No todo es lo que parece

I

-Mamá por favor no me dejes-dice una pequeña niña de no más de 7 años de edad llorando mientras miraba a su madre quien se encontraba muy agitada y con severas heridas en sus mejillas y brazos.

-Es por tu bien hija mía no te preocupes por mi estaré bien solo tengo que encontrar a tu padre para que podamos escapar juntos a un lugar mejor-se acerca a ella y se pone a su misma altura para luego darle un tierno beso en su pequeña frente, después de eso se levanta y camina hacia la puerta de la habitación abriéndola, se voltea a dar un último vistazo de su pequeña hija con lágrimas en sus ojos para así abandonar la habitación dejando desconsolada a la pequeña.

-¡Mamá! ¡Por favor no vayas!-grita mientras sigue llorando sin control al mismo tiempo que tomaba entre sus brazos a su pequeño oso de peluche, estuvo un buen rato llorando mientras escuchaba como afuera se escuchaban los múltiples gritos de terror de toda la aldea, pero de repente todo el escándalo que está afuera se detiene dándole paso a un enorme silencio. La pequeña al no oír más ruido y ver que su madre no se aparecía en la habitación decide salir de esta con cautela, al momento de salir se encuentra con una enorme masacre, muchos cuerpos se encontraban tirados en la calle con múltiples cortes en la cara y todos sus cuerpos con viseras de fuera; y unos que otros con extremidades separadas de sus cuerpos, mientras caminaba miraba esa atroz escena abrazando de paso a su oso de peluche ya después de caminar por unos eternos minutos por toda la aldea su vista se enfoca en dos cuerpos que se encontraban tirados en la calle, con curiosidad se acerca a ellos y de sus ojos empiezan a brotar lágrimas sin control alguno mientras gritaba de la desesperación dejando caer de sus pequeñas manos al oso de felpa que cargaba consigo, pues lo que había visto eran a sus padres agarrados de las manos con múltiples heridas en todo su cuerpo y en sus caras se notaba una expresión de terror con los ojos fuera de sus órbitas y de su boca brotaba sangre sin control.

Cae al suelo mientras sigue gritando y llorando de horror, manchándose de sangre sus piernas y manos mientras agarraba su cabeza y repetidas veces negaba lo que veía-No, no, no, no- sigue negando-¿Ma-ma-má? ¿Pa-pa-pá? ¡Nooo!

-Naydelin, ¿Me estás prestando atención a lo que te digo?-comenta un joven chico de no más de 19 años con un cabello castaño claro mientras agitaba su mano enfrente de su compañera.

-¿Eh?-sale de su pequeño trance y enfoca su mirada en el chico que tiene en frente- Ah sí claro que te estoy prestando atención- seguido de una sonrisa.

-Bueno si me estabas prestando atención me podrías repetir que fue lo que te dije-se cruza de brazos con una sonrisa de burla, mientras Naydelin se quedaba estática y se reía de manera nerviosa.

-Bueno, no te estaba prestando atención estaba en otras cosas-dice ya resignada mientras que su acompañante sonreía de manera victoriosa.

-¡Lo sabía!- se burla dejando de cruzarse de brazos.

Naydelin la cual era una chica de aparentemente una edad de 17 años con un cabello de color negro largo, no le daba nada de gracias como su hermano se burlaba de ella-sabes que eso no me importa Esteban, sé que puedo ganarte en cualquier cosa-sonríe arrogante mientras le daba un último sorbo a su café el cual ya se encontraba frío mientras Esteban su hermano también le daba un último sorbo con una mirada de enojo.

-Pero no te salvas de decirme en que estabas pensando señorita-se levanta de la mesa y deja el dinero de la cuenta seguido de él Naydelin hace la misma acción y lo sigue ya fuera de la cafetería.

-Vamos Esteban no fue nada solo estaba pensando en un sueño que tuve ayer en la noche nada con importancia-dice como si no fuera lo más importante del mundo aunque a su hermano eso no lo convencía.

-Pues si no tuviera mucha importancia no estarías pensando en eso a tal grado de que te perdieras en tus pensamientos, te conozco Naydelin no por nada soy tu hermano-mirándola ya estando cerca de llegar a su casa, la mencionada solo pone una expresión de fastidio pues sabía que su hermano tenía la razón.