«EL SALÓN DE PRIVADOS»

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Insegura, incómoda y nerviosa

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Insegura, incómoda y nerviosa. ¡Que digo, si estoy a una diminuta prenda de la hiperventilación! Me vuelvo a observar por milésima vez en el espejo y mi estómago se revuelve.

¿Por qué debe ser un atuendo tan revelador?

Tomo aire mientras termino de subir la cremallera. El body negro se ciñe a mi pequeño cuerpo y cada pedazo de piel desnuda me hace querer correr y esconderme. El color negro resalta mi piel, y los brillos la hacen lucir de una forma que en otra situación me haría sentir bonita, pero en cambio, solo puedo pensar en que los ojos de un montón de desconocidos van a pasearse por sobre mi cuerpo y... ¡Agh!

—Estás muy atractiva.

La voz de Alice llega a mí de repente. Una sonrisa a medias se dibuja en su rostro mientras se acerca con lo que distingo como maquillaje en sus manos.

Con delicadeza, como si no fueran necesarias las palabras, su pequeña mano me guía hasta un asiento y de forma lenta, dándome tiempo a retractarme, empieza a acercar los productos a mi cara y me maquilla.

—Aun así... —su voz dubitativa me hace tomar aire— Sabes que Cameron no va a obligarte, y decidas lo que decidas estará bien.

Sus manos se detienen y puedo mirarla a los ojos. La preocupación en su cara y expresión es evidente.

A pesar de que Alice suele ser muy fría con todos, sabe que conmigo no tiene porqué ser así, yo no la lastimaría nunca, y el hecho de que ella se muestre al natural conmigo me hace sentir bien. Es mutuo en todos los aspectos, y sé que su única intención es cuidarme, pero justo en ese momento lo último en lo que quiero pensar es en que lo que haré está mal, porque se que dudaré y me echaré para atrás perdiendo la oportunidad de poder ayudar a Ann.

—Lo sé —me erguí frente a ella, sonriéndole de forma tranquilizadora. Sus ojos me escudriñaron, buscando alguna fisura en mi expresión que delatara mi miedo. —Aún así, lo voy a hacer, bailaré, recogeré mi dinero y me largaré a comprarle algo lindo para Ann.

—Si alguno intenta algo le quebraré los huesos, te lo aseguro.

Solté una risa ante su ocurrencia y asentí complacida de su preocupación. Alice era por mucho mi mejor amiga y compañera.

—Todo va a estar bien —murmuré y volví a girarme para que ella continuara con su trabajo en mi cara.

Ninguna volvió a hablar, y mientras tanto, yo deseaba que mis últimas palabras se hicieran realidad y todo fuera más simple de lo que esperaba... Debía serlo.

Cuando terminó apenas y me observé en el espejo cuando Cameron tocó a la puerta. Le dediqué una última mirada a Alice y salí con el al extenso pasillo.

—Harás una pequeña presentación aquí y luego te llevaré donde están los billetes gordos de verdad, tú solo confía en mi.

Asentí nerviosa, y observé a Cameron por última vez.

EL SECRETO DE ADAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora