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La noche sigue en curso y aún no he decidido hacer algo contra ellos, solo me limito a observar sus ojos llenos de terror y alguna fuerza extraña se apodera de mi y quiero arrancar sus ojos de sus cuencas, pero sin embargo, me controlo porque aún me queda un poco de cordura o al menos eso es lo que creo.

—¿Que es lo que tanto esperas?— pregunta Mary en un susurro.

—¿Tienes tantos deseos de morir?— pregunto sonriendo y ella solo se estremece al escucharme decir eso—. No tengo ningún inconveniente en que seas la primera, porque créeme cariño, no saldrás con vida de aquí.

Cristal empieza a llorar con más fuerza, así que decido acercarme hasta donde está y acaricio su largo cabello castaño que cae por su espalda. Es una chica guapa y apresar de las lágrimas que manchan sus mejillas, sigue luciendo perfecta.
Cuando la conocí creí que era más ruda, pero ahora me doy cuenta de que es todo lo contrario y por un momento casi me siento mal, pero no lo logro.

—Shh, pequeña Cris— acaricio su mejilla y ella se estremece—. El juego apenas comienza, así que no llores como una loca.

Corto su largo cabello dejándolo a la altura de sus mejillas y ella solo llora con más fuerza. Dejo el cabello en la mesa y me giro para mirarlos.

—¡Eres una perra loca!— grita Mary y eso me hace enfurecer ¿Quien es para llamarme loca? Me acerco rápidamente y acaricio su rostro con mi bonito cuchillo y seguidamente dejo un corte en su rosada mejilla y la escucho gritar de dolor.

Me observo las manos llenas de sangre y se que estoy asustada, pero no me permito ser vulnerable, así que levantó la mirada y sonrío de una manera siniestra, porque ya no hay vuelta atrás.

Coleccionista de ojos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora