Birthday present; SeunGyul

II

De eso habían pasado ya varios meses y desde que aquel tipo de situaciones comenzaron a hacerse comunes entre los dos amigos, HanGyul se prometió no permitir que su relación con el mayor fuese más allá de lo físico, puesto que en un principio, era lo que ambos habían acordado. Y es que lo que ellos sentían, se suponía que solo se trataba de eso; o así fue inicialmente. Algo que se había dado debido a la atracción y el deseo mutuo y que no debía pasar de ahí.
Por lo menos era lo que el más pequeño se recordaba una y otra vez cuando SeungYoun se adueñaba día y noche de sus pensamientos. Claro que por mucho que intentase metérselo en la cabeza, su corazón había actuado por cuenta propia hacía ya un tiempo y no parecía tener ganas de obedecer las órdenes que su cerebro repetía cada vez que el más alto estaba frente a él.

¿Pero quién en todos sus sentidos podría limitar sus sentimientos, y más aún, si iban dirigidos hacia alguien como Cho SeungYoun?
Porque HanGyul tenía más que claro que para él, no había nadie más maravilloso que su amigo. Ante sus ojos el moreno era lo más cercano a un ángel que había conocido nunca: dispuesto a levantar el ánimo de todos y divertido como nadie, pudiendo ser a su vez serio cuando la situación así lo requería; talentoso en cualquier aspecto, aunque completamente humilde cuando alguien le mencionaba esto último; cercano tanto a su familia como amigos y siempre preparado para ofrecer una mano a todo aquel que necesitase ayuda. 
Para Lee, SeungYoun era alguien de otro mundo, porque no cabía en su cabeza la posibilidad de que un corriente ser humano pudiese ser la definición de perfecto en su totalidad.
Y claro estaba que teniendo esa imagen del mayor, sus sentimientos habían sobrepasado con creces la línea de lo físico y no tenía ni la más mínima idea de como había logrado mantenerlo oculto; mucho menos sabía como podría seguir lidiando con esto. 

Una vez más, había acabado divagando entre sus propios recuerdos y pensamientos de tal manera que como ya era costumbre durante los últimos días, YuChan tuvo que hacerse cargo de devolverlo al planeta tierra, pellizcando su brazo dado que llegados a ese punto, se había cansado de agitar su mano frente al rostro de su mejor amigo.

— Sinceramente, HanGyul, ¿vas a prestarme atención aunque sea una sola vez en el día cuando estés conmigo? —Cuestionó el actual pelirrojo.

— ¡Lo intento! —El menor trató de excusarse, aún sin atreverse a decir el motivo real por el que acababa ignorándolo sin quererlo siquiera.

Si fuese otro tema a HanGyul no le importaría compartirlo con él, pues confiaba lo suficiente en Chan como para contarle casi todo. Y este caso era especial por el simple hecho de que cuando se trataba de consejos, su amigo era excesivamente honesto y directo y le diría lo que él mismo intentaba negarse, aún sabiendo que era cierto. 
No obstante, era consciente de que llevando tantos años de amistad, YuChan se habría percatado de lo diferente que se encontraba él, y difícilmente lo dejaría pasar durante más tiempo. Y aunque esperaba y rogaba en silencio que fuese más tarde que pronto para poder inventarse algo, el pelirrojo algo harto de lo distante que estaba mostrándose HanGyul, prefirió no dejar más margen y atacarlo a base de preguntas en ese mismo momento.

— Solo asiente o niega, después nos centramos en el tema que sea —Comenzó arqueando las cejas, en espera de que su amigo accediese a contarle lo que pasaba por su cabeza.

HanGyul se limitó a asentir a eso también, ya que no tenía caso seguir diciendo que no pasaba nada y que solo estaba algo distraído.

— ¿DoHyon? —Chan preguntó y aunque él sintió la tentación de asentir, no lo hizo.

Pese a que aquello empezó al haber aceptado que SeungYoun le ayudase a vigilar a un grupo de niños de catorce años y guardase cierta relación con su hermano pequeño, sabía que si le respondía de forma afirmativa, YuChan se iría por un tema completamente diferente y jamás llegarían al nucleo de sus preocupaciones.