Capítulo 2

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El resto de la tarde fue muy complicada para mí, no podía dejar de pensar en Janna, cuando me bañaba, cocinaba o mientras trataba mis heridas, siempre estaba en mi cabeza.

—Janna, eres tan dulce, tan amable, pareces inalcanzable, eres perfecta......perfecta, y decides estar con alguien como yo, pero aun así, ella me quiere, pero dijo que le encantaban los seres fantásticos, me querrá por quien soy? O solo por como soy? Lo iré descubriendo— me coloque hielo en las heridas y me puse a pensar en lo que pasó antes de ir a la casa— no debo preocuparla, estas heridas debo esconderlas, no debe de saber.

Me dormí, pasó la noche y llegó sábado. Una mañana de lluvia, ideal para quedarse en casa, pero para mí no. Me aliste y con un paraguas fui al trabajo; obtuve un trabajo de medio tiempo los sábados como camarero en un pequeño restaurante, inicio temprano y no tengo tiempo para desayunar. Mi jefe me mandó a limpiar las mesas y el piso, siempre terminaba cansado, no me esperaba que alguien llegara a comer con esta lluvia, pero alguien entró al restaurante.

—Disculpen la demora, con esta lluvia casi ni podía venir.

—Janna!?

—Hola Oni! No sabia que trabajabas aquí. Es mi primera vez trabajando.

—Bien...— mi cara se ruborizó, mi corazón palpitaba muy fuerte, sentía que se me iba a salir, no sé porqué me pasó eso, dejé de hablar con ella y seguí haciendo mi trabajo.

A pesar de la lluvia, gente venía a comer, todo siempre era atareado, somos en total 3, el chef, Janna y yo. Llevaba la comida y Janna se encargaba de limpiar, mi estómago rugia, era normal, no desayuné y estaba rodeado de olores deliciosos; eso era lo de menos, mi estómago se revolvía pidiendome comida, era insoportable, casi deje caer un plato por eso, fui al baño y me calme un poco.

—Oni, pasó algo?

—No....estoy bien, tranquila.

Logré hacer que Janna se fuera y me quedé esperando a que los ruidos se fueran. Al rato salí y volví a trabajar, terminé la jornada y era hora de comer antes de trabajar otras 2 horas.

—Tienes algo para comer Oni?

—No....pero estoy bien..

—Toma, espero te guste— me dio un sándwich y lo empecé a comer, contenía las lágrimas y comí en silencio.

Volvimos a trabajar y acabamos la jornada. Caminé a casa con mi paraguas y Janna me llamó.

—Oni, quieres caminar juntos de nuevo?

—Si-si...— mi cola se alzó de repente y logré esconderla, volví a sentir ese mismo sentimiento que tuve en la casa.

Caminamos hasta el mismo cruce, pero en vez de ir cada uno a su casa Janna me acompañó a la mía.

—Oni, sino es problema, me puedo quedar en tu casa? Mi paraguas se rompió.

—Si, no hay problema-mi cola se meneaba como un perro y mis orejas se alzaron.

Caminamos hasta mi casa y la dejé entrar. No vivo en un casa grande, la cama estaba casi al lado de la puerta de entrada, un televisor un poco viejo encima de un tocador, una puerta que lleva a la cocina y otra al baño.

—Tu vives en este lugar tan pequeño?

—Si, el sueldo del trabajo y el dinero que recibo del gobierno no son lo suficiente para cubrir gastos de una casa grande.

—Por que no pides un aumento por parte del gobierno? O aumento en el trabajo por necesidad?

—No....no se como hacerlo, y me da un poco de vergüenza salir del pueblo.

Amor de diferentes mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora