"Un giro en mi existencia" 3/3

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La culpa era un sentimiento que jamás había experimentado... hasta ahora. Aún podía ver aquellos ojos inocentes y llenos de dulzura...

"Tal vez no lo sepas, pero puedes confiar en mí."

Esas palabras dentro de su cabeza. Se hizo sombra y bajó por el suelo hasta llegar a su morada. Vio la puerta de la cuna de los demonios, la franqueó y pasó a aquel lugar subterráneo y poco iluminado, era como una gran galería con enormes edificaciones de piedra gris. Al centro había una plaza con una fuente decorada con figuras demoníacas que gorgoreaba sangre.

Gardien caminó con su forma humana, varios demonios que deambulaban por ahí lo señalaban y murmuraban, sin importarle demasiado se sentó en una banca de metal justo frente a la fuente, se acomodó y cubrió su rostro con las manos.

- Me he enterado, Gardien. ¿Es cierto que ese Arcángel te ha pateado el trasero? –Dijo una voz socarrona, Gardien levantó la mirada, se trataba de Sirpe, un viejo conocido que siempre le había tenido mala voluntad.

-Si lo sabes tú significa que lo sabe todo el mundo, ¿no es verdad? –Contestó Gardien con un rastro de amargura, Sirpe sonrió orgulloso mostrando sus puntiagudos dientes, y se acomodó el largo cabello blanco.

-Aunque también me enteré que te divertiste antes de venir. –Dijo Sirpe con malicia.

-No sé de qué hablas.- Barbotó Gardien.

-Claro que lo sabes, esa jovencita tan virtuosa y gentil.- dijo Sirpe con cizaña en su voz

Al escucharle, Gardien sintió cómo una oleada de furia lo invadía, haciéndole perder el control.

-¡No te atrevas a decir una sola palabra! – amenazó el joven demonio, Sirpe rió por lo bajo y se acomodó el cabello.

-"Si lo se yo, significa que lo sabe todo el mundo ¿no?"- respondió con burla el demonio de cabello blanco. Gardien se levantó sin decir nada y se marchó colérico. -Muy pronto saborearás un alma inocente. ¡Te felicito!- le gritó Sirpe llamando la atención de varios que pasaban por ahí.

Al fin Gardien llegó a su guarida: un lugar un poco más alejado del centro de la cuna de los demonios. Se trataba de una casona grande con un aspecto antiguo, en su interior el estilo de la decoración era de época victoriana. Entró con pesadez y un poco de mal humor, se sentó en el pequeño comedor de caoba y comenzó a cavilar sobre lo ocurrido. Recordaba a Teresa, tocó su pecho, desabrochó su camisa y se quitó el vendaje; sus heridas casi se habían desvanecido, recordaba a la joven curándolo, su mirada dulce y por último su rostro de conmoción cuando él salió por la ventana como un verdadero cobarde sin dar la menor explicación.

"¿Pero qué diantres me sucede? Solo es un humano" pensó tratando de recobrar valor y al mismo tiempo recordó su rostro inocente mientras ambos se unían en aquel instante inmortal.

- Esto no puede ser posible – dijo a sí mismo, fue a recostarse al sofá y se sumió en sus pensamientos, sintió un poco de envidia por los humanos que pueden dormir y olvidarse de sus penas por un rato, aunque por como se encontraba en ese momento si soñaba seguro soñaría con ella. Deseaba verla y al mismo tiempo sentía remordimiento; ella ni siquiera sabía que él era un demonio, la había engañado, naturalmente, no era la primera vez que hacía algo así, pero entonces ¿Por qué era diferente? Sentía un calor latiendo dentro de él ¿Por qué?

De pronto una mano suave y hermosa acarició su rostro, él abrió los ojos y dijo sin inmutarse.

-Eres tú –murmuró con un tono de decepción retirando la mano haciéndola a un lado –Umbra.

Ella se sentó frente a él en la mesita de centro, era sobrenaturalmente bella, de piel morena, cuerpo voluptuoso y curvilíneo, además de esa hermosa cabellera rojiza.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2019 ⏰

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