
Para ser un callejón y que tenga una pinta que quizás pueda asustar, es el lugar donde mejor puedo estar.

Me siento sobre un cartón y me quedo embobado viéndolos comer, siempre me han encantado los gatos y debido a la familia que tengo no me dejan tener ninguno pero siempre que puedo y sin estar con mis padres aprovecho para acariciarlos.

- O sea que a esto te dedicas. -

Ante el ensimismamiento pego un brinco en el sitio y giro lentamente.

- Ah, eres tú. - Veo que es Castiel y lo ignoro por completo.

- El delegadito y sus borderias. - suelta de manera chistosa mientras le da una calada a su cigarro, yo solo mantengo la mirada en los gatos y uno de los más chiquitillos se me sube a la pierna.- ¿No piensas siquiera hablarme?

- ¿No lo notas? Quiero que me olvides. - acaricio la tripa del gatito, es blanco con manchas color café.

- Lo siento Nathaniel,  siento mucho todo y sobre todo siento lo de ayer, me pasé muchísimo. - no quise girarme pero sus palabras me obligaron.

- Muy bien.- solo atiné a decir, no imaginaba una disculpa sincera de su parte la verdad.

- Me gustaría saber como estás, te hice bastante daño ¿verdad? - se agachó para mirarme, a mí me dio la risa.

- Que pregunta haces. - Pero la risa se corta. - A qué se debe tu preocupación,  ¿la conciencia?

- No has cambiado mucho, sigues siendo el mismo idiota. - Suelta de mala gana.

- Si ya. -Vuelvo a lo de antes y lo ignoro.

- Fíjate que a veces uno se para a pensar en sus acciones y se arrepiente de todo y la verdad es que he sido muy hijo de puta contigo sin razón. - Hace una pausa. - Bueno, más bien en ese momento los celos me nublaron y perdí el juicio.

- Si ya, fui testigo.

- Lo que quiero. -Me atrapa del mentón para mirarnos a los ojos. - Es volver a como estábamos antes.

- ¿Quién te ilumino para que de repente me digas...En fin, todo eso? - Bajo la mirada.

- A ver, después del encontronazo me sentí mal con lo que te hice y fui a ver a Lysandro, me dio tremenda charla que me hizo pensar y se que lo dirás, Castiel Leunam pensando.

-No iba a decirlo...

-Ya, claro. -Se vuelve a enfocar. - El caso es que he estado actuando así porque te echo de menos.

- ¿De menos? ¡Eras tú el que se puso como se puso, el que decidió dejarme y encima humillarme y para colmo tener esa actitud conmigo! ¿Qué querías? ¿Qué te comiera el culo? Bastante me arrastré, sinceramente. - No me di cuenta en que momento algunas lágrimas se derramaron por mis mejillas pero él se encargó de limpiar las.

- Lo sé,  ahora lo sé, por eso mismo te había estado buscando desde tan temprano en la mañana. Te quiero ¿vale?

- A mí no me vale y la verdad es que ya es tarde y me tengo que ir. Adiós Castiel. -Di una última caricia a los gatos y salí de ahí.

No puedo, simplemente no puedo




































Hula, ¿qué les está pareciendo como remonta todo?

Muchas gracias por leer 🥰




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⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

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