Capitulo IV

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⚠️ Advertencia: al principio el capítulo tiene contenido sensible. Léanlo bajo su responsabilidad

Septiembre 12 - 2015 

-¡Michael te dije que no quiero! - mientras trataba de quitarme lo de encima. 

- ¡De qué mierda hablas! Soy tu novio, vives bajo mi techo y tú unica responsabilidad es tener sexo conmigo. Acaso, ¿Ni para eso sirves? - me estaba asfixiando, su pecho en mi espalda aprisionándome me desesperaba, necesitaba quitarme lo de encima. 

- Michael por favor, tengo migraña - Susurré, entre mi falta de aire, el estrés y mis ganas de llorar no sabía que hacer. - déjame ir.

- Después de que jodidamente sirvas para algo - Su mano empezó a subir por mi pijama hasta bajarme los shorts. Parece que me había convertido en muñeca inflable desde hacía unos meses para él. 

- Las lágrimas de desespero y humillación recorrían mis mejillas, mis manos apretaban las sábanas. Michael hacia sonidos desagradables mientras se satisfacía a él mismo, mientras el asco crecía dentro de mi. 

¿A qué horas pasó esto? 

¿A qué horas me convertí en una muñeca para este hombre? 

- Espero que de alguna de estas gracias que me toca hacer para mí mismo, no salgas embarazada, zorra. Suficiente tengo contigo y tus actitudes infantiles. 

Fue lo último que dijo antes de salir del cuarto dejándome sucia, en lágrimas y cada vez más rota.

× × ×

Abril 28 - 2017

Los últimos rayos del sol tocaban las nubes que pasaban por el cielo de San Diego, el viento soplaba las hojas del árbol que me daba sombra mientras mi espalda reposaba en las raíces del mismo. No estaba segura de cómo debería estarme sintiendo el día de hoy mientras estaba sentada en el centro del cementerio mirando algunas familias pasar por medio de tumbas buscando a su ser querido. No sé porque sentía paz y a la vez un dolor desgarrador que se volvía sordo por segundo y me dejaba entumecida. No sé nisiquiera cómo seguía existiendo. 

¿Que hacías con ese vacío? 

- ¿Alo? 

- ¿Estás en el cementerio? - La voz de Rocío retumbó en mis tímpanos y una sonrisa suave se dibujó en mi cara. 

- Sí. 

- Te amo, estoy aquí. Ahora parate y sal de ahí 

- Acabo de llegar, Ro.

- Te das cuenta que él no está ahi, ¿Verdad? 

- Sí - mi voz sonó ahogada porque trataba de retener un sollozo 

- Bien, ahora vete de ahí por fa. 

Suspiré, me levanté lentamente del suelo y camine hacia la salida del cementerio. Le fui reportando todo lo que hacía a Ro mientras llegaba al apartamento, ella por su lado me iba comentando cómo estaba su viaje. Se escuchaba tan feliz. 

- Ya llegué al apartamento. - Le sonreí al teléfono. 

- Okay, te amo. Quítate la ropa sabes que hay malas energías por ahí. 

- Si lo que sea, adiós, te amo. - Colgué y me di cuenta que tres pares de ojos me miraban fijamente desde mi sala.  

- ¡Sofi! - Rosé se paró del sillón y camino hacia mi dándome un abrazo. 

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