Ámbar se me quedó viendo con una sonrisa en el rostro. Nuestras caras estaban muy cerca. Ella cerró los ojos de repente ¿quería que la besara? ¡No! Eso no puede ser posible. Me distancié de ella mientras seguía en esa posición.
- Creo que ya está muy limpio. Debemos descansar. – Ella sólo me observó y asintió sin comprender que era lo que había sucedido.
Entré a mi habitación y me desvestí para cambiarme de ropa. ¿Qué rayos había hecho? Esta pequeña venganza se me salió de las manos. No estaba teniendo el efecto que yo había querido. Me acosté a dormir pensando en lo que había pasado y deseando que al despertar nada de eso hubiera pasado. Que Ámbar sería siendo la joven arrogante que detestaba y no la chica amnésica que se encontraba en mi casa en esos momentos.
Pero a la mañana siguiente me di cuenta que la joven seguía en mi casa. Lucía tan linda durmiendo. Esa vez no la quise despertar de forma brusca. Me acerqué un poco para acariciar su cabello pero ella se despertó ante mi cercanía.
- Buenos días – dijo con una sonrisa.
- Levántate, tenemos muchas cosas que hacer – dije secamente y ella abrió los ojos sorprendida.
- ¿Más? ¡Ayer casi lavamos la casa con cepillo de dientes! ¿qué más hay que hacer? – Me reí por su comentario. – Tenemos que ir al super a hacer las compras ¿o es que quieres estar sin comer? – Ella negó y se levantó. Luna me dio ropa para prestarle, le dije que se metiera a bañar y se cambiara. Al salir quedé con la boca abierta. No es que Luna fuera fea, pero todo lo que lucía Ámbar lo hacía ver como ropa de pasarela.
- ¿Ya nos vamos? – dijo ella mientras yo asentía con la cabeza. Tomé prestada la bicicleta de Luna. Era muy linda con una canasta que nos serviría para hacer las compras.
- Súbete – le dije a Ámbar quien me miraba con cara de no querer.
- ¿a eso? – dijo señalando la bicicleta de arriba hacia abajo.
- Si, ¿por qué? ¿no quieres? – ella negó con la cabeza – bueno, entonces te veo en el super, vete caminando. – Yo comencé a pedalear y ella me detuvo en el instante.
-¡Está bien! – refunfuño y se sentó detrás de la bicicleta agarrándome fuerte. Yo sonreí porque me gustaba la sensación de ella abrazándome.
Al llegar al supermercado, comenzamos a comprar todo lo que se encontraba en mi lista.
- Bueno creo que con esto estará bien – dije dentro de mi. Pero entonces, sentí como mi mano era entrelazada con la de Ámbar y ella se me acercaba abrazándome por la cintura.
- ¿Qué suce..- No terminé de preguntar cuando vi como Ámbar lanzaba una mirada furiosa a una chica pelirroja.
- Esa chica no ha dejado de mirarte todo este tiempo – dijo enojada mientras se acercaba más a mi. – Sólo porque tenga amnesia y no recuerde, no quiere decir que no seas mi novio – Ámbar volteó a verme – Y tengo que protegerte de chicas como ella que han de querer robarte de mi – La miré confundido. ¿Acaso Ámbar estaba celosa?
- ¿Estás celosa? – pregunté en broma a lo que ella asintió.
- Si, no quiero que nadie se interponga entre nosotros antes de que yo pueda recordar nuestra historia. – Aunque Ámbar se veía preciosa enojada, lo que dijo me dolió. No había ningún "nosotros". Al verla en aquel momento tan insegura, tomé sus mejillas y la besé en la frente. Ámbar estaba sorpresiva, no se había esperado aquello y una sonrisa se dibujó en su rostro mientras sus mejillas se coloreaban de color rosado.
- Me gustas mucho – Ámbar soltó mientras me abrazaba – y yo solo acaricié su cabeza mientras me arrepentía por lo que había hecho.
"Me gustas mucho" Esas palabras me siguieron durante muchas semanas. Ámbar empezaba a tratarme diferente, ahora ella no hacía las continuas preguntas que me mortificaban, ahora era yo quien quería revelar la verdad. Ya no me quería vengar. El que Ámbar se enamorara de mi estaba fuera de mis planes, ¿Ahora cómo podía decirle la verdad? No podía, simplemente iba a odiarme toda la vida y yo no quería eso.
- Te está gustando ¿verdad? – Luna se sentó a mi lado, mientras ponía su mano en mi hombro intentando reconfortarme. Ella me conocía mejor que nadie y sabía que era lo que pasaba por mi mente.
- Yo, me arrepiento – bajé la cabeza luego de voltear a ver a la rubia que se encontraba durmiendo. Totalmente agotada tras otro día de limpieza. Ámbar se había roto una uña e hizo un escándalo por eso, después de tanto llorar e intentar hacerla sentir mejor se quedó profundamente dormida, ya que estaba más agotada de lo normal. Sonreí al verla, pero aquello era un poco doloroso. Esos momentos empezaban a ser demasiado valiosos para mí, esa cotidianidad. Yo no quería que acabasen.
- Te dije que ibas a jugar con fuego y que eso no era nada bueno – Luna me reprochó. Volteándome a ver con la típica mirada de "te lo dije"
- Y por jugar con la diabla, me quemaré en el infierno – sostuve mis cabellos y los jalé con fuerza- Soy un idiota – dije frustrado
- No te culpes – Luna me interrumpió - durante este tiempo yo igual le he cogido cariño – volteó a verla y sonrió - es cierto que es presumida y a veces se pone insoportable a pesar de que no tiene memoria – Luna rio por su comentario y yo también. – pero al final, es una buena persona.
- ¡Y lo sé! – dije un poco enojado, me di cuenta que alcé la voz y bajé mi tono para no hacer despertar a la rubia. - Y yo me aproveché de ella estando indefensa para poder vengarme – susurré - soy una porquería de persona. Si tan sólo ella tuviera memoria la venganza hubiera sido mejor con la antigua ella.
- Oh shh – Luna silenció – ya se levantó – dijo apuntando su dedo en dirección a la rubia que se acercaba hasta donde estábamos.
- ¡Hey! pensé que saldrías – Ámbar se dirigió a Luna adormilada, la joven conocía que la mexicana salía los fines de semana para irse a visitar a su familia.
- ¡Oh es cierto! – dijo Luna abriendo los ojos - ¡El autobús! - agarró sus cosas rápidamente para alistarse - Bueno chicos nos vemos, disfruten de su fin de semana – Luna se despidió de cada uno de nosotros con un beso en la mejilla acompañado de un abrazo y sosteniendo sus maletas salió de la casa dejándonos en la terraza.
- Hoy hace una noche muy bonita – Ámbar miró al cielo y se sentó a mi lado- ¿No lo crees? – me sonrió mostrando un rostro realmente bello
Maldición, es tan linda ¡¿Cómo pude enamorarme yo también de ella?! Soy el peor vengador que he conocido nunca. Debo decirle la verdad, no puedo seguirlo aplazando, entre más tiempo pase más difícil será para mí decírselo.
- Ámbar – solté a lo que ella me respondió con un "mmm"- ¿En verdad no recuerdas nada? –me le quedé viendo, y ella sólo negó con la cabeza.
- Yo... lo siento, la verdad es que no me acuerdo de nada – se excusó, realmente se me hacía muy complicado empezar a hablar pero no fue necesario ya que fue ella quien tomo la iniciativa. Después de unos segundos de silencio ella interrumpió - ¿Sabes? Me gustaría que me dieras permiso para hacer algo y así poder recordar algo.
- ¡Si claro! – Dije sin saber a lo que se refería. Aunque, la verdad es que prefiero que ella recuerde y no ser yo quien se lo diga, así al recordar la memoria volverá a ser la misma y no me será difícil separarme de ella. Por eso, que haga lo que tenga que hacer para poder traer su memoria de vuelta.
Noté como las mejillas de Ámbar se pusieron rojas y antes de que pudiera terminar de parpadear, abrazó mi cuello y depositó un casto beso en mis labios. Estaba realmente sorprendido, quise hablar pero al abrir mis labios, ella profundizó el beso y ¡oh que beso! Sus labios son tan suaves como su piel y saben cómo a miel, de la que nunca podría empalagarme. Luché en mi mente para contenerme pero no pude, al final terminé correspondiéndolo. Rodeé su frágil cuerpo que aún tenía ciertas heridas con cuidado y seguí besándola, nunca había sentido esto por nadie, la manera en la que me besa es única, tan posesiva pero puedo sentir cariño y sinceridad, algo que me hacía sentir realmente mal conmigo mismo, por ser una mala persona. Me separé un poco y ella igual para tomar aire, sonrió y pego su frente con la mía mientras entrelazaba nuestras manos.
- Mi novio besa muy bien, no sé cómo no puedo recordarlo – Ámbar sonrió para luego besarme de nuevo, y siendo un idiota no pude evitar corresponder de nuevo. Su aroma era adictivo, su piel muy suave ¡Para Simón! Esto no está bien. Me separé del beso algo atolondrado
- Yo, iré a bañarme estoy todo sucio – me excusé.
- Simón ¿Puedo usar el internet? – Efectivamente, le tenía prohibido usar la computadora para cualquier cosa y eso implicaba su nombre en buscadores, bloquee todo y cuanto pude que tuviera que ver con ella.
Luego de haber ido a buscar su auto al taller hace unas semanas, el cuál tuve que pagar con mi propio sueldo ya que la rubia se la había vencido la aseguradora pero el cual quedó como trato que me lo prestaría para andar, Revisé entre los papeles y descubrí su identidad.
Su verdadero nombre es "Ámbar Smith" una famosa repostera y la CEO de una empresa de pastelería, la cual, ya tenía un nuevo CEO, acerca de su familia, no encontré nada, pero mencionaba que estuvo a punto de casarse pero la habían dejado plantada en el altar. Tal vez por esa razón se había vuelto tan descorazonada, y ahora que no recordaba nada era mejor.
Sé que es egoísta pero, si Ámbar sigue sin recordar nada, todos ganamos, ella no recordará el dolor que la habría hecho sufrir, la ruptura de su corazón, el que la hayan dejado sola en el altar y yo, podré estar a su lado. No me importaría cuidarla, ella igual se esfuerza por ajustarse a nuestro modo de vida.
Yo nunca fui pobre, pero me considero de clase media, tal vez no le pueda dar los lujos que ella tanto disfrutó pero, puedo darle amor. Pero aun así, Luna tiene razón, Ámbar tiene el derecho de saber la verdad.
- Claro que puedes – respondí y ella sonriendo fue corriendo a la laptop que se encontraba en mi habitación.
Fui al baño, necesitaba una ducha muy fría. Salí con una toalla enrollada en mi cintura, había olvidado mi ropa en la habitación. Mientras seguía pensando como contarle la verdad a mi rubia.
Si, mi rubia, yo me he enamorado de ella, quiero que sea mía, que esté conmigo. Ella se me confesó primero pero hace algunos días, como una semana aproximadamente fue cuando caí en cuenta que me sentía de la misma manera.
Al salir del baño fui a buscar mi ropa a mi recámara.
Esta confirmado, estoy muy enamorado de mi Diabla de cabellos dorados.
ESTÁS LEYENDO
Novia Por Accidente TERMINADA
Teen FictionÁmbar es una niña rica mimada, la cual aprovechándose de una deuda que Simón le debía le hace la vida imposible. Pero el destino cambia cuando Simón tiene la oportunidad de vengarse. Por casualidades de la vida, Ámbar tiene un accidente en el cual p...