Ya ha pasado un tiempo en el ángel Aziraphale y el demonio Crowley detuvieron el Armageddon. Ahora estos intentan llevar una vida normal, pues desde años pasados crearon un amor hacia tener una vida humana o casi humana.
Ya había pasado dos semanas desde que Aziraphale se propuso tanto hacer ejercicio como comentarle a su mejor amigo que haría cambios en su vida al experimentar cosas nuevas.
«Solo una vuelta más...»
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Correr por las mañanas era parte de la nueva rutina del ángel, la cual practicaba justo en ese momento. Ha sido bastante pesado para él, confirmando que en verdad no tenía condición física.
Cuando terminó con esa última tercera vuelta, el rubio se acercó a una banca para sentarse, tenía la respiración agitada y casi todo su cuerpo sudaba descontrolado.
- Que pesado es esto -Comentó fatigado, pasando su mano por su frente para limpiase el sudor- ¿Por qué no se puede perder peso más rápido? -Miró como un grupo de corredores acostumbrados al ejercicio daban su quinta vuelta sin señales de ahogamiento. Soltó un suspiro y prefirió ver a otro lado.
«No te rindas Aziraphale, tu deseas este cambio»
Aziraphale se levantó de la banca y bajó el cierre de su nueva sudadera deportiva, la cual tenía unas adorables alas en la parte de la espalda. Definitivamente esa chamarra era perfecta para él. Con las piernas adoloridas se marchó hacia su casa con fachada de librería, tomará varios días para que su cuerpo logre acostumbrarse esa actividad física.
«¿Qué hay de malo con adelgazar milagrosamente?»
En el camino pasó por una tienda de ropa donde en los escaparates se podía ver a los trabajadores acomodando las prendas en los maniquíes. Los modernos conjuntos por supuesto que llamaron la atención de Aziraphale.
«Podría intentarlo...»
El rubio entró a mirar con mucha curiosidad, creía que podía hacer un ligero cambio en su estilo a pesar de que él estuviera acostumbrado a lo formal. Probablemente termine pidiendo ayuda a un empleado, solo espera que este sea amable mientras lo guía al camino de la moda actual.
Por otra parte, Crowley se encontraba en su casa. Sentado en un sofá de cuero, teniendo un par de latas de refresco ya vacías y aplastadas a un lado, también había bolsas de frituras y obviamente lo más importante, una botella de vino a la mitad. Llevaba rato viendo una película de romance, realmente no es su género favorito, pero está investigando como conquistar a ese ángel hermoso que tiene de amigo.
«No aceptaré otro "vas muy rápido para mí". No ¡por Satanás que no!»
Sentía que debía ver cada detalle que hacía que la protagonista cayera rendida a los pies del sujeto. Imaginaba que si llenaba su cabeza de eso podría obtener una super idea para conquistar a Aziraphale. Cree firmemente que al ángel le gustan esos detalles, esos que están llenos de amor, planeación y que al verlos derramas miel por todo el cuerpo. Al principio su intención de ver una tras otra ese tipo de películas tan cursis y predecibles fue muy forzada, pero al segundo día haciéndolo Crowley ya estaba enganchado.