Humanidad

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*Narra Spike*

!EIN¡ Maldito perro, ¿donde estás?.

-Adiós papá, voy tarde para la cita.

-Que te vaya bien pequeña, te cuidas.

Ahora si, maldito perro, ven acá.

*Narra Robin*

Bien, acá vamos de nuevo. Un día normal. Papá enojado con Ein, como cosa rara, ¿que habra dañado esta vez?. Cita con la doctora Faye, debo apresurarme, no le gusta que llegue tarde, pero debía ayudar a Ein a escapar de papá. El sol proyectando sombras sobre las mimas casa, los mimos árboles y los mismos idiotas, ¿por qué me los tenía que encontrar justo en este momento?.

-Pero miren quien viene, ¿por qué tan sola mocosa?, ¿donde dejaste a tu bestia?

-Cállate Francis, déjame en paz.

-¿Por qué tan de afán?, ¿se te está agotando el oxígeno?.

Escucho sus estúpidas palabras mientras tropiezo con su pie y veo como mi cara se aproxima al pavimento. Me rodean como una jauría de hienas asechando su presa. Intento levantarme, pero dos de ellos pisan mis muñecas mientras Francis toma el ducto por donde pasa mi oxígeno.

-Respiras, no respiras, respiras, no respiras. Que patético tener que estar pegado a un tanque todo el tiempo para poder vivir, ni siquiera sirves para respirar.

-¡Corre Francis¡, ahí viene.

-¿A dónde van?, la diversión apenas comienza, idio...

Algo me quita a Francis de encima con fuerza, me levanto y veo a mi lindo hermanito sobre el, gruñendo y con ganas de degollarlo.

-Así es Francis, la diversión apenas comienza, así que dame una razón para que Ein no te arranque la yugular.

-Que tal si...

-Callate, era una pregunta retórica estúpido. Ahora serás nuestro sirviente, tendrás que limpiar cada día la mierda de Ein y pagar los posibles daños que haga.

Adios Francis, espero que cuando regrese el patio de mi casa esté limpio.

-Vamos Ein.

Gracias hermanito, ¿qué haces acá?, habíamos quedado en que te quedarías jugando en el jardín mientras regresaba, además no puedes entrar conmigo al hospital.

¡Mierda!, la doctora Faye me va a matar.
Ein, rápido, llévame al hospital.

Me encanta montar a Ein, es un perro enorme y muy fuerte, todo lo contrario a mi, siempre he sido una chica delgada, baja y enferma.

Recorremos a gran velocidad un par de cuadras hasta llegar al hospital.

-Gracias hermanito, esperame acá, no hagas desastres. Mira, una galleta, son tus favoritas, ¿no?, si me obedeces te daré más.

Muy bien, espero que Ein se quede en la entrada.

Maldito hospital es enorme, y correr con un tanque de oxígeno en la espalda no es nada cómodo, además mi estado físico no es muy bueno, así que bien, creo que todo estará en mi contra el día de hoy.

Recorro el laberinto de pasillos hasta llegar la recepción.

-Buenos días señora Larson, tengo cita con la doctora Faye.

-Hola Robin, llegas tarde, además estás toda sucia. No debes quedarte jugando, la puntualidad es muy importante para...

No me quede jugando vieja pendeja, no me hagas perder mas tiempo.

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