El hombre y el perro.

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Una mujer corre. 

Sus botas oscuras y viejas derrapan entre los vidrios rotos del piso; mira sobre su hombro aterrada y reconoce al animal feroz que la sigue cuando cruza la esquina por la que ella acaba de salir, voltea al frente asustada y sin poder evitarlo se da de frente contra un poste a medio caer, mientras se levanta y corre siente el dolor intenso del golpe, pero no es eso lo que hace que casi se orine del miedo. Su máscara de gas ha salido volando del golpe. Chilla aterrorizada. Aunque consiga huir sabe que está muerta si no se la pone en los próximos 30 segundos. 

Se agacha esquivando el salto del animal deforme que la persigue; babeante, hambriento. Se arrastra intentando localizar su máscara y echa a correr mientras las cenizas que caen como nieve perpetua le nublan la visión.

-¡Maldita sea!- logra gritar antes que el monstruo de dientes chuecos se ponga en marcha tras ella de nuevo.

Corre contando en su mente "28", toma un viejo cartel que reza Stop del piso y se lo logra encestar en la cabeza a la rata gigante antes de que le agarre la pierna en un mordisco "27", Su respiración se hace cada vez más difícil y su corazón comienza a latir desbocado "26". Corre con todas sus fuerzas en círculos cercanos a donde ella cree ha caído su máscara, la rata ruge furiosa "25"  y la sigue.

¿Dónde está la maldita máscara? Grita en su mente con su vista fija en cada rincón "24", el animal le lanza un zarpazo y ella lo esquiva aun corriendo "23", los ojos le pican por los gases y vapores venenosos, casi no puede ver bien "22", llora y no sabe si por el dolor en los ojos o porque ya se sabe perdida "20", sigue corriendo mientras le pide a un Dios del que oyó hablar a su madre hace mucho que la salve "19", siente un dolor agudo en la pierna, y antes de que se dé cuenta es lanzada por el aire "18", el animal le ha alcanzado, alza las manos frente a su rostro en un intento desesperado para que la bestia no le arranque la cara de un mordisco "17", le oye rugir victoriosa.

La mujer llorar. -¡Por favor!- chilla, no le pide clemencia al animal, ella sabe que entre los edificios abandonados que la rodean deben haber personas escondidas.

Huele el aliento putrefacto de la rata ¿a cuantos se ha comido?  "16". De la nada siente un peso sobre ella caer de golpe que le saca el aire. "15", No puede respirar, se desespera no quiere morir, ¡no quiere morir!. Usa la poca fuerza que tiene para empujar apenas unos centímetros el peso sobre ella y siente cómo sus pulmones se llenan de gases contaminado tras una gran bocanada de aire, grita de terror aun con los ojos cerrados "14"

Un disparo y luego el aullido de un perro.

La mujer abre los ojos, la rata está muerta sobre ella, empapándola en sangre. A solo algunos metros se encuentra un hombre con un rifle militar, apuntándole, porta una de las máscaras antigás más nuevas, lleva uniforme de soldado (algo que hacía muchísimo que ella no veía) y junto a él un perro que, también lleva chaleco camuflado y máscara antigás. Están ahí observándola.

Ella levanta la cabeza de golpe y busca su máscara con la mirada. ¿En cuánto va el conteo?

Ya se le dificulta respirar lo suficiente para que moverse sea una tarea titánica.

Se quita el animal sobre ella con esfuerzo, es increíblemente pesado.

La mujer se arrastra hasta alejarse del animal contaminado, la pierna le duele.

El hombre levanta la mano y señala a su izquierda, ella sigue con la mirada la trayectoria. Entre dos escombros, casi escondida se encuentra su salvación: la máscara.

Intenta levantarse y siente cómo su cuerpo falla, la pierna se le tuerce en un ángulo extraño, un grito desgarrador le brota de la garganta. Está rota.

-Ayúdame- suplica al hombre y este levanta una mano, con todos sus dedos extendidos, sin moverse más que eso, el perro se mantiene quieto, estático junto a él, como una estatua. 

¿Le está pidiendo que espere?, ¿eso qué significa?

Uno de los dedos del hombre baja, ahora solo muestra 4 dedos de su mano.

-Por favor, ayúdame- suplicó de nuevo la mujer, señalando hacia su máscara, ya no puede más, le empieza a sangrar la nariz.

El hombre baja otro dedo, ahora solo muestra 3.

-¡por favor!- grita y al hacerlo escupe tres de sus dientes horrorizada.

¡No quiero morir, no quiero morir!  se repite en su cabeza como una mala canción.

El hombre baja otro de sus dedos y ahora solo muestra 2.

Ella lo entiende, siente como un vacío inexplicable le llena el cuerpo. 

Lo mira, a pesar de todo ha sido el único que salió en su rescate y se siente agradecida por ello, le entiende, de verdad lo hace.  Y observando fijamente al hombre; ella se da un toquecito con el dedo índice en medio de la frente perlada de un sudor súbito. Él asiente a lo lejos.

La mujer mira por última vez lo que le rodea, ¿Puede existir un lugar más gris y triste? 

Observa la ceniza acumulada en el piso y se imagina que es nieve, se ve a sí misma estrujando los copos frios y humedos, corriendo entre pinos altos y verdes. Sonríe en su mundo de maravilla. Muy en el fondo cree que si muere pensando en eso vivirá eternamente ahí.   

El hombre baja otro dedo y ahora solo deja uno apuntando al cielo, acusador. Desalentador...

Ella cierra los ojos, sintiendo como su cuerpo empieza a vibrar por las mutaciones que empiezan a deformarla.

El hombre dispara y la bala atraviesa en medio de la frente, justo donde ella le ha señalado y, deja un gran hoyo detrás de su cabeza. 

La mujer cae inerte al piso, aún humana, con una expresión de alivio en el rostro que se borra poco a poco mientras su rostro se vuelve flácido. 

El perro aúlla, de forma dolorosa al cielo eternamente nublado, otra pérdida para la humanidad.

Y sin embargo nunca hubo nada que hacer...

- Vamos Hiro- dice el hombre con la voz trémula, el perro da una última mirada atenta a su alrededor y regresan al metro subterráneo. 

La cuarta Guerra (libro 1: extinción)Where stories live. Discover now