Capítulo único

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Por muchos años he viajado...

Es extraño.

Es una emoción ambigua. Siento como si corriera, desplazándome por la variedad de lugares que contiene este bello mundo, saltando y divirtiéndome como nunca. La ráfaga de energía que vitaliza cada poro de mi alma es abrumadora e idónea para mi constante paso.

Soy rápida, ágil, evito a mis depredadores porque necesito algo.

Necesito ver, lo necesito a el.

Necesito verlo a el.

... Y ahí se encuentra.

En una roca sentado como cada año, cada que la luna tocaba el cielo iluminado por las estrellas. El venía.

Eso llamaba especialmente mi atención porque al momento en que el sol se asomaba. Llenando de color la penumbra que cubría la montaña. El estaba en el instante en que las luces tocan la tierra.

Y no me refiero a la luz del vigorizante sol.

Luces de color azul electrizante, tan colorida como el mar limpio y las aguas preciosas de un río o un lago bien cuidado, descienden hasta tocar la cumbre de la montaña que aún no es invadida por la nieve. Son hermosas, hipnotizantes y remueven cualquier corazón capaz de sentir.

Sin embargo, esas luces no movían el mío.

El si lo hacía.

A paso lento me acercaba para cerciorarme de que daño no me haría. Empero, al llegar junto a el estaba segura que no lo iba a hacer.

Porque en ese momento recordaba todo.

Recuerdo sus caricias, el tono dulce al usar cuando se dirigía a mi y rememoraba esa mirada tan amorosa que me brindaba.

Es el.

Año tras año viniendo a mi sabiendo que solo de esta manera puede verme. Era el pensamiento que cada vez que me aproximaba a tu ser, me hacía soltar silenciosas lágrimas que desaparecían sin más al bajar por mis mejillas, y esa palabra que muchas veces te dedicaba florecía tanto de mis labios como en mi corazón.

"Te amo"

Se escuchaba armonioso, incluso más cuando una sonrisa se extendía en tu rostro y me estrechas en tus brazos para responderme un "yo también"

Oh, como extrañaría tu voz si tan solo no olvidara la vida de la que fui arrancada.

¿Por qué no recuerdo nada y este único día si? No lo entiendo, pero tus cálidos brazos que me envuelven eran suficiente para no preguntar.

Tu calidez me abruma.

Las luces en el cielo cambiaban súbitamente de color, tomando un matiz distinto, era como el color del fuego. Y de aquella luz, todos aquellos que eran como yo descendían a corretear alrededor nuestro e incluso los sonidos animales resurgen como un rito donde sus voces se mezclaban en un coro bellísimo.

Los colosales mamuts, los majestuosos osos pardo, los raudos caribú saltando de un lado a otro, rodeándonos y el precioso águila en lo alto más allá de nuestras cabezas. Todos ellos eran los espíritus que cuidaban la paz en estas tierras.

Me encantaría detallar todo, empero no puedo. Miro tus ojos brillosos observarme con amor y anhelo, que me distraigo fácilmente. Mirarlos era mi cosa favorita en el mundo, y hasta ahora mi alma no deja de hacérmelo saber cada que los veía.

No obstante, algo se sentía diferente.

Y al mirar detrás de ti me pude dar cuenta...

Explicar lo que vi era confuso.

No niego que la confusión en tu rostro también era inexplicable. Seguramente que me vieras sonreír te dejó perplejo. Y más cuando tomé tu rostro y besé suavemente tu frente.

Lo que dije en ese momento te hizo llorar, y te abracé sin pensarlo para consolarte.

"Por fin eres feliz mi amor"

Me separé sin más preámbulos de tu ser y te sonreí como nunca. No sé qué fue lo que te hizo acercarte y pretender que te abrazara por más tiempo, pero no me negué para nada a ello.

"Perdón" fue lo que me respondiste, y te di una palmada en la espalda haciéndote saber que me había molestado.

"Desde que yo no estoy en tu mundo, tu decidiste ser infeliz, por ende yo igual lo estaba y ahora que te veo así... Créeme que nada me puede dar más paz que esto"

Mis palabras nuevamente te hicieron llorar y yo a paso lento me fui alejando con las luces que me seguían. El canto iba cesando paulatinamente mientras caminaba, sabiendo que era hora de mi partida.

Mire una última vez a tu dirección y verte ir a abrazar a tu acompañante hizo que la eternidad terminara por colapsarme.

Sé feliz... Amor mío, ese fue siempre uno de mis deseos ocultos.

Y se a cumplido, por fin.

***

Portada hecha por AliceCookies_8

¡Muchas gracias mija!

Las luces que tocan la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora