𝕄í𝕠

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Narrado por la escritora

La torre se encontraba tranquila, todos se encontraban en sus respectivos cuartos, excepto Steve Rogers que desde temprano se ejercitaba. Golpeaba un saco con sus manos, pensando en la vida, un ligero pensamiento le recordó a natasha, la chica que lo confundía a diario con sus actitudes. El salía con Sharon, pero no estaba muy convencido de que quería seguir haciéndolo.

—¿Entrenando desde temprano?— dijo la pelirroja a sus espaldas
—Si, ya lo sabes—se giró a mirarla
—¿Pelea cuerpo a cuerpo?—sugirió la pelirroja

Steve supo de inmediato a que se refería, era algo que solo hacían ellos, pelear cuerpo a cuerpo era su actividad compartida. El rubio la miro y soltó el primer golpe, a lo que la pelirroja lo esquivó

—Sabía que aceptarías— soltó una patada y así comenzó la "pelea"

Steve golpeaba y nat esquivaba, pero no hay que pensar que Steve es estupido el conocía todas las debilidades físicas de natasha, solo quería que ella se divierta un poco. Steve se giró sobre su eje y tomó la pierna derecha  de natasha, se giró de nuevo torciendo la pierna de la pelirroja, la cual perdió el equilibrio y cayó al suelo. Se levantó con destreza y se aferró al cuello del rubio, para después girar hacia atrás, haciendo que los dos cayeran al piso duro.

—Eres mío, Rogers—dijo la ojiverde con doble sentido, ahorcándolo con sus piernas

—Tu ganas, tú ganas—se rindió Steve

Natasha se puso de pie y le tendió la mano, para ayudarlo a levantarse. Este acepto pero con agilidad jalo el brazo de la pelirroja, haciendo que cayera sobre su pecho. La pelirroja apoyó con sus manos sobre el pecho de Steve. Lo miro por unos segundos y una corriente eléctrica que iba desde sus manos hasta su espalda se presentó, el por su parte la miro con ternura, la pelirroja deslizó sus manos sobre el pecho de Steve, para así levantarse. Dejando a Steve sin respiración por el impulso

—No hagas eso Rogers, o ya verás—rio—Tengo que irme—se esfumo de la habitación

Narrado por natasha

Salí con rapidez del lugar, no quería que las ganas de besar a Rogers se apoderarán de mi. Siempre lo provocaba y después me alejaba, porque tenía miedo, miedo a enamorarme de nuevo. No quería admitir que estaba enamorada de Steve Rogers, siempre lo provocaba porque sabía que el sentía lo mismo, pero algo estaba en medio de los dos, o más bien alguien y yo era demasiado cobarde para enfrentarme le y confesar mis sentimientos por Steve. La noche cayó y salí de mi habitación para buscar algo que comer, pero no pude evitar escuchar una conversación proveniente de la habitación de Steve.

—Ya te lo dije, solo estoy cansado—dijo el rubio
—Steve, siempre que quiero besarte te alejas de mi, ni siquiera me dejas tocarte—reconocí  la voz de Sharon
—Sharon, estoy cansado—
—Es por ella ¿cierto?—
—No—
—Entonces ven aquí y bésame, para que me demuestres lo contrario—

La ira me venció por completo, la sangre me hervía y estaba por golpear a esa rubia por querer besar lo que es mío. Si porque Steve Rogers es mío. Me acerqué más a la puerta para así poder ver lo que hacían.

Steve se acercó a Sharon y con brusquedad beso sus labios. Yo estaba que me moría de los celos. Sharon envolvió sus manos en el cuello de Steve, para así atraerlo a ella. Steve toco levemente su cintura, definitivamente el no quería besarla.

Me la pensé. Si no lo hacía ahora, jamás lo haría. Me armé de valor, ya no quería ser más una cobarde. 1,2,3 y salí de mi escondite para que ambos se quedaran atónitos. Sharon me miraba con rabia y Steve con confusion. Me acerqué peligrosamente a Steve y besé sus labios en un acto de reacción, me correspondió de inmediato. Deje sus labios con brusquedad y mire a Sharon con una ceja alzada.

Ni se te ocurra volver a tocar lo que es mío—la mire con desprecio
—¿Por que habría de ser tuyo?—
—Pregúntale a el— dije y me marché sin decir nada más. Steve Rogers es mío, solo mío

Al día siguiente, todo fue normal. Caminaba por el pasillo, cuando de repente sentí una mano apretar mi muñeca, impidiéndome continuar. Gire mi mirada, para saber de quien se trataba y me encontré con los ojos azules de Steve.

—¿Que fue lo de ayer?— me miro serio
—Un beso—dije sarcástica
—Ya no quiero jugar, Romanoff—dijo molesto

Rayos, ahora si está molesto.

No te quedó claro que eres mío—sonreí
—¿tuyo?—dudo
—Si—sonreí y rose mis labios con los suyos—Eres todo mío Rogers—

—No te quedó claro que eres mío—sonreí —¿tuyo?—dudo—Si—sonreí y rose mis labios con los suyos—Eres todo mío Rogers—

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Hola hermosuras, nuevo shot ¿que les pareció? Díganme en los comentarios. Los amo
Atte: Stef Rogers Romanoff
-Nos leemos pronto

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