II

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    ―La wea que acaba de decir sonaba... ¿bien? ―comentó un poco confundido Chile. En realidad, no sabía que comentar al respecto, pero quería acabar con ese ambiente tan tenso que España había dejado entre ellos.

Eso fue un golpe de mucha información en tan poco tiempo.

―No lo sé... Si fuera tan "beneficioso" para nosotros, él no estaría tan conforme. ―frunció el ceño Ecuador, recordando la parte de "volver a sus territorios cuando ya cumplan ciertos años". Ecuador sabía que mantenerlos a ellos lejos de su hogar le beneficia ya bastante, pues el español se esmeraba mucho en mantenerlos en la ignorancia de lo que sucede en sus tierras ¿pero por qué entonces los dejaría irse? ¿Qué se suponía que cambiaría en ellos para esos años?

― ¿Sos boludo? ¡Es obvio que no nos beneficiará esto en nada! ―Argentina estaba enojado ¿incluso de grande debía estar haciendo lo que le diga ese viejo? ¡Pues vaya mierda! Al igual que España, Argentina se levantó y colocó su plato en el fregadero―. Recojan los platos y vámonos a dormir, estoy cansado. Perú limpiará todo.

― ¿¡Qué chucha!? ¡Eres un cojudo! ¿¡Por qué yo!?―el mencionado miró indignado a Argentina, y antes de que pudiera seguir reclamando, sintió una punzada en su estómago. Como si eso aliviaría el dolor, colocó sus manos sobre éste―. Aun me duele la barriga ¿sabías eso rayado? Ugh.

―Che, solo apretá el orto.―respondió Argentina restándole importancia a lo dicho por Perú y seguidamente dirigirse a su habitación a paso rápido, seguido por Chile, que también parecía estar cansado.

―Chi, sili iprití il irti.―remedó Perú refunfuñado. Se levantó de su asiento y reunió los demás platos, quejándose de vez en cuando por los dolores estomacales. Se estaba arrepintiendo profundamente de no haber compartido con el venezolano.

Ya cuando Perú estaba dispuesto a lavar los trastes sucios, sintió que alguien lo tomaba del hombro.

―Pana, deja esa vaina así. Vaya a cagar que sé lo feo que se siente tener el barro flojo y no poder hacer.―Venezuela le dio una mirada de lastima a Perú, cosa que lo habría hecho enojar en otro momento pero que ahora lo dejaría pasar.

―Gracias, causa. ―agradeció a la par que salía corriendo al baño. Otra vez.

Venezuela soltó una pequeña risa por eso, tomó la esponja y comenzó a lavar con aburrimiento los platos. Todavía estrujando, suspiró cansado de las miradas que le estaban dando a sus espaldas.

Venezuela giró un poco la cabeza para ver a los que lo estaban observando―. Una foto les dura más.―sonrió con burla hacia las colonias México, Colombia y Ecuador. El primero solo estaba cerca de la puerta observándolo fríamente, haciendo que Venezuela cruzara sus brazos inconscientemente como defensa luego de sacudirse las manos.

―Vene. Y-yo no quiero que te vayas, hermanito.―bajó la cabeza con tristeza Colombia, tratando de no llorar de nuevo. Ecuador también estaba como su segundo hermano mayor, solo que él se sorbía los mocos constantemente.

Venezuela también estaba triste, esta sería técnicamente la primera vez que se separarían por más de unos días. Pero debía ser fuerte, o al menos aparentar serlo.

Sin haber terminado de fregar, cerró el chorro de agua para así verlos y darles una cálida sonrisa―. No sean pajuos, vale ¡17 años pasan...! ―pero antes de que pudiese continuar, fue interrumpido por el grito de Ecuador.

― ¡No me importa que sea poco tiempo para ti! ¿P-por qué no te afecta? ¿Acaso ya no n-nos quieres?―miró con dolor a Venezuela, dejándolo sorprendido.

It all started with little things.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora