La cuarta guerra empezó hacía ya cuatro años, y había arrasado con más del 63% de la población mundial, para estas fechas sobre gobiernos y estados no se sabía nada.
El teniente Wyatt había abandonado su puesto en la guerra para correr a su ciudad natal Metro-ciudad a cuidar de su gente en el momento en que sus mensajes no fueron contestados más por el alto mando. En realidad ya no era Teniente pues era un desertor, pero el nombre se le había quedado.
Wyatt Moxley había nacido y crecido en Metro-ciudad, aunque nadie había conocido a sus padres. Él era un hombre de honor y el servicio militar era su vida, pero una vez se le informó de la precaria situación en la que se encontraba su hogar con casi toda su gente diezmada, y sumado a eso la desaparición completa del alto mando, se preguntó si valía la pena matar en una guerra sin sentido a la poca humanidad que quedaba en la tierra. La resolución inequívoca de que hacía algo mal le golpeó en el rostro con fuerza: En vez de matar debía salvar.
Ese mismo día le había avisado a los que quedaba de su compañía (Apenas unos 5 hombre) que se marcharía. Se paró frente a ellos, dejó su arma al lado y alzó los puños mientras le daba la orden a Hiro (su perra) de no mover ni un musculo "Si alguien cree que debe detenerme este es el momento, soldados" había dicho tan solemne como solo él podía sonar, aún cubierto de mugre y sangre se veía como un gigante invencible.
Pedro Allana fue el primero en levantarse, ponerse firme, saludar y exclamar "Iré con usted Señor" los cuatro restantes hicieron lo mismo. Todos con un pensamiento en mente: Si estoy vivo es gracias a él.
De la guerra que antes había sido brutal y agresiva, apenas ahora quedaban un puñado de hombres esparcidos en una ciudad y otra llenos de rencor, escondidos con armamento químico, dispuestos a matar por un país que ya no existía desde la tercera guerra mundial, la misma que había dejado al planeta en el estado que se encontraba.
El teniente y la compañía Bravo partieron apenas se alzó el alba con Hiro como guía. Todo el camino fueron rescatando civiles, ayudando a las pocas ciudades que aún existían, controlando monstruos que jamás habían visto. Fue así que la fama del teniente y su compañía había llegado a todos lados como la ceniza. La mitad de las 40 ciudades subterráneas que quedaban en el mundo habían oído hablar de la compañia Bravo y su Teniente Wyatt, de los héroes que viajaban en busca de personas y las llevaban a la ciudad más cercana.
El viaje que debía tomarles 30 días con descansos, les tomó un año. Y una vez restablecido el orden en Metro-ciudad, el teniente Wyatt había partido de nuevo dejando a dos de sus hombres custodiando la ciudad mientras él regresaba a su misión: Salvar la humanidad.
Entre las cualidades indiscutibles que tenía el Teniente Wyatt existía la que pocos se atrevían a decir en su presencia: Era el tipo más extraño que alguna vez piso Metro-ciudad.
No solo era el hecho de que tenía un perro ¿Quien demonios tenía un perro? ¿Acaso existían más perro además de ese? ¿De dónde lo había sacado? También era que nadie había visto jamás su rostro por completo, aun cuando se quitaba la máscara antigás al entrar a los filtros de Metro-ciudad siempre llevaba puesta otra cosa que le cubría la nariz y la boca, además estaba aquella persona que venía a verlo cada tanto y traía civiles; completamente cubierto de pies a cabeza. Algunos más valientes y creativos afirmaban que era un robot, pero eso era imposible pues la inteligencia artificial había sido erradicada por completo a finales de la tercera guerra mundial tras la sospecha de que habían sido las máquinas quienes habían empezado la guerra y no el hombre, para principios de la cuarta los robots eran cosa del pasado, pero nadie podría probarlo y nadie quería hacerlo porque a pesar de sus muchas rarezas el teniente Wyatt y la compañía Bravo habían sido los únicos que se quedaron a defender Metro-ciudad. El agradecimiento podía más que la curiosidad, por lo visto.
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La cuarta Guerra (libro 1: extinción)
Ficção Científica"No se como será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas." Albert Einstein