MI POSESIÓN

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Jungkook ha desistido en buscarme. Si me ve a lo lejos no intenta llamarme... Esto me está matando, sé que yo provoque esta reacción en el. Pero duele...

Ya pronto será cumpleaños de Adilé y aún no sé qué regalarle, tal vez le mande rosas y unos chocolates. la verdad es que mi inspiración se ha ido al suelo, no tengo ni idea de lo que pueda regalarle que le vaya a gustar o que le llame la atención y es que estos últimos meses hemos estado un poco alejados, ya no sé cuáles son sus gustos del momento... Aunque ya no hablamos tan seguido seguimos mensajeandonos, a veces no tengo mucho que decir y ella casi siempre está ocupada con sus proyectos del semestre. A pesar de eso, ella sigue diciendo que me ama, por mi parte intentó seguir esforzándome, a fin de cuentas la amenaza que habita al otro lado del pasillo se ha mantenido al margen de mi y mi fluctuante temperamento.

Hoy Eun Jae nos invitó a tomar unos tragos al salir del ensayo. fuimos a un bar que está cerca de su casa. Íbamos los de siempre: Woo min, Ha-ra, Eun Jae y yo.
Woo min tomó demasiado y tuvimos que llevarlo entre dos a su casa, yo estaba un poco "avionado" pero si podía con mi cuerpo. Acompañe a  Ha-ra que no había tomado casi nada a que tomara un taxi a su casa ya que no me dejó acompañarla, pero me quedé conforme por qué iba en sus sentidos.

-Jimin ayúdame a cargar a este idiota pesa demasiado y no podré yo sólo con él- Eun Jae pujaba y a duras penas se mantenía en pie intentando sostener a Woo min que manoteaba y se quejaba por qué quería seguir la fiesta en un karaoke.

Corrí para detenerlos justo antes de que azotarán al suelo.

-Lo bueno es que mañana es sábado y podremos descansar todo el día.- aunque no será mucho consuelo para el verdad? Me solté riendo ante la situación.

-Sí, pero este idiota mañana no va a poder con su cabeza de la cruda que se va a cargar. Eso le pasa por  tomar como vikingo y hacernos cargarlo como burros. ¡Ni que fuéramos tus sirvientes maldita bestia!- Eun Jae le pegó un sape y siguió cargándolo.

Me dió tanta risa, el siempre ha sido así, nos insulta y molesta pero hace todo por nosotros. Jamás nos dejaria a nuestra suerte.

Cuando dejamos a Woo min en su casa me despedí de Eun Jae y partí hacia la mía.
Iba distraído por el lobby y tengo que admitir que de repente caminaba en zic-zac. Ya había pasado tiempo desde mi último trago y empezaba a sentir la sequedad en mi garganta. Necesitaba con urgencia un vaso grande de agua.

Apreté el botón del elevador que me llevaría a mi quinto piso y cuando las puertas estaban por cerrarse alguien metió la mano en medio de las dos puertas plegadizas y entró.
Era jungkook mis ojos se abrieron como platos del susto, tenía mucho tiempo que no estaba tan cerca de él y mucho menos en un lugar tan pequeño. Sentí como hasta el último mililitro de alcohol escapó de mi cuerpo.
El volteó a verme inclinó la cabeza en forma de saludo y no me volteó a ver de nuevo.

En su mirada pude sentir la frialdad, parecía que quería decirme algo pero era obvio de que se lo tragó. Se quedó quieto como estatua dándome la espalda, como si nadie viniera a su lado.

Yo comencé a temblar y a contar los segundos en que el elevador abriría la puerta para escapar de ese lugar. Gracias a dios no podía ver que mis nervios me delataban, golpeaba sin cesar mi pierna con la mano intentando encontrar un ritmo que nunca llegó, espero y nunca sepa todo lo que provoca en mi.

La ansiedad me estaba matando... Por fin las puertas se abrieron y de nuevo volteó hacia mí y sin verme inclinó otra vez su cabeza abandonando el elevador apresuradamente.

Aminore el paso para dejarlo ir, pero al abrir mi puerta y entrar al departamento sentí como una mano se interpuso para que no la cerrará por completo, se sintió como un déjà vu... de nuevo era jungkook, el no dejar las puertas hacer su función se estaba volviendo un hábito en el...

Eres mi perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora