Me has visto tantas veces y, sin embargo, no me reconocerías. Nacemos y morimos, una y otra vez, de maneras diferentes. Siempre aprendemos algo, y lo llevamos sin saberlo en la vida siguiente, cuando reencarnamos como mejores versiones de nosotros mismos. Pero la mayoría no lo recuerda.
Te escribo para contarte que yo soy uno de esos pocos, único en millones, que tiene la bendición o la desgracia de tener aferrados a la memoria los recuerdos de vidas pasadas. Yo no creo que mi maldición sea recordar lo que he vivido cuando he sido otro, más bien ha sido amarte en reiteradas ocasiones.
Me he enamorado de ti en cinco épocas diferentes y en todas te he perdido. El azar siempre nos ha cruzado y no hemos podido evitar aferrarnos uno del otro, sin importar nuestro aspecto, religión o procedencia. Lo que nos enamora siempre ha estado más allá de la piel y los huesos, porque aunque tu apariencia no sea la misma, yo siempre te reconozco.
Las vidas que he vivido me han demostrado que existe algo más allá de los cuerpos, que une a las almas y las reencuentra, como un lazo que trasciende al tiempo. Aunque tus labios cambien de color o de textura, la curva de tu sonrisa sigue siendo la misma; aunque tu voz sea más grave o aguda, la sinceridad con la que hablas y la pasión con la que ríes sigue estando intacta; aunque el color y la expresividad de tus ojos haya variado, aún miras con una profundidad que hace temblar los mundos y que revela un universo maravilloso.
Te he cruzado en un café y te he reconocido al instante, pero he preferido no acercarme. En cambio, he plasmado estas palabras en el papel para confesarte todo lo que he vivido sin que te hayas enterado, antes de amarte de nuevo y volverte a perder. Ahora que lo sabes prefiero esperar, para que el destino decida si es esta la vida en la que por fin te merezco, y que te envíe a mi encuentro para que nos volvamos a amar.
Hasta que la vida que me toque sea la indicada. Te amo a través del tiempo...
Un chico sin nombre
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Susurros
Short StoryEn sueños interrumpidos a mitad de la noche, llegan hasta mis oídos ciertos susurros insistentes, que me cuentan historias extraordinarias e inimaginables, a veces llenas de inocencia y enseñanzas y otras veces con hechos perturbadores y espeluznant...