Beautiful Face ★CS★

Capítulo Único

Había una vez un joven de origen humilde llamado Kyungsoo, pero increíblemente hermoso, famoso en todo el reino por su belleza, sus labios en forma de corazón, sus grandes y profundo ojos y su increíble piel blanca y tersa. El, conociendo bien cuánto lo querían los jóvenes del reino, rechazaba a todos sus pretendientes, esperando la llegada de algún apuesto príncipe.

Este no tardó en aparecer, y nada más verlo, se enamoró perdidamente de él y lo colmó de halagos y regalos hasta enamorarlo. La boda fue grandiosa, y todos comentaban que hacían una pareja perfecta.

Pero cuando el brillo de los regalos y las fiestas se fueron apagando, el joven príncipe descubrió que su guapo marido no era tan maravilloso como el esperaba: se comportaba como un tirano con su pueblo, alardeaba de él como de un trofeo de caza se tratase y era egoísta y mezquino. Cuando comprobó que todo en JongIn era una falsa apariencia, no dudó en decírselo a la cara, pero él le respondió de forma similar.

-No me interesa lo que pienses, yo te elegí solo por tu belleza no porque te amaba, tu pudiste haber elegido a otro, pero te dejaste llevar por tu ambición y tus ganas de vivir en un palacio, así que ahíta tendrás que seguir con esto.

Kyungsoo lloró durante días, comprendiendo la verdad de las palabras de su cruel marido. Y se acordaba de tantos jóvenes honrados y bondadosos a quienes había rechazado sólo por convertirse en un príncipe.

Dispuesto a enmendar su error, Kyungsoo trató de huir del palacio, pero JongIn no lo consintió, pues a todos le hablaba de la extraordinaria belleza de su esposo, aumentando con ellos su fama de hombre excepcional. Tantos intentos hizo el príncipe por escapar, que acabó encerrado y custodiado por guardias constantemente.

Uno de aquellos guardias sentía lástima por el príncipe, así que empezó a platicar con el tratando de animarlo aunque sea un poco.

-Hola, mi nombre es Chanyeol- se presento el guardia recibiendo la mirada fija del príncipe tras las rejas.

-Yo soy Kyungsoo- susurra muy bajo sin dejar de verlo.

-Lo se- sonríe -no se me hace justo que tu propio esposo te encierre.

-Yo escogí esta vida, así que me lo merezco.

Siguieron hablando de forma que, con el paso del tiempo se fueron haciendo buenos amigos. Tanta confianza llegaron a tener, que un día el príncipe pidió a su guardián que lo dejara escapar. Pero el soldado, que debía lealtad y obediencia a su rey, no accedió a la petición de el príncipe. Sin embargo, tuvo una idea.

-Si tanto quieres huir de aquí, yo se la forma de hacerlo, pero requerirá un gran sacrificio de tu parte.

-Esta bien, haría cualquier cosa para salir de aquí.

-JongIn solo te quiere por tu belleza, si desfigura tu rostro él ya no te querrá a su lado y te enviará mejor para que nadie te pueda ver y birffara cualquier rastro de tu presencia en el reino, él es así de ruin y miresable.

-¿Desfigurarme? ¿y a donde iré? ¿qué será de mi, si la belleza es lo único que tengo? ¿quién querrá a un hombre horriblemente feo e inútil como yo?.

-Yo lo haré- respondió seguro Chanyeol, que de sus conversaciones diarias con el príncipe había terminado enamorándose de él -para mi eres aún más hermoso por dentro qué por fuera.

Y entonces Kyungsoo comprendió que también amaba a aquel sencillo y honrado guardián. Con lágrimas en los ojos, tomó la mano del más alto, y empuñando juntos una daga, trazaron sobre su rostro dos largos y profundos cortes, el príncipe gimio por el intenso dolor mientras Chanyeol rápidamente limpiaba y cubría sus heridas, después de unos minutos de haber puesto todo en su lugar, se miraron fijamente a los ojos, prometiéndose estar juntos por siempre, sellando dicha promesa con un beso.

Cuando JongIn contempló el rostro de su esposo, todo sucedió como Chanyeol había previsto. Lo hizo enviar tan lejos como pudo, y se inventó una trágica historia sobre la muerte del príncipe que le hizo aún más popular entre la gente.
Y así, desfigurado y libre, el joven del bello rostro pudo por fin ser feliz junto a aquel sencillo y leal soldado, el único que al verlo no apartaba la mirada, pues a través de su rostro encontraba siempre el camino hacia su corazón.