Primer capítulo

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...

-Oye, no te fastidies demasiado, no es como si alguien fuera a morir.-Me dijo el encargado de la planta mientras el sudor de mi frente caía sobre mis ojos, cegandome.

-No se preocupe, tengo todo contr...- Una violenta sacudida interrumpe mi oración, una aparente explosión en la zona Este, la segunda en 6 meses.

-¡No dejes caer la campana!- gritó uno de los 3 obreros que yacía dentro.

Una segunda explosión, una tercera y una cuarta. Hasta donde sabía, quizá la zona Este ya no existiese.

Dejé el control de la campana a mi superior y procedí a encender la alarma.

Cientos de obreros salieron del humo y el escombro, todos con dirección al eje central.

Se nos organizó, grupos de 20 podrán salir por los elevadores principales, grupos de 10 en carga y servicio.

Se nos sorteó usando nuestra tarjeta de identidad, quién tenga una buena reputación tendrá los lugares favorecidos.

Cómo siempre, quedé en los últimos obreros.

-¡Obrero 505!- Lanzó la orden un miembro de la guardia civil.
-¡505!- Repitió.

-¡Aquí señor!- respondí.

-505... Zona de carga, elevador 53.

-¿Señor?-Me planté para hablarle.

-¡506!, ¡Dónde está el 506!-prosiguió.

-Muerto señor- gritó un obrero al fondo.

-Señor.- repetí.

-¿Qué demonios quieres 505?

-Por favor, mándeme a la zona central; ¡no puedo estar en un elevador!-Imploré, el metal olía como aquella vez.

-¡Al demonio con sus malditas supersticiones obreras!
¡Sube al maldito elevador o te subiré yo mismo!.

-Pero señor...-No iba a subir a un elevador... Menos un día como hoy.

-¡Soldado!- grito el guardia civil a un recluta cercano.

Él se acercó y el guardia le susurró en el odio...

Llévese a éste maldito obrero al elevador, sí se resiste, mátalo en caliente.

Quizá pensó que no lo había escuchado, o quizá no le interesaba. Pero ahora sabía que estaba entre morir como obrero o morir como un perro.

Seguí al hombre, hasta el elevador, rápidamente me sujete de lo más cercano a mí.

Pasó casi una hora mientras el elevador se llenaba.

Pensé, quizá así tenía que morir, como todos los obreros. El slogan del partido nacional era ese de cualquier forma.

"Actúa tu papel, pues uno se te dio"

¿Quién me dio ese papel de cualquier forma? ¿El partido? ¿La comunidad obrera? ¿Mis padres?¿Mi contexto quizá?.

No lo sé, no lo sabía y honestamente no me interesaba hasta ese día, el día en el que pensé moriría.

¿En verdad hice lo que pude?

Todo o que he hecho, me ha llevado a este momento, el momento de mi muerte, me preparé, estudié y para qué.

Moriré como un perro, aquí, en la fábrica como todos los demás, sabía que había algo más, sabía que está manera de vivir no podía ser la mejor.

...

Algo era seguro, no quería vivir más tiempo así, lo sabía desde hace mucho, pero solo el temor de la muerte me despertó de mi aletargo.

Yo no quería morir como mi padre.

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2019 ⏰

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