Degeneración

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*Narra Robin*

-¡Ein! a desayunar, tu emparedado de galletas está listo.
¡Ein! ¿Dónde estás?

Que extraño, normalmente aparece de inmediato cuando escucha que destapo un paquete de galletas.
Bueno, tal vez quiere jugar a las escondidas.

En la cocina no está, en la sala tampoco. ¡Te encontré!- le digo a un par que arañas que estan bajo mi cama con la intención de sorprender a Ein, pero tampoco se encuentra allí.

Escucho un ruido en el garaje y me apresuro a ver si es Ein.

Tomo impulso para entrar en el garaje de un salto mientras grito ¡Te encontré!. Al caer me resbalo en un charco de baba y caigo junto a Ein.

Lo observo desde el suelo mientras me toco la cabeza. Me levanto de inmediato al ver que Ein no reacciona.
De su boca sale una espuma blanca, por desgracia esta vez no es crema batida.
Pongo su cabeza entre mis piernas mientras lo acaricio y reviso si aun respira.
Me tranquizo al sentir un poco de cálido vapor salir de su nariz. Pongo mi oreja contra su pecho, al parecer su corazón late con normalidad.

Lo dejo solo un momento para ir a llamar a papá.

Busco su numero en mi celular pero este no tiene señal. Camino hacia el teléfono para llamar a casa de la doctora Faye cuando escucho un fuerte ruido en la calle.

Al asomarme por la ventana veo un auto estrellado contra la casa del frente, destrozó todo el jardín y fue a dar directo a la puerta. No alcanzo a ver al conductor, tampoco hay rastro de las personas de la casa o de algún otra persona del vecindario, lo cual me parece bastante extraño por la situación.

A lo lejos se escuchan progresivamente diversos ruidos similares a los ocasionados por el vehículo. Unos minutos después todo el vecindario esta saturado por el ruido de diversas alarmas junto con los estrepitosos choques.

Me dirijo nuevamente hacia el teléfono, intento llamar pero no tiene tono, al parecer no hay energía. Intento encender la luz de la sala pero nada, no hubo respuesta por parte del bombillo.

Un fuerte ruido en el garaje me sobresalta, me apresuro a ver como sigue Ein. Al entrar veo un vehículo que destruyó la puerta del garaje y estuvo a punto de aplastar a Ein.

Observo el interior del vehículo. El conductor se encuentra apoyado contra el manubrio.

Me acerco con cuidado, abro la destrozada puerta y tomo al conductor por los hombros para tiralo con cuidado hacia atrás.

Al parecer aún respira. Pongo mis dedos en su garganta para sentir su débil pulso.

Tiene la nariz totalmente destrozada, de esta salen múltiples gotas de sangre dejando caminos rojos por todo su cuerpo.
De sus ojos también salen unas delgadas líneas rojas, los tiene totalmente abiertos y desorientados.
De su boca empiezan a salir múltiples gotas de baba, que poco a poco se van convertidendo en abundante... espuma.

Me alejo rápidamente e intento levantar a Ein, pero es demasiado pesado para mi.

Voy por su arnés, se lo pongo y lo arrastro poco a poco tirando de él.

El tipo del vehículo empieza a emitir extraños sonidos como gruñidos y lamentos.
Se tira hacia un lado quedando medio colgado de la puerta. Estira sus brazos para arrastrarse hacia nosotros. Araña el suelo con sus ensangrentados dedos mientras avanza con su cabeza pegada a este como un gusano.

Intento mover a Ein con todas mis fuerzas pero él avanza más rápido que nosotros, o más bien menos lento.

Está apuntó de alcanzar sus patas traseras, sigo tirando de Ein para tratar de evitarlo, pero no lo consigo.
Toma su patita y se la lleva a su boca.
Busco rápidamente la caja de herramientas de papá, tomo la llave inglesa y lo golpeo con todas mis fuerzas (que no es que sean muchas) en la cabeza y efectivamente no fue suficiente para dejalo inconsciente.
Por el contrario creo que lo desperté un poco más, ya que se empezó a poner lentamente de pie.
Logra dar dos pasos en mi dirección para luego caer estrepitosamente sobre mi.
Su gordo cuerpo me aplasta dificultando mi respiración (pues más de lo normal). Agarro mi tanque de oxígeno y lo golpeó varias veces en la cabeza, él en respuesta agarra mi cuello con fuerza. Continuo con los golpes gasta que mi visión se pone borrosa, el tanque se resbala de mis manos y...

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