Director y Zenda

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Capítulo 1-

Año 2100

-Hija, rápido, el autobús va a pasar ya.-escuché la voz dulce de mi madre desde la cocina.

Me levanté a regañadientes de la cama mientras unas zapatillas se adherían solas a mis pies y una bata me preguntaba si deseaba algo de desayunar. Dichosa tecnología, a este paso crearan robots malignos, hay robots buenos, pero cuando quieran se volverán malos.

Fuí hasta la cocina y puse mi mano sobre la creadora de desayunos, a los 3 minutos salió un colacao azul y unas tostadas con mantequilla salada.

-Nayla, Kilian te espera fuera.-dijo impaciente mi madre mientras me despedía con dos cariñosos  besos.

-Ya salgo-agarré la mochila, que pesaba como una pluma, y metí la tablet del colegio-.

Fuí hacia la puerta y ésta se abrió deslizandose hacia el lado derecho.

Salí a la calle y, efectivamente, ahí estaba Kilian. Mi mejor amigo. La gente nada más verlo se sorprendía de su belleza, era de pelo castaño, tenía unos penetrantes ojos verdes y un cuerpo de infarto(y no, no exagero). Sus labios eran carnosos, como los míos. Tenía 18 años, como yo. Hasta ahí  nuestro poco parecido, también los años y que ambos eramos de gustos parecidos. Yo era unos centímetros más baja que él, mi cabello era mucho más oscuro que el suyo, era casi negro. Mis ojos eran verdes también y a la gente les gustaba porque mis ojos tenían una mezacla de tres colores:azul-verde-marrón. No preguntéis como... es difícil de explicar, pero el color que más predomina es el verde. Pero no eran tan despampanantes como los de Kilian.

Ambos íbamos a la misma clase.

Y él desde cursos anteriores se acostumbró a recogerme de casa y yo acepté encantada.

Mi madre sabía que Kilian no me veía de forma "amorosa", solo en la "friendzone". Por eso permitió que me recogiera de casa y que se quedara a dormir en mi casa o viceversa.

Eso me dolía por una parte pero por otra no.

Me dolía saber que me ponía celosa saber que él compartiría su vida con otra chica.

Pero por otra parte me alegraba de que él no quisiera nada conmigo, así nuestra bella amistad seguiría tal como está.

Vestía el uniforme plateado y azul metálico del colegio. En las chicas era igual salvo que llevabamos una falda sobre los opacos pantalones.

Nada más verme me dedicó una sonrisa que le ocupó todo el rostro.

-Buenos días Nayla-dijo con voz varonil.

Otra cosa que no he comentado es que es tan sexy y guapo en todos los sentidos, que he tenido problemas de miradas asesinas y algún que otro insulto a mis espaldas por culpa de que la belleza de mi mejor amigo pusiera a muchas celosas de mí. Aunque él me ayudara en todo y me protegiera de cualquiera con malas intenciones. Incluso de algún chico interesado en mí, aunque claro, esos solo son celos de mejor amigo sobreprotector, nada por lo que ilusionarse.

Yo era la que le veía con chicas, él con su buen corazón no sospechaba de que solo querían a ese Dios en sus labios y sus manos en sus femeninos cuerpos.

-Buenos días-le sonreí-¿Qué tal has dormido?-dije mientras caminabamos hacia la parada del autobús volador.

-Bastante bien-hablo en tono íntimo mientras me derretía con su mirada, miró hacia un lado y luego a otro, como asegurandose de que nadie esuchara lo que iba a decir-He soñado contigo-confesó con media sonrisa.

No eres de mi mundo-¿Y qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora