Capitulo II. Hemos llegado

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La hermosa joven sonrió al ver a su padre verla con ternura, Kizashi Haruno era uno de los hombres más temidos en Francia, pero ante la vehemencia de su hija era tan indefenso como un ratoncito en las garras de un halcón.

-Veo que te diviertes – Kizashi se acerco a su hija y le entregó una pera a la chica, quien no dudo en tomarla y dársela de comer a su pequeño y consentido cerdo.

-Creí que estarías entrenando a tus hombres.

-Ellos pueden entrenar solos – se encogió de hombros y la chica no pudo evitar reír ante el comentario.

-El tio Minato dijo que necesitan guerreros fuertes, casi tanto como tú para poder combatir contras las tropas de Inglaterra.

-Y así será, las convocatorias están hechas, solo los hombres dignos de un ejército podrán entrar y cuando tu tio los vea, te aseguro cariño que tu tio estará tan orgulloso.

-Tío Minato ya lo esta de ti, Naruto siempre suele decirlo.

-Si Naruto fuera menos imbécil seria un excelente guerrero, no puedo creer que ese idiota vaya a liderar mis tropas.

-Oh papá, Naruto no es tan malo.

-Es terrible, le hace falta disciplina y estilo, es solo un chiquillo mimado, si su madre lo viera.

-Estaría orgullosa de él – lo interrumpió la pelirrosa.

-Si tu lo dices, bueno, podrá ser un bruto pero nadie le ha ganado en combate, es por ello que aún puedo tenerte tranquilamente aquí, soltera.

-Oh papá – la chica ruborizó.

-Eres mi única hija cariño, además fue idea de tu tio, nadie se desposara contigo a menos que derrote a tu primo.

-Idea que tu le diste a tio Minato – se rio la chica.

-Señor – Juugo se acercó e hizo una reverencia – parte de los guerreros han llegado.

-Que ocupen las tiendas de campaña, mañana al amanecer veremos de que están hechos – Juugo al escuchar la orden de su jefe asintió y corrió a dar indicaciones a los guerreros.

Sakura era una joven hermosa por naturaleza, era delicada y bella como una flor, era inocente y tenía un alma caritativa, a pesar de su "título" pues era sobrina del rey e hija del señor feudal de las tierras de Notre Dame, era una mujer de lo más sencilla.

Dado que siempre le gustaba ayudar al prójimo, había aprendido el arte medicinal, Francia era una de las ciudades con mayor plantas medicinales y entonces ella en sus ratos libres buscaba medicamentos y pomadas para aliviar el dolor y curar incluso algunas enfermedades, por ende muchos de los guerreros de su padre acudían a ella para su ayuda después de una pelea, claro que muchas veces solo era el pretexto para compartir un momento con ella.

-Hemos llegado - comentó Suigetsu llamando la atención de los otros dos guerreros.

-Señor, estoy seguro de que no pasara desapercibido el que seamos extranjeros de tan lejos – Kakashi susurró a su señor.

-El decreto decía que buscaban guerreros Kakashi, nunca dijeron de alguna nacionalidad en especifico – Sasuke seguía con el porte imponente que tanto lo caracterizaba.

-Bien excelencia, así será – Kakashi retrocedió un poco, la llegada de los 3 había llamado la atención de entre los ahí presentes, vestían trajes en color azul y negro, lo cual indicaba que no eran de esa región.

-Suigetsu, averigua quien es el encargado e inscribe a los 3 – ordenó el moreno.

-Si Sasuke – el espadachín bajo de su caballo y se dirigió a la entrada del feudo.


El Caballero y la espadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora