MIEL SOBRE HOJUELAS

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Han pasado varias semanas desde que me instale en esta ciudad

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Han pasado varias semanas desde que me instale en esta ciudad.
Mi madre llama sin falta cada noche y aunque ha pasado tiempo sigue con el mismo tono de preocupación en su voz que el primer día que llegue a este lugar. Si por ella fuera tomaría el primer avión sin escalas a Seúl y se instalaría en mi departamento por los tres años que estaré aquí, eso puedo jurarlo.

- Jimin, ¿Como estás amor mío? Cómo va todo? Cómo son tus compañeros? Cómo es la vida en tu apartamento? ¿Tienes buenos vecinos? ¿El hijo de jeon te trata bien? ¿Ocupas algo? -

- Mamá por favor toma aire, estoy bien. Todo está bien. Todos son muy amables conmigo, como mis tres comidas y duermo mis horas, no te preocupes. Te prometo que si algo malo sucede serás la primera en saberlo. -
¡y como no! si me tenían muy bien vigilado con mi adorable y tierno vecino dije a mis adentros.

- Está bien corazón, es solo que aún no me acostumbro a que no estás aquí en casa con nosotros. -
la voz de mi madre sonaba tan dulce y llena de preocupación que es imposible enojarme con su intento de sobreprotección.

- Lo sé mamá, lo sé... Ya debo colgar, mañana tengo clase a primera hora y aún no me he bañado y cenado.- Esa última palabra hizo que se despidiera rápido y me mandará a comer algo nutritivo. Para ella el que este sano y coma bien es lo más importante. Siempre se ha preocupado por mi peso. Dice que soy frágil y delgado en comparación con los otros chicos de mi edad. Mi rostro fino y pequeño no me ayuda mucho a que ella me vea por fin como un hombre.

Después de cenar me preparé para ir a la cama y me puse a pensar por un momento la mentira piadosa que le dije a mi madre "todos son muy amables conmigo"... va! Si claro, todos, ¡como no!
El solo recordar cómo ha sido el último encuentro que tuve con mi adorable vecino hace un par de días se me pone la piel de gallina.

Venía exhausto de mis ensayos ya entrada la noche nos había tocado quedarnos horas extra ensayando y al subir al elevador medio adormilado por el cansancio me tope de frente con él y preguntó de forma exigente...
- ¡que haces a estas horas en la calle, sabes en el lío que me metería si algo te sucede!-

Me asustó como el infierno, y es que estaba tan acostumbrado a verlo de reojo y que ni siquiera un saludo de buenos días me diera, que no era nuevo verlo parado enseguida de mi  tomándolo como un completo extraño.
- La verdad es que no, y no me interesa- replique sin siquiera voltearlo a ver y con el tono más apacible que pude modular. pude ver de refilón como apretaba sus puños y se agitaba su respiración.-

Las puertas del elevador se abrieron y salió disparado... Yo, aún recuperándome de tremendo susto que hasta el sueño se me espantó, seguí sus pasos.
Me apresure lo más que pude para llegar a la puerta de mi depa mientras que el al abrir la suya volteo para mirarme y prosiguió:

- En realidad me importa un comino lo que te pase y en otras circunstancias no me importaría ser vecino de un mocoso mimado como tú! Pero dado que tus papás no dejan de llamar constantemente a los míos para pedir por tu cuidado y protección...ellos no me dejan de molestar todos los días para que te esté vigilando... y la verdad esta situación me está volviendo loco, el solo verte me provoca coraje. No tengo tiempo y tampoco quiero verme obligado a saber de ti o de tu estúpida vida, o estar cuidando que no le pase nada al bebé de papá. Pero mi padre amenazó con quitarme mi carro si no me hago cargo de ti. Comprendes ahora la situación!-

Eres mi perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora