2 -Emboscada-

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-Capítulo 2-

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-Capítulo 2-

Me subieron a una camioneta, en una como esta me habían traído la primera vez que llegué aquí como una interna ¿La diferencia? Cuando me internaron iba perfectamente vestida con un abrigo cómodo y acogedor, ahora solo tengo un puto camisón que me llega hasta un poco debajo de la rodilla.

Deben hacer unos tres grados bajo cero y yo con un maldito vestido.

Por fuera la camioneta es blanca con los logos del hospital y por dentro está toda cubierta con una cosa que es acolchada, evita que la gente se mate o mate a otros.

Lo sé, raro, no necesito usar nada para matar a nadie.

Conmigo va un guardia, adelante la doctora y otro guardia.

Ya desde hace tiempo estoy pensando en escapar, frenar el camion en el que voy y huir, creo que no me costaría nada, pero lo pensé y sería bueno darle una oportunidad al internado.

*Risa malévola interior*

Mentira, quién iría de un lugar a otro para estar encerrado.

Cuando lleguemos al bache de la entrada de la ciudad vamos a saltar y voy aprovechar a asfixiar al guardia, me preocupa que no funcione por que estoy sin energias desde que en el hospital me inyectaron diferentes cosas que deben ser calmantes, por el efecto que siento.

Miro al guardia y le sonrio, extrañamente él me devuelve la sonrisa, es nuevo, nunca antes lo había visto, pobre ingenuo, no me conoce...

Me preparo para mi plan, según el tiempo que estuve contrando en unos segundos vamos a pasar por el bache.

5...

4...

3.. Un fuerte golpe a la camioneta hizo que perdiera mi cuenta, el guardia que se encontraba a mi lado se puso alerta.

¿Habíamos chocado?

Comenzaron a escucharse disparos, ocho de armas calibre nueve milímetros y dos de algo mas grande, podría ser una ametralladora. No se escuchó nada más.

Pegaron fuertemente en la puerta trasera y el guardia que me cuidaba me tomo en los brazos y me llevó arrastrando hasta el fondo de la camioneta, donde me usó como escudo de cualquier cosa que pudiera entrar por esa puerta.

Estoy cuidando al cuidador. Irónico.

Una explosión que me aturdió por completo hizo que llevara las manos a mi rostro. Sentí un fuerte pinchazo en mi ojo derecho que hizo que ya no pudiera abrirlo, me costaba demasiado.

Luego de todo el humo por la ahora hecha pedazos puerta, entraron dos chicos jóvenes. Me costó mucho verles la cara ya que mi ojo no me lo permitía y unos pañuelos negros que cubrían hasta la mitad de su rostro menos.

Me cubrí nuevamente cuando dispararon y aún temblando levemente, levanté mi cabeza lentamente luego de no escuchar más disparos.

Con un ojo cerrado pude ver a uno de los dos chicos extenderme una mano, que yo dudosa acepté. Y que bueno que lo hice por que cuando me levante casi caigo al suelo de no ser por su firme agarre. Intenté encontrar el problema y mi busqueda se detuvo cuando noté que por mi muslo un liquido carmesí brotaba llenando todo de rojo a su alrededor.

-¿Te encuentras bien? ¿Sientes dolor en algún lado?- habló por primera vez el chico que me sujetaba fuertemente con la cintura evitando que caiga. Que pregunta estúpida, tengo una pierna sangrando, obvio que me...

No lo había notado, no me duele.

Negué.

-¿Por qué no abres los ojos?- tampoco me había percatado de eso, pero algo me dice que si abro los ojos dolerá. De todos modos lo hice lentamente y antes de poder abrirlos totalmente un grito desgarrador salió de mi garganta. Un dolor punzante se situaba en mi ojo derecho.

Volví a cerrarlos.

No esperó ni dos segundos cuando alguien me envolvió con algo caliente por detrás y el chico que me sujetaba, ahora me estaba cargando como a un bebé mientras salía de la camioneta.

Un frio invernal me abrazó por completo haciendo que mi cuerpo temblara y mis vellos se erizaran por completo, probablemente la persona que me carga lo notó, ya que se tensó levemente después de mi reaccion al frio.

Una rusa con frio, que gracioso.

El cuerpo caliente que me envolvía me apegó más a él.

Nos detuvimos y pude escuchar otras respiraciones cerca, junto con el resonar de unos tacos.

¡La doctora!

Intenté abrir los ojos, pero nuevamente me dolió un infierno, que mierda...

-La tenemos, es tan perfecta como un diamante, igual a como todos decían- Habló nuevamente el chico que me cargaba y una voz no tardó en responder.

-¿Estamos seguros de que es ella?- la voz es dulce y suave, la que habla es una mujer de unos 40 o 50 años probablemente.

-Cuando veas sus ojos lo podrás ver por tu cuenta-

¿Mis ojos?

-Bien, subela a la camioneta que la pobre niña va a morir de hipotermia- comenzó a caminar y luego de oír el ruido de una puerta me acomodaron suabemente en una superficie blanda y cómoda, además de caliente.

Se escucharon otras puertas y pude notar a alguien poniéndome algo sobre los pies, como calcetines.

Me gustaría poder luchar, me están llevando a un lugar desconocido y no sé donde es. Estoy tan cansada y sin fuerzas que no puedo hacerlo.

Mis parpados comenzaron a pesar aunque mis ojos se encontraran cerrados, y lentamente me dormí.

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Nuevo capítulo...

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~Coss~

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