𝐀𝐈𝐃𝐀 - [james]

¿𝑼𝒏𝒂 𝒑𝒊𝒃𝒂?

Morcilla fue al pabellón de los Borges, estaba re caliente. No iba a dejar que los otros dos se salieran con la suya. Cuando llegó vio a Diosito en su cama con otro enfrente meta drogándose. Cuando el otro salió, se fue a sentar en la cama que estaba adelante de dónde estaba Diosito. Que al verlo le sonrió.

— ¡Morcilla! — exclamó viéndolo.

— No me digas así. — le dijo mirándolo fijamente.

— ¿No te llamas morcilla? — le preguntó jodiendo mientras se reía.

— No. — contestó, a lo que Diosito se río. — escúchame, necesito hablar con tu hermano.

— Si todos necesitan hablar con mi hermano. Yo también necesito hablar con mi hermano, mi hermano necesita hablar con mi hermano. Y el hermano de mi hermano necesita hablar con mi hermano. Pero no yo, otro hermano. Habla conmigo, ¿qué pasa?.

— Nada...unos giles que recién llegaron hoy y se están haciendo los porongas ahí en el patio.

— Y bueno, si son unos giles mételes un sopapo. — dijo riéndose mientras lo miraba sonriente. - ¿para qué lo necesitas a Marito?.

— Yo no me voy a cagar a trompadas con unos papas fritas, viste.

— Aplicales un correctivo o mándale a Fiorella. — le respondió divertido.

Los dos se levantaron y pasaron por el sillón, en dónde estaban jugando a la play.

— Che Diosito, ¿me guardaste algo?.

— Diosito las pelotas.

Los dos fueron en dónde estaba Mario acostado viendo la tele. Colombia estaba en el sillón falopeandose.

— Marito — dijo llegando y poniéndose al lado de James.

Mario le contestó con ¿hmm? mientras estaba viendo la tele.

— Morcilla quiere hablar con vos.

— ¿Que haces James?.— le saludó al colombiano que estaba tirado en el sillón, chocando las manos.

— Decime — le dijo esta vez prestándole atención.

— Nada, tengo un problema con unos recién llegados, en el patio. Unos irrespetuosos, viste Mario. Yo la verdad que no quiero quilombo, aparte yo soy un tipo con códigos viste, no quiero líos para vos.

— ¿A sí que vos tenés códigos? — le preguntó mirándolo fijamente. — sin embargo escuche que te estas aprovechando de unas visitas ajenas.

— ¿Aprovechando?.

— Garchandote, hijo de puta.

— Vos lo decís por la min...

— No me interrumpas. — le dijo alzando el dedo, haciendo que Morcilla se calle.— yo ya te dejé hablar. Acá arriba llegó el rumor, que una par de giles que juntaron deudas con vos los obligaste a pagar con el ojete de algún familiar.