ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴄɪɴᴄᴏ

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Omnisciente ;

-Lo siento-. Dijo mientras extendía el enorme y hermoso ramo de girasoles (las flores favoritas de Kino, por cierto) hacia él. El menor solo suspiró frunciendo levemente el ceño mientras se hacía a un lado para que el japonés pudiera entrar a su casa.

-Te dije que no era necesario disculparte Yuto, en parte fue mi culpa-. Dijo sonrojándose un poco al recordar la situación.

Flash back ;

Mientras los dos jóvenes seguían abrazados, el señor de la limpieza abrió la puerta topándose con aquella comprometedora situación, Kino bajó rápidamente del regazo de Adachi y bajó la mirada, estaban en problemas.

El 'viejo aguafiestas', como le había apodado Yuto, le dijo todo lo que había visto al director, causando que ambos recibieran un gran y aburrido sermón sobre las normas de la universidad y mierdas así. Los dos se fueron suspendidos hasta el jueves.
Por lo que Yuto se sentía tremendamente culpable, el los había llevado a esto.

(...)

-En verdad no era necesario que trajeras tantas flores, con un beso yo te hubiera perdonado-.Confesó juguetonamenta mientras iba a la cocina a tomar un jarrón de su madre y hacer un florero improvisado con este. Sus palabras dejaron boquiabierto a Yuto, Kino no solía ser así, pero de cierta forma, por más que le extrañaba le gustaba.
Aprovechando aquello siguió a Hyunggu hasta donde estaba recargado en la bonita isla de mármol que tenía la lujosa cocina. Cuándo lo notó desprevenido pasó sus fuertes brazos por la delgada y esbelta cintura del menor, haciendo que este soltara una risa en voz baja.

-Ahora que lo dices, un beso no me vendría nada mal; bebé-. Susurró muy cerca de su oído, Kino se dió la vuelta y luego de compartir una tierna mirada finalmente lo besó.
Un beso que a diferencia de el que se dieron en la escuela, era más calmado, más fácil de disfrutar.

A medida que el beso se intensificaba el bulto en el pantalón de ambos se hacia más grande, cuanto maldito tiempo habían deseado aquello. Las manos de Yuto fueron a parar a el trasero respingón de Hyunggu, apretándolo a su gusto; para después bajar hasta sus muslos y de un sólo movimiento subirlo a la espaciosa isla y acomodarse entre sus piernas, acariciando las mismas.

Hyunggu llevó sus manos debajo de la camisa olgada de Yuto, comprobando lo suave que era esta, el mayor gruñó y se separó para atacar su cuello, dejando besos que parecían quemar su piel, mordiendo y lamiendo torturando al menor.

-Yu~to; quiero hacerlo...-. dijo respirando con dificultad, Yuto estaba apunto de acceder, sin embargo el sonido de la cochera siendo abierta los detuvo. Hyunggu separó a Yuto de el y comenzó a acomodar su cabello y su ropa, cosa que también hizo Yuto.

-Creo que a la próxima deberíamos ir a mi casa-.Dijo mientras lanzaba su cabello hacia atrás con una mano.- ¿Crees que debería irme?-.

- Creo que ya es muy tarde-.

- ¿Por que dic–-.

- ¡Oh!, hola cariño. ¿A que se debe el gusto Yuto-Da?-. La aguda voz de la mamá de Hyunggu lo interrumpió, al mismo tiempo que se acercaba muy emocionada hasta el para abrazarlo y besar sonoramente su mejilla, dejando una marca  de labial rosado.

- Hola Señora Kang, el gusto es mío-. Dijo haciendo una reverencia.

- Oh vamos...deja las formalidades. Comenzaré a hacer de comer para ambos, es un placer que me traigan tantos recuerdos de cuando eran pequeños y siempre comían aquí. Pueden subir, los llamaré para que vengan a comer-.

Kino no dejó responder a Yuto, ya que lo tomó de la mano y lo llevó escaleras arriba, hacia su habitación. Estando dentro cerró la puerta y se apoyó contra esta, dejando salir el aire que había estado reteniendo.

irreparable ; yuki / pentagon.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora