Corrí por el bosque desconsoladamente con mis pulmones a punto de estallar, a mi paso dejaba árboles torcidos y ramas rotas que para nada facilitaban mi camino, pero eso pasa cuando me oprimen por mucho tiempo, exploto al igual que todo a mi alrededor.
Corrí durante unas horas, y luego de pasar el tiempo sola en donde lo único que podía ver era la luna, las estrellas, árboles y bichos ocasionales, me senté encima de una roca y saqué un pequeño contenedor en el que había guardado comida, unos guisantes del almuerzo anterior y media botella de agua.
Luego de comer, mis párpados comenzaron a pesar, estaba titiritando a causa del frío y necesitaba dormir con urgencia, así que intenté canalizar toda mi fuerza para encender una fogata, me concentré, intenté subir mi mano, intenté mentalmente, intenté con lo ojos abiertos y con mis ojos cerrados también, nada.
Al final terminé encendiéndola manualmente con unas ramas secas. Finalmente agarré un poco de agua que me quedaba y lo apagué.
Con una gran rama y una cobija, había hecho una tienda de acampar provicional, por lo que pude dormir tranquila una noche acomodando otra cobija como sábana y un chaqueta como almohada. A la mañana siguiente, abrí los ojos esperando el molesto cántico de algunas de las hermanas pero no pasó, seguía sola a mitad de la nada, así que guardé todo, y emprendí el viaje nuevamente.
Mi alegría no había durado mucho ya que se me empezaba a denotar el leve cansancio de tanta caminata, y después de aproximadamente media hora luego, encontré un claro, sí, un claro, ya que debido a la espesura de los árboles, a pesar de ser de día, había una profunda oscuridad. Caminé con afán, por lo que unos pocos segundos después pude mirar lo que probablemente fue lo más glorioso en ese momento.
"La gasolinera de Jerry"
Se podía leer desde una distancia prudente, y a mí, (pensando más con el estómago que con la cabeza), se me ocurrió la idea de actuar como huérfana, porque seamos sinceros, ¿qué acaso no lo era?
Entré con la mirada más desamparada que pude arrastrando los pies, miré al vendedor y tragué en seco, sin decir ni un sola palabra, luego señalé mi boca y puse la mirada más triste que tenía, el vendedor con una mirada de despreció señaló un viejo cartel que decía "reservamos el derecho de admisión"
-Vete- movió su mano en señal de que me fuera por la misma puerta por la que entré, pero negué y susurré...
-Por favor...- con extremo cuidado.
Eran las 12: 05 p.m con 8 segundos según el reloj.
-Mira, Annie la huérfana habla- dijo y yo cambié mi expresión a una seria- mira niña, yo también tengo hambre, ahora vete- yo subí mi mano dispuesta a matarlo, porque la verdad no me importaba... el tiempo enmpezó a retroceder lentamente...
-Carl Roberts, dos hijas, una bella esposa, vive de esta pequeña tienda al norte de Vera, ¿en serio quieres aseinarlo a sangre fría?- dijo una voz desde un lado de la tienda.
-Debió pensar eso antes de hablarme así- le respondí.
-Tú lo engañaste- dijo él, levanté mi mano para lastimarlo pero solo obtuve una rara niebla a cambio.
-Es una ilusión, ese mi poder, lo bueno de tenerlo, es que puedo ver más allá de una fachada, detrás de ese hombre con problemas de sobrepeso que parece que no se ha bañado en 2 días- miró con asco- está un hombre con una familia esperándolo en casa, ahora vuelvo a preguntar... ¿en serio lo quieres asesinar?- yo negué.
-Bien- dijo y todo volvió a la normalidad pero con una diferencia.
Eran las 12: 05 con 4 segundos en el reloj
-Mira, Annie la huérfana habla. Mira niña, yo también tengo hambre, ahora vete- pero a mitad del comentario que ya había escuchado, salí de la tienda.
Caminé con paso fuerte y firme de esa tienda, me arrepentía de hacerle caso a ese muchacho, en parte tenía razón, pero yo tenía un punto más grande a mi favor, tenía hambre.
Al levantar mi cabeza, ví algo que me sorprendió, era el mismo chico de la tienda con una bolsa de papel frente a mí.
-Cariño, la cena está servida- dijo y entrecerré mis ojos.
-Aléjate- le espeté.
-Pero tienes que comer- dijo apareciendo un poco más adelante de repente.
-Deja de hacer eso- dije seria y con ganas de asesinarlo.
-Vamos a viajar, así que no quiero que te de algo por no comer, sé que me veo fuerte pero no te puedo cargar tanto tiempo- él sonrió.
-No, viajo sola- le quité la bolsa de las manos y la abrí para sacar lo que era una bebida color azul y unas papas fritas.
-Vamos, al igual que tú, estoy solo contra el mundo- dijo con dramatismo.
-Vamos, puedo ser útil- rogó.
-Hay unas cuantas condiciones, 1 yo soy la líder, me haces caso a mí- espeté.
-Podrías ser más humilde- bufó.
-Tómalo como quieras, solo quiero que sepas que yo tomo el control de la situación- dije.
-Ok-
-2 todo se comparte la comida y todo en general, no te acomodes que al igual que tú no tengo donde vivir ni donde dormir-
-Ok- asintió -y... ¿cómo te llamas?-
-Eagle- respondí.
-Me gusta- dijo -me llamo Morfeo-
-Un placer- dije.
-El placer es todo mío, madame- dijo él.

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La Liga VXZ.
Ficção GeralVeo el reloj. Tik... Tak... El tiempo vuela. Mi respiración es un desastre. Tik. ¡NO ENTRARÉ AHÍ DE NUEVO! Tak. Mi cara se siente pesada y las lágrimas recorren mi desordenado rostro y teminan en mi boca dejando un sabor un tanto salado en la misma...