WEDDING II

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San sujetaba mi maleta en la terminal del aeropuerto mientras buscaba nuestros pasajes perdidos en algún lugar de mi bolso. Cuando al fin conseguimos embarcar nos preparamos para las doce horas de vuelo que nos esperaban. San sujetó mi mano nervioso en el momento de despegar y yo le sonreí como siempre tratando de que se relajara. Miré por la ventanilla del avión cosa que adoraba siempre que volaba. 

Cuando al fin llegamos a Madrid eran más de las nueve y media de la noche y San aún seguía algo mareado por el vuelo. Antes de salir de la terminal y encontrarnos a mi familia San sujetó mi mano, sabía que estaba nervioso, era la segunda vez que venía a España y solo la cuarta que veía a mi familia. Al estar tan lejos de mi casa era difícil para mí encontrar tiempo para poder verlos. Sujetó mi mano un poco más fuerte justo antes de salir de la terminal. Me giré y lo miré a los ojos. 

-Cariño, tranquilo todo va a salir bien. 

-Sabes que muchas veces me cuesta que me entiendan, solo podemos hablar en inglés y no es algo que se me de bien al cien por cien, pero no entiendo español ni ellos coreano y yo solo quiero que me conozcan, que sepan que soy bueno para ti, que sepan cuanto te quiero -sus palabras me enternecieron. 

-Ellos lo saben, yo se lo hago saber. Tranquilo, estaré a tu lado en todo momento y no voy a dejarte, puedes estar seguro de eso. Te quiero. 

-Yo más cielo -sonreí. 

Ahora sí salimos fuera de la terminal y pude ver de lejos a mis padres y mis dos hermanos saludándome emocionados. Corrí hacia mi familia y los abracé fuerte, esa era la única razón por la que a veces extrañaba mi casa. San llegó a nuestro lado con una sonrisa al verme feliz. Después de los saludos, besos y abrazos todos fuimos en el coche hasta mi casa. Era la casa en la que mi familia había vivido desde antes de que yo naciera, era un pequeño chalet a las afueras de Madrid. Literalmente hacía más de un año que no venía y el entrar me trajo muy buenos recuerdos. 

-San cariño, vamos a la habitación a dejar nuestras cosas. 

Ambos subimos dejando a mi familia abajo preparando la cena. Me acerqué a mi novio y tomé su mano. 

-Deja de estar nervioso, les encantas. 

-No estoy tan seguro. 

-Deja de decir tonterías. 

Comenzamos a sacar la ropa de nuestras maletas mientras nos reíamos y mientras San curioseaba todas mis cosas de adolescente que aún guardaba en mi dormitorio.

-Así que esta eres tú con 16. 

-Deja de mirar eso, estaba horrible en esa época. 

-No digas tonterías -se acercó a mí y me abrazó por la espalda- eras muy mona. 

-Odiaba que me dijeran eso. 

-Pues aún eres adorable y es lo que más me gusta de ti. 

Sus manos bajaron por ambos lados de mi cuerpo acariciándome hasta llegar a mi barriga y comenzar a hacer cosquillas. Mi risa inundó el lugar y yo solo imploraba para que San parara con lo que estaba haciendo. 

-Para, por favor -mis ojos lloraban de tanto reír y ya estaba cansada de luchar contra San.

Un par de golpecitos en la puerta me salvaron de sus temidas cosquillas. Mi madre estaba en la puerta sonriéndonos. 

-La cena está lista. 

-Bajamos ahora mismo. 

-Os esperamos. 

-¿Ves? te ha sonreído, le caes bien. 

Durante los dos primeros días fuimos con mi familia a dar una vuelta por la ciudad y que San viera lo que no pudo ver en su primera visita. Comimos en una terraza ya que el sol calentaba el ambiente en Madrid. San me compró flores en un puesto en la plaza y me gastó bromas todo el camino. Sabía que mi familia estaba feliz de que estuviera a mi lado. El día antes de la boda mi madre celebró una comida en mi casa para que pudiera ver a Pablo antes del evento. San y él se llevaron bien desde el primer momento y eso me tranquilizó. San era una persona que se hacía querer desde el primer momento. 

WEDDING |San|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora