Lugares e invitados

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Beelz había hecho un berrinche. No se le daban bien las pataletas, pero cuando se agregaba a su mal humor un perro del infierno era más que suficiente para asustar hasta a un arcángel. Azirafel les había dicho que podían usar el tiempo para decidir a quien invitar o no a la boda (al menos en eso podían tener el control), además de que podrían conversar sobre la clase de ceremonia que querían. Beelz estaba negándose a la idea de una boda tradicional donde abundaran los colores blancos y pasteles, Gabriel se cerró a la idea de la boda al aire libre y oscura que Beelz estaba planeando. Sin embargo la discusión se les fue de las manos cuando Gabriel le dijo que debería ir considerando la idea de empezar a cambiar para al menos "mejorar" el aspecto de vagabundo que llevaba consigo. Las apuestas terminaron 2-0 a favor de Beelz quien rió cuando el arcángel tuvo que volar a un árbol para que el sabueso del infierno no le mordiera la pierna. 

-Si siguen así esto se va a convertir en un funeral antes que en una boda- dijo Azirafel preocupado cuando Gabriel le lanzó a su futuro esposo un destello angelical que Beelz evitó empezando a maldecir por dentro. Azirafel dio un grito de sorpresa cuando Beelz en búsqueda de una venganza más prolífica empezó a convocar moscas mientras Gabriel hacía crecer varias enredaderas con flores para detener a su prometido. 

-¿Y eso tendría algo de malo?- dijo Crowley, sentado en una tumbona y grabando el pleito con su celular. -Ambos sabemos que esto está destinado a fracasar. 

-Amor, no seas malo- dijo el ángel decidido a no meterse en los pleitos maritales a no ser que la vida de uno de los futuros cónyuges estuviera en verdadero peligro mortal -¿No crees que podríamos ayudar a hacerles esto más llevadero?- Crowley jaló al ángel para que quedara sentado en sus piernas. 

-¿Algo como echarles agua bendita o encerrarlos en un sótano con fuego de infierno?- Crowley ocultó el rostro en la curvatura del cuello de su ángel haciendo que Azira se sonrojara, fuera de su círculo amoroso aún persistían gritos y ataques de moscas y enredaderas. 

-¡Crowley! Cariño, hablo muy en serio- pero era difícul hablar cuando la lengua de su novio empezaba a moverse por debajo del mentón -Tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros, pero solo seis meses para la boda- dijo riendo cuando el demonio lo envolvió entre sus brazos haciendo cosquillas con un leve roce en el lugar apropiado. 

-Ni siquiera sabemos si llegarán vivos a esa boda. Solo míralos- Y tenía razón, el señor de las moscas ahora trataba de huir de las plantas subiendo al mismo árbol que su prometido, lo que les permitió un poco más de pelea física. Gabriel trató de alejar s Beelz con una pierna mientras éste se aferraba  a su ala tratando de morderla al tiempo de que ambos buscaban escapar del sabueso, las moscas, el resplandor divino y las plantas. Por su parte Azirafel fingió querer escapar de los brazos del demonio cuando la cosa empezó a ponerse más incómoda para ambos. No era un buen momento, no era un buen lugar y sin embargo nadie los estaba viendo realmente. La vos de Crowley fue súplica suficiente para que su ángel cediera y se evaporaran apostando por la lógica de "Entre más rápido nos vayamos más pronto regresaremos". Además uno siempre estaba de mejor humor y más despejado cuando pasaba unos minutos con el amor de su vida (sobre todo si eso implicaba un objeto conocido como cama). 

Mientras tanto Beelzebub luchaba con una planta que le enredó la mano y la cintura para evitar que apuñalara a su futuro esposo, quien se cubría con el brazo del ataque de las moscas. Ambos se gritaban de vez en cuando algún insulto sin atender a la desaparición a los dos tórtolos que organizaban su boda. 

-¡Deja las malditas plantas, Gabriel!

-¡Elimina las moscas primero, cerebro de chorlito!- Beelz se habría burlado del insulto de Gabriel hasta que él le tomó del brazo y lo atrajo a su pecho apretando el brazo al rededor de su cuello ejerciendo presión suficiente para hacer al príncipe toser. -¡Elimínalas! Beelz le mordió la mano en un descuido haciendo al arcángel tragarse una mosca; en otras circunstancias habría sido gracioso, sobre todo cuando el peso le ganó cayendo del árbol, lo que Beelz no consideró fue que Gabriel se aferraría con fuerza a su tobillo llevándoselo consigo y eliminando en su paso las ataduras que le rodeaban las muñecas y la cintura. Gabriel cayó sobre el perro del infierno que confundido empezó a ladrar pero no se atrevió a atacar al ser alado gracias a que Beelz había caído directamente en su pecho. Las moscas y el resplandor celestial se eliminaron junto con las plantas y el perro en un solo chasquido.

En Santo Matrimonio (Beelzebub x Gabriel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora