11. El amor es solo para dos

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-Interrumpo algo?- Pregunto Berlín un tanto molestó.

Y a este que mierda le pasa?

-Necesitaba hacer sus necesidades, tienes algún problema con eso?- Denver se acercó un poco al mayor en modo desafiante.
Estaban a centímetros uno del otro matándose con la mirada.

-Bueenooo, ya terminé, así que gatitas pueden dejar de marcar el territorio y llevarme con los rehenes, o yo tengo que hacer su trabajo?- me coloqué entre los dos, y empuje a ambos levemente colocando mis palmas en sus pechos, separándolos.

Denver me miró confuso y solo me limité a levantar mis hombros y gesticular un "No te preocupes".

Berlín me tomo del brazo y tiro de este, pero no pudo hacer mucho más porque instantáneamente fui tirada hacía el otro lado, ambos tenían mis brazos y me tironeaban para sus lados.

Menudo dúo de críos, uno con más de 40 y otro en sus veinti algo, y para colmo ponen más fuerza en el agarre que en tirar.

-Menudo par de críos, ni ser atracadores normales pueden.- tire mis brazos hacia abajo con mucha fuerza logrando que me soltaran.

Salí del baño y regrese con los rehenes, mientras los dos capullos se quedaron en aquel lugar.

Narrador omnisciente

-¿Que mierda te pasa tío?- Denver soltó aquello molestó, no solo porque le arruinó la oportunidad de liarse con una tía que estaba de puta madre, sino porque se suponía que el mayor debía estar arriba haciendo la llamada de Rutina con el profesor, y así pedirle la comida y los medicamentos que iban a necesitar.

-¿Cómo te atreves a llevarte una rehen sin mi permiso?- Berlín se encontraba luchando en sus adentros, no sabía el porqué de lo que hacía, él pensaba que era más bien un instinto de supervivencia, porque siendo el líder nunca quieres que todo se vaya a la mierda.
Pero, el evitaba pensar lo que en realidad sentía, celos.
Se sentía celoso al ver que Alex pasaba más tiempo con Denver, no lo quería aceptar.

-¿ Y eso a ti desde cuándo te importa?- El menor soltó aquello molestó, pero curioso, ya que le parecía raro que a Berlín le importará tanto la vida de un rehén.

El mayor lo miro por unos segundos, y pensó que lo mejor era irse y no llegar a la altura del menor, ya que Berlín era una persona bastante educada y rebajarse al nivel de alguien que resuelve todo a golpes no era una opción para el.

Sin decir nada más salió del baño.

Narra Alex

Me encontraba sentada junto a los rehenes, pero me aburría que ni veas.
Encima sino hay ni un puto atracador que me caiga bien, Berlín y Denver pelean todo el tiempo, Nairobi siempre está ocupada, Tokyo es una gilipollas, no me puede caer más mal esa tía, Río siempre está siguiendo órdenes o cuidado a una cría, que vaya a saber uno quien será como para tener tantos privilegios eh.

Ahora mismo nos custodiaban Oslo y Helsinki, siento que si me muevo uno de los dos me va a pegar un tiro en toa la cabeza.

Al rato vi como un Berlín echando humos subió la escalera, ni siquiera volteo a verme, ni una sonrisa nada...

Pero que mierda, porque eso me importaría? Menudo viejo, estar tan encerrada hace que comience a imaginar cosas, madre mía, necesito descansar y tomarme algo bien frío pa espabilar.

Al cabo de un par de horas por fin trajeron el almuerzo, va, una botellita de 100ml y un sándwich de 2x2.
Podrían haber puesto un poquito más de empeño en la comida eh, encima que van a robar nos traen alimento para críos del Kinder.

¥La casa de Papel |Berlin| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora