Los seres humanos somos como cielos; existimos observando pasar el día, el atardecer y la noche. Sabemos que no podemos hacer nada al respecto, pues la existencia de los tres es ley natural, pero con nuestra atmósfera podemos lograr que sean más alegres, tranquilos o siniestros... De nosotros depende cómo se vea nuestro cielo.