Julio 28 del 2015.
- Sabes que esto es tú culpa, ¿Verdad? - Sus manos estaban en mis hombros y sus ojos me miraban desesperados, parecían a punto de salir de su cabeza. - ¡Siempre me haces actuar de esta manera! Te gusta que te miren y te toquen, ¿No? Por eso te vistes como una zorra. - Mi vestido me daba a la rodilla, era un color oro rosa y me daba a la rodilla con escote en V tanto en la parte delantera como en la espalda, era un regalo de Rocío, mi hermana. Y me había encantado.
Había golpeado a Mateo, mi mejor amigo, después de que me diera un abrazo, porque según Michael, nadie se podía acercar a mí.
- Debería haberle hecho caso a mí madre, nunca debería haberte metido con una culicagada como tú - Si me hubiera dicho esto hacía siete meses atrás, me hubiera derrumbado.
- Entonces, hazlo. - Hablé entre dientes. Reuniendo todas las fuerzas que no tenía para enfrentarle, era la primera vez en casi seis meses que lo volvía a intentar. La última vez, me había dejado encerrada en nuestro apartamento por dos días.
- ¿Qué dices? - Su cara se distorsiona frente a mí, sus manos viajaron a mi cara acunando mis mejillas.
- Hazlo. - No sabía si reír de mi valentía recién estrenada o llorar por el futuro incierto que tenía en caso de que Michael reaccionara como la última vez - Déjame.
- ¿Cómo dices esas cosas estúpidas, chiquita? - Su tono de voz bajo una octava y sonaba suave, como si quisiera hipnotizarme con ella. Sus ojos cambiaron, como si hubiera apagado a una bestia para volverla indefensa.
Hubiera funcionado en otro momento. Su voz había sido otra de las cosas que me habían encantado de él.
- Te amo tanto, chiquita. - Beso mis labios - Nunca te abandonaría, Fifi.
'Fifi' era el apodo más estúpido que había en la faz de la tierra y cuando me lo había dicho la primera vez, mi estómago había caído a mis pies y mi sonrisa había sido grande.
Hasta que escuché que Fifi era el nombre del perro de la vecina de la madre de Michael.
Michael me tomó en sus brazos y salimos del restaurante en donde celebramos mi cumpleaños número 24 y lo había arruinado golpeando a mi mejor amigo, al único que aparentemente me quedaba y ahora parecía que lo había perdido también.
Caminamos hasta el coche de Michael cogidos de la mano, sus dedos hacían círculos en mi mano como si quisiera tranquilizarme, su camisa azul oscuro seguía metida impecablemente entre su jean oscuro y su cabello estaba peinado, como si no hubiera pasado absolutamente nada.
- ¡Sof! - Escuché a Mateo correr hasta nosotros, cerré mis ojos cuando sentí la mano de Michael tensarse sobre la mía. Volteé a mirar la cara de mi mejor amigo, observando el daño que le había hecho Michael. Un morado en el ojo. - ¿Hasta cuándo vas a permitir que esto suceda? ¿No es lo suficiente obvio que él es un controlador de mierda? ¿¡No ves el daño que te ha hecho!?
- Teo, por favor - Susurré mirándolo angustiada, rogando para que no se me acercara más.
- Deja de hablar tantas estupideces juntas, maricón de mierda - La voz de Michael sonó enojada mientras me pegaba a su pecho, apretándome hacia él. - Nunca le haría daño a Sofía. Es mi vida entera. - Dio media vuelta jalandome con él y colocando su cuerpo de barrera entre Mateo y yo.
- Quiero a mi mejor amiga de vuelta - Fue lo último que escuché antes de que Michael me empujara hacia dentro del auto.
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Abril 2017
El intercomunicador de mi apartamento sonó, haciéndome caer del sofá en el que había estado leyendo hacía unos minutos después de pedir algo de comida.
- Robert - Hable por el pequeño teléfono blanco.
-Señorita Williams, una niña Rosa, la busca. -
- Rosé - Reí - Déjala pasar.
Coincidir con Rosé en un momento de mi vida en donde mi única salida era hablar con ella y Aaliyah mientras trataba de no hundirme en un hueco oscuro para no volver a salir, fue realmente un punto importante en mi vida. Me había alejado de todos durante mi relación con Michael en donde, de alguna manera, me había privado a mí misma de mis amistades y hasta de mi familia. Y ahora, me alegraba estar ahí para Rosé también.Si me preguntan cómo llegué hasta acá, la única respuesta honesta es: No lo sé.
- ¡Sofiiii! - Rosé no me dejó terminar de abrir la puerta antes de tirarse encima de mi a darme un abrazo. - No puedo creer que al fin nos conocemos - Se alejó para mirarme y volver a darme un abrazo rápido.
Después de un rato de hablar de todo un poco con Rosé, nos quedamos en silencio mirando el techo porque habíamos terminado acostadas en el sofá riéndonos mientras recordabamos cosas que habíamos vivido durante los últimos dos años de amistad.
- ¿Como has estado realmente? - Susurró como si estuviera preguntándome sobre la cura del cáncer.
- Distraída.
- ¿Distraída?
- Sí, leí una pregunta en estos días que decía "¿Estás realmente feliz o solo estás distraído?". Estoy distraída porque no quiero enfrentar muchas cosas aún.
- ¿Que te dice tu psicóloga?
- No he regresado hace un par de meses, la oficina está llena de trabajo pero diría algo como "Es hora de dejar ir, Sofía."
- Concuerdo con ella.
- Lo sé por eso digo que ando distraída. Podia agregar la palabra "entretenida" a la mezcla.
- ¿Entretenida?
- Conocí a Aarón Gales y digamos que gracias a Sonya, tiene mi número de teléfono. - Rosé pasó de estar acostada a mi lado a estar sentada en menos de quince segundos con una sonrisa bastante aterradora.
- ¡Mi Dios! Cuéntamelo todo, ¿Porque no me recibiste con esta noticia? Sabes cuánto odio a la anciana de Sonya pero esto es oro. - ruedo los ojos, no sabía si sería una buena noticia para ella por el momento que estaba pasando.
- No hay mucho que contar. Entro a la sala de juntas siendo un idiota petulante y me tocó ser la mala ya que Sonya se estaba orinando en los pantalones por tenerlo al frente cuál niña de trece años viendo a su artista tatuado favorito. - La sonrisa de Rosé se tambaleó y sabía que la había cargado. - el punto es que, al final, cambió totalmente y se puso todo amable. Se hizo el inocente cuando entro Sonya y me pidió el número delante de ella. Ya te imaginarás el resto - Rosé aplaudió sonriendo.
- La vieja aún se ve que quiere ser cupido contigo, voy a vivir por esto!
Sí, si, todos querían ser cupidos en mi vida amorosa pero, ¿que amor quieres recuperar en tu vida cuando habías perdido lo único que había valido para ti?
Martina, mi psicóloga, decía que debía bajar un poco la defensiva y salir de la armadura que había construido alrededor de mí y de mi humor para empezar a enfrentar la vida y vivir de nuevo. Solo había pasado un año. ¿Me estaba aferrando al pasado? Probablemente pero, ¿Si este dolor es del pasado porque siento que me asfixia cada vez que trato de respirar? El pasado se sentía muy presente para mí.
Terminamos el resto de la tarde/noche comiendo y hablando con Aaliyah. Había tanto que decir, tanto que compartir, tanto por llorar y cuando todo se calmó, Rosé fue a dormir a la habitación de invitados que tenía.
Odiaba admitir que esperaba al menos un emoji sonriente de parte de Aarón Gales pero no había recibido nada.
Supongo que esto era una señal de "Puedes conocer gente pero no todos serán cercanos" o alguna cosa espiritual parecida.
La cuestión estába en; que creo que estoy lista para dejar ir, de a poco, de a pasos, pero al fin lista.
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DETOXIFIED
Novela JuvenilSan Diego era una ciudad que me encantaba desde que había colocado un pie aquí. El aire que la rodeaba y el ambiente que la misma gente creaba, me hacían sentir viva. Mi sueño desde que había tenido un poco de inteligencia razonable era venir a vivi...