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Gabo tenía suficiente emoción practicando acrobacias y siendo dueño de la pequeña panadería. El dinero no faltaba pero tampoco sobraba, siempre trataba se ver el lado positivo.

Cuando su amigo le pidió suplirlo en su trabajo de medio tiempo, aceptó sin dudarlo. Incluso si le daba algo de vergüenza, Daniel había confiado en él, y le estaba facilitando todo lo necesario. 

Ser modelo vivo no era un trabajo para cualquiera, su amigo e instructor de acrobacia se lo había explicado. Debido a una lesión algo grave en su hombro, no podía mantener la posición por mucho tiempo sin arriesgarse a empeorarla. El trabajo temporal lo hacía por sus propias ganas. Como instructor ganaba bien aunque su jefe, un español de nombre Ulises, podía ser un tirano cuando se lo proponía.

El contrato y todos los papeles ya estaban listos. Era tarde para declinar, además era para que Dani no perdiera el puesto. 

Caminó dentro del edificio, la facultad de bellas artes de la universidad nacional. Era bonito, había espacios verdes y pasillos entre los salones de clase. 

Encontró el aula que le correspondía, era espaciosa y llena de lo que creía eran atriles. No estaba muy familiarizado con el arte, salvo por los cursos que teatro que hacía de tanto en tanto. Pero de artes plásticas, no tenía mucha idea.

El profesor titular de la cátedra, Francisco Velázquez, ya había llegado. Los alumnos todavía no, eran las siete de la mañana, faltaba una hora para el inicio de la clase.

Lo saludó cordialmente, y le agradeció poder suplir a Daniel. También le explicó las pautas fundamentales. Los alumnos no podían hablar con él o tratarlo como un amigo, para evitar cualquier problema; tenía que posar por cuarenta y cinco minutos con descansos de quince en el medio, y ningún alumno podía fotografiarlo a menos que diera su consentimiento escrito. La clase terminaba a las doce, justo al mediodía.

—A las diez y media tenemos el descanso más largo, que es de media hora. Sí querés podés ir a la cafetería y tomar algo, o aprovechar para estirar las piernas. Lo que necesites, podés hablar conmigo, o alguno de los ayudantes de cátedra— señaló a los dos hombres que charlaban junto a la puerta—Félix es el de pelo largo, el rubio es Vitto— él era el titular del grupo de la mañana, Félix se ocupaba del taller de la tarde.

Eran dos modelos, la fémina llegó unos minutos después, y lo saludó amablemente, presentándose como "Bianca". 

—¿Qué, estás nervioso?— 

—Un poco, es la primera vez que lo hago—

—Nah, relajate. Todos son bien respetuosos, y sino le avisas al profe Félix y él pone orden. Da más miedo que Francisco—

—Gracias—

Los alumnos llegaron, el titular de cátedra dio la consigna de esa mañana y su trabajo empezó. Había una especie de plataforma, no muy elevada y con forma de cubo. Era firme, no había posibilidad de que cayera mientras posaba. 

Procuró no concentrarse en el hecho de que no sólo estaba desnudo sino que había al menos diez personas en torno a él. Las voces desconocidas hablaban ocasionalmente, y unos minutos más tarde, pudo escuchar música. Por lo menos tres tipos distintos, el volumen no muy alto. 

Mantenerse inmóvil durante el extenso periodo de tiempo conllevaba más concentración de la que creyó, pero luego del primer turno, se volvió algo casi natural.

—¿Ves? Sólo tenés que relajarte, lo otro viene solo— le dio una taza de plástico, tenía café.

—Gracias— sonrió, tímido— ¿Hace mucho que trabajas en esto?—

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2019 ⏰

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